El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pidió a los líderes del Grupo de los 15 (G-15) reunidos en esta ciudad de Jamaica que encaren el "déficit que el proceso de globalización" causa en los países en desarrollo.
Los países en desarrollo deberán reconsiderar el proceso de globalización y revisar las estructuras de sus economías para identificar cómo pueden resolver ese déficit, declaró el miércoles el único presidente latinoamericano presente en la novena cumbre del G-15, que concluye este viernes.
Chávez también pronosticó el renacimiento social y económico de Venezuela tras un largo período de inactividad.
"Tengo fe absoluta en que el pueblo de Venezuela y América Latina están emergiendo, cada uno a su manera, siguiendo un camino de desarrollo y progreso", declaró.
La cuestión del impacto negativo que tiene la globalización en las economías en desarrollo ha sido un tema central de la serie de reuniones celebradas previas a la cumbre del G-15, que en realidad nuclea a 17 países de Africa, América Latina y el Caribe, y Asia.
En ellas se hizo hincapié en el hecho de que el grupo debe adoptar una posición en común sobre la manera de reformar los acuerdos multilaterales de comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Chávez, quien asumió la presidencia venezolana el día 2, también planteó la necesidad de que el G-15 halle medidas correctivas para reaccionar ante la drástica caída del precio de materias primas como el petróleo. Los precios internacionales del crudo descendieron 40 por ciento desde mediados de 1997.
Venezuela, como muchos países en desarrollo, sufrió el impacto de esa caída en el crecimiento de la economía, explicó.
El sector petrolero representa 25 por ciento del producto interno bruto venezolano, 70 por ciento de los ingresos por concepto de exportaciones y 50 por ciento de los ingresos del gobierno, así que todo cambio en los precios del crudo tiene un efecto dominó.
El descenso en los precios de las materias primas aumentó el riesgo de que se declare la moratoria sobre el pago de la deuda externa, de que aumente la inestabilidad política y de un posible colapso económico, agregó el primer ministro de Jamaica, Percival Patterson.
Los jefes de Estado no pierden de vista que la cumbre de este año transcurre en el contexto del colapso de las economías asiáticas y de la crisis financiera brasileña.
El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohammad, cuyo país era considerado uno de los "tigres asiáticos" hasta que se desató la crisis en julio de 1997, destacó que ahora los tigres están muertos.
"Los grandes tigres asiáticos ya no existen. Reducidos a lloriquear y pedir, son una sombra de lo que eran", declaró en la cumbre, en nombre de los miembros asiáticos del G-15.
Los países en desarrollo, incluso Malasia, se excedieron al abrir sus economías a los capitales extranjeros en aras de la globalización, argumentó Mahathir.
"Le dimos la bienvenida a los capitales extranjeros para impulsar nuestro crecimiento. Aún lo hacemos, pero ahora nos damos cuenta del daño hecho a la economía cuando los capitales se retiran repentinamente. De ser economías milagrosas ahora nos convertimos en países empobrecidos", dijo.
"La comunidad internacional debe continuar su labor sobre los precios de las materias primas y la estabilización de las ganancias, abandonado hace más de dos décadas por la errónea noción de que las fuerzas del mercado, sin frenos, se encargarían de todo", agregó Patterson.
Este jueves, los jefes de Estado mantuvieron reuniones tras puertas cerradas y se espera que divulguen un comunicado final este viernes.
El comunicado seguramente hará referencia a un mecanismo formal para controlar y regular los movimientos de capital, así como a la reforma del FMI y del Banco Mundial para mejorar su transparencia y flexibilidad para reaccionar a las crisis de los países en desarrollo.
Los 17 países del G-15 representan un tercio de la población mundial y su producción equivale a dos billones de dólares, casi 40 por ciento del producto interno bruto del Sur en desarrollo.
El comercio entre los integrantes del G-15 creció de 21.700 millones de dólares desde que el grupo se formó en 1989, a 64.800 millones en 1996.
Sólo los jefes de Estado de Jamaica, Malasia, Nigeria, Senegal, Sri Lanka, Venezuela y Zimbabwe están presentes en Montego Bay.
Argelia, Argentina, Brasil, Chile, Egipto, India, Indonesia, México, Kenia y Perú están representados por sus vicepresidentes o sus ministros de relaciones exteriores o finanzas. (FIN/IPS/tra-en/vs/cb/aq/if-ip/99