Las gestiones que comenzaron hace seis meses para llevar ante la justicia de Holanda a dos libios sospechosos del derribo del vuelo 103 de Pan American en 1988 sobre Lockerbie, Escocia, parecen próximas a su fin.
Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) confían en que Trípoli entregará pronto a los dos hombres.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo el martes que esperaba una respuesta sobre las propuestas para juzgar a los sospechosos, Abdel Basset al-Megrahi y Lamen Khalifa Fhimah, "dentro de una semana".
El portavoz de la ONU, Fred Eckhard, agregó que Annan estaba "muy animado" por las posibilidades de que se celebre el juicio luego de que mediadores sudafricanos y sauditas aseguraron al gobierno libio que Al-Megrahi y Fhimah tendrían un juicio justo.
Rihad Massoud, enviado adjunto en la embajada de Arabia Saudita en Washington, informó a Annan que el gobierno libio estaría por fin dispuesto a aceptar el juicio en Holanda para sus dos ciudadanos.
Esta aceptación llegaría seis meses después de que la idea, originalmente propuesta por estados africanos, fuera aprobada por los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Libia había aprobado la idea de un juicio en un tercer país neutral, como Holanda, cuando la Organisation de Unidad Africana lo recomendó como alternativa a un juicio en Gran Bretaña o Estados Unidos, países a los que pertenecían la mayoría de las 270 víctimas del atentado con bomba sobre Lockerbie en 1988.
Sin embargo, los dos países desecharon la sugerencia.
En agosto, al no haber perspectivas de un juicio en Estados Unidos o Gran Bretaña y luego de que las leves sanciones de la ONU impuestas contra Libia en 1992 chocaran con oposición en Africa y el mundo árabe, los dos países occidentales cambiaron su postura.
Tanto Washington como Londres apoyaron un juicio en Holanda, presidido por un juez y un jurado escoceses, pero el embajador de Libia en la ONU, Abuzed Dorda, describió el plan como "miel con una dosis de veneno".
El gobierno de Mohammar Gadafi está preocupado de que los sospechosos, de ser hallados culpables, sean encarcelados en Gran Bretaña y no devueltos a Libia, y de que el juicio pueda ser utilizado para involucrar a otros funcionarios libios en el atentado.
Funcionarios de la ONU, inclusive el subsecretario general para asuntos legales, Hans Corell, lucharon en las últimas semanas para convencer a los funcionarios libios de que los sospechosos recibirán un trato justo.
Aunque la ONU afirma que no modificará el acuerdo angloestadounidense, diversas fuentes afirman que la organización mundial está dispuesta a prometer que supervisará las condiciones de los sospechosos si se los encarcela en Gran Bretaña en caso de ser hallados culpables.
Luego de la mediación del presidente sudafricano Nelson Mandela, que viajó varias veces a Trípoli para asegurar a Gadafi las ventajas del trato, así como a Arabia Saudita, los funcionarios de la ONU confían en que pronto se llegará a un acuerdo sobre la entrega de los sospechosos.
Libia pretende llegar a un acuerdo rápido para que se levanten las sanciones de la ONU, que incluyen una prohibición al transporte aéreo y a la importación de maquinaria y repuestos relacionados con la explotación y el transporte de petróleo.
Los funcionarios de la ONU afirman que, una vez que Trípoli entregue a los sospechosos, las sanciones pueden suspenderse y levantarse de inmediato si Annan informa al Consejo de Seguridad de la ONU que Trípoli no apoya el terrorismo internacional.
Pero si Libia retrasa las cosas más allá de este mes, los funcionarios estadounidenses insisten en que tratarán de imponer sanciones más severas sobre Trípoli, incluso un embargo petrolero.
Esas medidas podrían ser difíciles de apoyar para un Consejo de Seguridad cansado de sanciones, a menos que Libia sorprenda a sus defensores rechazando por completo un juicio en Holanda. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/at/mj/ip/99