La cantidad de obispos de América con funciones importantes en el Vaticano aumentó de tres a nueve en los 20 años de pontificado de Juan Pablo II, en evidencia de la atención del Papa sobre el continente que ahora visita.
Juan Pablo II identificó desde un principio el continente americano como un punto neurálgico del planeta por el poder económico y político que se concentra en el norte de la región, pero sobre todo porque alberga en el sur el mayor número de católicos y cristianos del mundo.
La mayoría de los 96 millones de habitantes de México, el territorio donde comenzó la evangelización de América hace 500 años, profesa la religión católica, y es después de Brasil el país de mayor número de fieles.
A finales de 1978, cuando Karol Wojtyla fue designado nuevo líder de los católicos, únicamente tres prelados americanos ocupaban algún cargo destacado en el Vaticano.
Ellos eran los brasileños Antonio Samore, bibliotecario y encargado del Archivo de la Santa Iglesia Romana, y Agnello Rossi, prefecto de Propaganda, y el argentino Eduardo Pironio, prefecto de la Congregación de Religiosos e Instituciones Seculares.
Más tarde, Pironio colaboró en forma muy estrecha con Juan Pablo II en el Consejo para los Laicos, en el que trabajó hasta escasos días antes de su muerte.
Juan Pablo II fortaleció la presencia de América en la Curia Romana con la designación de cardenales y arzobispos del continente como sus colaboradores.
Los cardenales americanos representan hoy 30 por ciento de los votos en la Curia Romana, por lo que su peso en la designación del nuevo Papa será definitiva, señaló Javier Garza, experto mexicano en temas religiosos.
Algunos analistas señalan incluso la posibilidad de que el sucesor de Juan Pablo II sea originario de América y, al respecto, mencionan al obispo brasileño Lucas Moreira, a los colombianos Alfonso López y Dario Castrillón y a los mexicanos Norberto Ribera y Juan Sandoval.
El cardenal italiano Achille Silvestrini observó en 1994 que los límites geográficos que restringían el papado a Italia fueron superados ya con la elección de un Papa polaco en 1978 y "en el futuro bien puede ser que un latinoamericano emerja (como nuevo pontífice)".
El cardenal Roger Manhoy, de Los Angeles, también da posibilidades a religiosos de este continente para suceder a Juan Pablo II, que tiene 78 años y evidencia deterioro físico y cansancio.
Entre los latinoamericanos que hoy tienen cargos de importancia en la Iglesia Católica se cuenta el chileno Jorge Arturo Medina, prefecto de la Congregación del Culto Divino y los Sacramentos.
También, el cardenal colombiano López, presidente del Consejo para la Familia, y el mexicano Javier Lozano Barragán, que colabora con el Papa presidiendo el Consejo de la Pastoral para los Operadores Sanitarios.
Otros cargos de importancia han sido asignados al brasileño Moreira, prefecto de la estratégica Congregación para los Obispos y al colombiano Castrillón, prefecto de la Congregación para el Clero.
El argentino Jorge Mejías es secretario de la Congregación del Clero, mientras que el estadounidense John Foley es Presidente para las Comunicaciones Sociales.
Dos estadounidenses ocupan sitio destacado: James Harvey y William Wakefield Baum, prefecto de la Casa Pontificia -puesto muy cercano de Juan Pablo II- y Penitenciero Mayor, respectivamente.
El carácter continental del viaje número 85 del Papa, comenzado en México, quedó de manifiesto en el primer discurso del visitante: "Que América sea una sola América, desde Alaska hasta Tierra del Fuegooo, expresó.
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) se reunirá el próximo mes en Cuba para comenzar a aplicar la exhortación del Papa a la unidad de todos los episcopados americanos.
En 1992, en la reunión del CELAM efectuada en Santo Domingo, República Dominicana, Juan Pablo II llamó la atención mundial al convocar a un sínodo de todo el continente americano, pues hasta ese momento existía únicamente el concepto regional de América Latina.
El sínodo del continente americano se realizó a fines de 1997 en el Vaticano y este sábado se dieron a conocer en México algunos de sus resultados.
El Papa llegó a México apenas cumplidos los 20 años de su pontificado, el más largo de los que comenzaron en este siglo y para cuya conmemoración el Vaticano publicó la encíclica "Fides et ratio".
Uno de los candidatos que se menciona para suceder al Papa es el cardenal mexicano Rivera, a quien el semanario local Milenio señala como "el tipo de obispo que agrada" a Juan Pablo II.
En la cuarta visita del Papa a México perdura el espíritu del sínodo de las Américas: lograr que todos los países y regiones del continente intercambien valores culturales, sociales, religiosos y pastorales por medio de la evangelización. (FIN/IPS/pl- dc/ff/cr/98