La Iglesia Católica dio a conocer hoy un nuevo manual para exorcistas, que reemplaza el anterior, de 1614, y actualiza el viejo rito practicado para expulsar al demonio de aquellas personas que ha poseído.
El cardenal chileno Jorge Medina Estévez dijo al presentar el nuevo manual en el Vaticano que entre las múltiples manifestaciones del poder de Satanás se cuenta la adoración del dinero.
Por el dinero, las sociedades se corrompen, surgen el narcotráfico y la delincuencia y estallan guerras, señaló Medina Estévez, prefecto de la Iglesia Católica para el Culto Divino.
El manual presentado explica que el exorcismo es una antigua y particular forma de oración que la Iglesia Católica utiliza contra el poder del demonio. Las raíces del libro reemplazado son aún más antiguas que su fecha de edición, aclaró el cardenal.
Los exorcistas, encargados de combatir la posesión diabólica, son sacerdotes expresamente autorizados para su función por el obispo de su diócesis, ya sea para algún caso especifico o de manera general y permanente.
El nuevo documento fue redactado en latín y el papa Juan Pablo II lo firmó el 1 de octubre de 1998. Se trata de un libro de tapas rojas y 84 páginas.
Medina Estévez señaló, tras advertir que Satanás conoce perfectamente el latín, que el manual puede ser utilizado a partir de este martes y que más adelante "será traducido por los respectivos episcopados nacionales".
Agregó que, pese a los cambios introducidos en el ritual, se mantiene la continuidad con el pasado. Pero, ahora, los exorcistas son llamados a emplear un lenguaje sobrio, mientras que antes se incluían incluso insultos contra el demonio.
Se permite también consultar a los médicos para evitar la confusión entre la posesión satánica y problemas psicológicos del afectado.
El documento requirió prolongados estudios, revisiones y varias modificaciones, con consultas a las Conferencias Episcopales, y su redacción llevó 10 años.
El exorcismo se puede practicar ante una persona, un lugar y también objetos, explicó Medina.
Agregó que la existencia del demonio está fuera de discusión, aunque reconoció que algunos católicos la ponen en duda. Se trata de una revelación de Cristo, que corresponde a la fe y a la doctrina de la Iglesia, y quienes no la comparten cometen una grave falta, advirtió.
La estrategia del demonio es justamente sembrar dudas sobre su existencia, pero sus designios explican las dramáticas condiciones del mundo, afirmó.
Incluso el Papa Juan Pablo II, durante su pontificado, debió una vez utiliza sus poderes de exorcista, para liberar a una mujer poseída por Satanás. El episodio se remonta a 1982 y fue narrado por el cardenal Jacques Martin, ex prefecto de la Casa Pontificia, una especie de jefe de ceremonias, en el libro "Mis seis papas".
Un obispo se presentó en aquella época ante el Papa con una mujer que gritaba y se revolcaba por el suelo. Juan Pablo II, que como todo obispo tiene autorización y poderes para el exorcismo, comenzó a rezar, y finalmente la mujer volvió en sí.
El Papa se declaró muy impresionado por el episodio y dijo que era la primera vez que le ocurría algo semejante.
El manual distingue entre "posesión" y "obsesión": en el primer caso, el demonio se apodera del ser humano, mientras que en la obsesión, influye en sus pensamientos.
Los exorcistas deben ser sacerdotes "de piedad, ciencia, prudencia y santidad de vida". También deben actuar con circunspección y prudencia y evaluar atentamente si la persona que tienen delante está verdaderamente "poseída" por el demonio o tiene por el contrario problemas psicológicos.
Es preciso que distinga la intervención diabólica de la "creencia popular" de quien se siente víctima de "maleficios y maldiciones", en cuyo caso el sacerdote no debe negar su ayuda espiritual, pero sin recurrir al exorcismo.
Los endemoniados pueden ser reconocidos por alguos rasgos particulares: hablan lenguas desconocidas y manifiestan una aversión visceral a de Dios y una fuerza física no conforme a su edad o a su estado de salud.
En caso de duda, el exorcista debe consultar a expertos en asuntos espirituales y a médicos y psiquiatras, aconseja el manual. (FIN/IPS/jp/ff/cr/99