La emigración de ciudadanos de Cuba a Estados Unidos podría recibir un duro golpe si el parlamento de este país caribeño aprueba el lunes próximo la cadena perpetua para el tráfico de personas.
Fuentes judiciales estiman que en la sesión extraordinaria del parlamento se aprobaría la propuesta del presidente Fidel Castro de endurecer las sanciones para delitos como tráfico de seres humanos, narcotráfico y proxenetismo.
En su llamado a desterrar "ciertas costumbres paternalistas, ingenuas y tontas", el líder cubano pidió la pena capital para los delitos de narcotráfico, al menos 20 años para los de proxenetismo y cadena perpetua para el tráfico de seres humanos.
En agosto de 1994, Washington y La Habana firmaron un acuerdo migratorio que estipula la repatriación a Cuba de todos los emigrantes ilegales que son interceptados en alta mar en su intento por llegar a las costas de Estados Unidos.
Esta semana arribó a Cuba una embarcación del servicio costero estadounidense para devolver a 20 emigrantes ilegales cubanos interceptados en alta mar, con lo cual llegan a 1.550 las personas entregadas a la isla en los cuatro años de vigencia de los acuerdos migratorios.
Pero autoridades estadounidenses opinan que tras el convenio bilateral que cerró la época de los balseros, se abrió el negocio del tráfico de indocumentados entre ambos países.
"Estamos en presencia de un cambio de tendencia, de los balseros tradicionales hacia una red criminal organizada de tráfico de personas", declaró en La Habana John Hamilton, quien encabezó en diciembre la delegación estadounidense a la décima ronda de conversaciones migratorias entre ambos países.
"Las lanchas rápidas son mucho más difíciles de detectar que las balsas", afirmó el funcionario estadounidense.
El diario El Nuevo Herald de Miami informó el 20 de enero sobre la llegada a Estados Unidos de otras 42 personas en tres grupos diferentes, que elevó la cifra a 81 en sólo cuatro días.
Las autoridades estadounidenses consideran el incremento de refugiados cubanos que arriban a las costas de la Florida, como "la mayor ola migratoria posterior a la crisis de los balseros de 1994".
"Es una situación doblemente preocupante, porque consideramos que se trata de un incremento sin precedente de las operaciones de contrabando organizado", declaró al periódico Dan Geoghegan, portavoz de la Patrulla Fronteriza.
Hamilton indicó que este incremento se explicaría porque "la relación migratoria entre los dos países no está siendo ejercida de forma cabal".
A pesar de los acuerdos migratorios, se mantiene vigente el Acta de Ajuste Cubano de 1966, que establece el derecho de asilo político de todo habitante de la isla que logre entrar a Estados Unidos de forma legal o ilegal.
En el marco del convenio bilateral, el gobierno de Estadoss Unidos cumplió su compromiso de conceder un mínimo de 20.000 visas anuales a cubanos que deseen emigrar a ese país y aumentó el número de visas de turistas de 5.361 en 1997 a 8.078 en 1998.
Pero los cubanos que desean radicarse en Estados Unidos y no tienen esperanza de hacerlo legalmente, pagan hasta 8.000 dólares a los traficantes, según informó la prensa estadounidense.
Por su parte, las autoridades cubanas frustraron el año pasado 90 intentos de tráfico ilegal de indocumentados hacia territorio estadounidense, en operaciones que involucraron a más de 660 personas.
Observadores locales consideran que esta actividad podría frenarse si el parlamento cubano aprueba el lunes próximo la propuesta de Castro de que al traficante de seres humanos, que viene en una lancha rápida y se va, se lo castigue al menos con cadena perpetua. (FIN/IPS/pg/ag/ip/99