INDONESIA: Año nuevo poco feliz para la comunidad china

Los chinos de toda Asia preparan los festejos para recibir el nuevo año lunar que comenzará este martes, pero los indonesios de origen chino esperan la fecha con una mezcla de esperanza y temor.

Este sería el primer año que los indonesios de origen chino podrían celebrar libremente, dado que la dictadura de Alí Suharto, que había prohibido la celebración pública de las festividades chinas, acabó el año pasado.

De hecho, la tradicional danza china del dragón, prohibida durante tanto tiempo en Indonesia, se realizó el 31 de enero en Yakarta en una gran fiesta.

Pero la violencia perpetrada el año pasado contra los chinos, que incluyó violaciones a mujeres y niñas, hizo que la comunidad viva en perpetua tensión. Y desde entonces, el blanco de todos disturbios del país fue esta colectividad, que cuenta con muchos cristianos.

Algunos hogares fueron atacados. Algunos grupos atacaron la semana pasada a unos chiqueros situados en el cinturón de Yakarta. Los cerdos, básicos en la dieta china, son impuros para los musulmanes, que constituyen la mayoría indonesia.

Los seis millones de chinos indonesios observan con creciente nerviosismo la ola de hostilidad racial que cunde en un país sometido a la crisis económica.

Los chinos son alrededor de tres por ciento de la población de Indonesia, que tiene 200 millones de habitantes y donde 87 por ciento son musulmanes. De hecho, este país tiene la población musulmana más grande del mundo.

La hostilidad en estos tiempos de crisis económica mundial que tiene uno de sus epicentros en Indonesia tiene su raíz en el supuesto el protagonismo económico de los chinos.

Medios de comunicación indonesios suelen afirmar que los chinos poseen 70 por ciento de la riqueza nacional, pero los expertos aseguran que no existen fuentes para respaldar estas afirmaciones.

La mayoría de los chinos se sintió poco reconfortada por las últimas declaraciones contradictorias de los funcionarios del gobierno, las fuerzas armadas, los dirigentes de los partidos políticos y las organizaciones civiles.

Amien Rais, líder musulmán y candidato a la Presidencia por el cada vez más popular Partido del Mandato Nacional, prometió que de llegar al gobierno terminará con la discriminación hacia los chinos. Prometió también que habrá chinos en su gabinete, como hizo el fundador de la Indonesia moderna, Ahmed Sukarno.

Muchos chinos siguen preocupados, sin embargo, y dijeron que Amien no fue siempre tan tolerante con los chinos y los cristianos.

Otros políticos, en cambio, declararon abiertamente su odio, como el líder del Partido de la Luna y la Estrella, quien en una entrevista que concedió a Newsweek acusó a los chinos cristianos de ser el origen de todo los males del país.

Según las leyes de Indonesia, los indonesios chinos no pueden utilizar sus nombres chinos. Tienen cédulas de identidad marcadas y se les restringe el festejo en público de costumbres como el año nuevo lunar.

Casi todos los documentos oficiales requieren a los ciudadanos indonesios información sobre su religión y su origen étnico, lo que es utilizado para cometer abusos por parte de funcionarios públicos, e incluso por parte de las universidades que establecen cuotas de cupos para estudiantes chinos.

Más 20 millones de personas integran las comunidades chinas del sudeste de Asia, esparcidas en Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia, donde comenzaron a establecerse desde el siglo pasado.

Aunque los chinos están integrados a sus países luego de tantos años de convivencia, se los percibe como grupo que practica discretas manipulaciones políticas y que actúa con nerviosismo al sacar su capital de los países cuando hay indicios de problemas.

Pero esta actitud se relaciona con la historia de los chinos, que no han tenido una vida fácil en el sudeste asiático. El gobierno de Indonesia, por ejemplo, reprimió a esta comunidad en los años 50, lo que obligó a muchas personas a retornar al lugar de origen de sus familias en China.

Los chinos fueron parte importante de los cientos de miles de víctimas que se causó la ola de violencia posterior al golpe de 1965, que más adelante permitió la llegada al poder en Jakarta del presidente Alí Suharto.

La inseguridad que recrudeció este año hizo que algunos chinos se fueran a celebrar el año a otro lado. Algunos van a China, donde tienen algunos negocios que atender, y se quedarán allí hasta bien entrado el año del conejo.

Algunos chinos de clase media visitan Singapur, o envían a sus familias a ocuparse de los negocios allí. Pero, como ya es costumbre desde hace casi un año, Hendra tiene su documentación y la de toda su familia al día, por si tiene que huir de Indonesia.

Hendra dijo que emigrar sería demasiado caro para él. "Perdí la oportunidad de beneficiarme del CAN, y ahora quedé atrapado aquí", bromeó, aludiendo al acrónimo indonesio que refiere a corrupción, amiguismo y nepotismo.

Este nuevo año lunar no tiene ningún significado para él, no sólo por la inseguridad que vive.

"Como cristiano, y luego de 30 años de matanza cultural, jamás celebré el año nuevo. Solemos pasar la víspera con otras familias y preparamos muchos 'angpao' (sobres rojos con dinero nuevo) para los niños. Eso es todo. Ni siquiera vi, en mi vida, la famosa danza del dragón", dijo.

Al margen de los chinos budistas, que irán a los templos a rezar por el nuevo año, el resto mantendrán la discreción.

Esta actitud no es nueva para los indonesios de origen chino, que durante mucho tiempo hicieron del año nuevo lunar un asunto más bien privado, familiar, antes que una actividad cultural pública.

El año nuevo implica para los chinos de Indonesia nueva vestimenta, limpieza general del hogar, cenas familiares, visitas al templo y a los ancianos de la familia y, para deleite de los niños, billetes nuevos de dinero dentro de sobres rojos para la buena suerte.

No hay grandes fiestas y mucho menos vacaciones generales.

Susi, gerenta de una empresa, piensa celebrar el año nuevo como siempre, con su familia extendida, en el pueblo de sus padres, Sukabumi, en el oeste de Java, dónde hace poco hubo algunos disturbios contra los chinos.

Sukabumi fue uno de los pocos lugares de Indonesia en los que la comunidad china logró mantener, hasta hace poco, algunas tradiciones culturales. Pero Susi no cree que se realicen grandes festejos allí tampoco.

"Existe un dilema. Aunque no cometan excesos, los chinos budistas tienen que comprar pollo, carne, frutas y varias otras cosas, para rezar. Si los precios suben, serán acusados y puede haber represalias", explicó Susi.

"Pero imagínese que no compran nada. La gente que ya se preparó para la avalancha de compras y finalmente no vende nada se pondrá furiosa. Y adivine quiénes serán los culpables", concluyó.

Algunos grupos chinos intentaron prevenir los posibles disturbios de año nuevo instando a sus iguales a realizar los festejos el 16 de enero, que es la fecha de Id al-Fitr, las mayores vacaciones de los indonesios musulmanes.

Pero la idea se borró con el anuncio público de una organización budista, cuando las discusiones suscitadas por tal idea amenazaron con provocar un caos mayor.

Algunos estudiosos de la historia sugieren que las tensiones raciales se originaron en el siglo XVII, cuando los colonizadores holandeses utilizaron a los chinos y a otros asiáticos como intermediarios en sus relaciones con las sociedades que habitaban la actual Indonesia.

Pero hay otras opiniones que sugieren una posición ambivalente del gobierno cuando se trata de abordar asuntos relacionados con conflictos étnicos.

Sukarno, el presidente que fundó Indonesia, eligió chinos para integrar su gabinete de ministros, pero les impidió comerciar en áreas rurales.

Suharto, por su parte, permitió que algunos potentados chinos a los cuales brindó tratamiento especial se enriquecieran, pero les prohibió el uso de su lengua y la práctica de sus costumbres.

Los que en Indonesia ejercen la geomancia (astrología china), al igual que sus pares en toda la región, han brindado consejos y predicciones para este nuevo año, el del conejo.

Sin embargo, ninguno de ellos se atrevió a decir cuál será la situación de los indonesios de origen chino para el nuevo año que se avecina. (FIN/IPS/tra-en/ap-cr-hd/sb/js/ceb/mj/ip cr hd/99

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