El hundimiento de las bolsas de valores de Brasil, el nuevo foco de la crisis financiera mundial, se profundizó hoy debido a la desconfianza de los inversionistas en la fortaleza del real y a la renuncia de otro alto funcionario del Banco Central.
Los índices en el cierre fueron de menos 9,96 por ciento en Sao Paulo y de menos nueve por ciento en Río de Janeiro, casi el doble del miércoles, de 5,04 y 5,56 respectivamente. Esto influyó en el desempeño negativo en más de dos por ciento también en Nueva York en este jueves.
El pánico inicial tras la devaluación en Brasil perdió fuerza en los mercados mundiales, tras el fuerte impacto de la víspera, pero la inestabilidad y los temores sobre el futuro del real siguieron influyendo en las operaciones bursátiles.
Las bolsas brasileñas sufrieron nueva interrupción de sus negocios en la tarde este jueves, al superar una caída de 10 por ciento, tal como ocurrió en la víspera, luego de conocida la devaluación.
El director de Normas y Fiscalización del Banco Central, Claudio Mauch, anunció su renuncia, acentuando la caída de las acciones.
Mauch arguyó razones personales para su retiro del cargo, que había anunciado en septiembre, y aseguró que su decisión nada tiene que ver con la nueva política cambiaria ni con la sustitución de Gustavo Franco por Francisco Lopes en la presidencia del Banco Central.
La persistencia de una abultada salida de capitales del país, que obliga al Banco Central a vender parte de sus reservas, fue uno de los hechos más preocupantes, lo que mantuvo al dólar en la máxima cotización de la banda anunciada el miércoles: 1,32 reales.
Los operadores también atribuyeron una influencia negativa a la rebaja de los titulos de la deuda externa brasileña en la clasificación de la empresa especializada estadounidense Standard & Poors.
La Bolsa de Sao Paulo, la mayor de América Latina, comenzó el día con optimismo, subiendo más de cuatro por ciento. Pero la señal se invirtió en la tarde y su índice -el Bovespa- se desplomó al conocerse la renuncia de Mauch en las dos últimas horas.
En el resto del mundo, sin embargo, las bolsas tendieron a la estabilidad. En Europa los índices se ubicaron entre la baja de 0,51 por ciento en Londres y la recuperación de 0,97 por ciento en París, nada comparable con las pesadas pérdidas del miércoles.
Asia sufrió caídas generalizadas, pero aún como reflejo del impacto inicial del nuevo cambio brasileño y con variaciones pequeñas, a excepción de Manila, con menos 4,8 por ciento, y Seúl, con menos 4,52 por ciento. Tokio tuvo alza de 2,5 por ciento.
En América Latina, las bolsas también mostraron tendencia a la normalidad y a la estabilidad, pese a la fuerte influencia negativa de Brasil, que siguió registrando fuertes oscilaciones en sus bolsas este jueves.
El termómetro más sensible es ahora el flujo de capitales de Brasil. La salida de 1.100 millones de dólares el miércoles representó un tercio de lo previsto por los más pesimistas.
Pero la continuación de la fuga este jueves y el temor de que prosiga en los próximos días agravaron la incertidumbre sobre la capacidad que tendrá Brasil de limitar la devaluación de nueve por ciento, permitida por el nuevo régimen cambiario.
El nerviosismo es natural en estos días de asimilación de la medida, evaluó el portavoz presidencial Sergio Amaral, quien destacó que el Congreso aprobó cuatro medidas en la noche del miércoles, lo que indica un avance firme del ajuste fiscal que sostiene la política económica del país.
Pero la devaluación se hizo en "um momento de riesgo" y las modificaciones en el cambio sólo tienen éxito si conquistan la confianza de los mercados interno y externo, observó el ex ministro de Hacienda Mailson da Nóbrega.
Sin esa credibilidad, el país puede enfrentar un colapso financiero similar al sufrido por México en 1994, siendo obligado a nuevas devaluaciones sin control, según Da Nóbrega, compartiendo un temor de los que conocen también las experiencias asiáticas de los dos últimos años.
Brasil devaluó su moneda, permitiendo la flotación dentro de una banda cambiaria ampliada, entre 1,2 y 1,32 reales por dólar, bajo fuerte presión política interna por reducción de los intereses y en medio a una creciente fuga de capitales. (FIN/IPS/mo/ag/if/99
