/BOLETION-PERSPECTIVAS 1999/

El fenómeno de La Niña causará sequías y frío en Ecuador, Perú, Estados Unidos, México y el norte de Chile este año, mientras el calor aumentará en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Chile y las lluvias serán extraordinarias en el norte de Brasil y el sur de Colombia.

Perú padeció el excesivo calor e inundaciones de El Niño en 1997 y 1998, y debe prepararse aún para el fenómeno climático contrario, La Niña, que ya comenzó a detectarse en la costa de este país sudamericano, en el Pacífico, y que traerá en 1999 sequías y fríos intensos.

El Instituto del Mar de Perú (IMARPE) y el Instituto Geofísico del Perú ya alertaron al gobierno, en especial al Ministerio de Agricultura, que se está registrando una Niña de rigor extraordinario.

Dos entidades científicas estadounidenses emitieron semanas atrás pronósticos similares: el Departamento de Oceanografía de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y el Laboratorio de Ambiente Marino del Pacífico de la Universidad de Washington.

A diferencia del fenómeno de El Niño, corriente de agua caliente que comienza frente a las costas de Australia, La Niña procede del lecho del mar, surge frente a las costas sudamericanas del Pacífico y hace descender la temperatura de la superficie marina.

Los mares son uno de los principales factores climáticos del mundo, pues la temperatura de las aguas de su superficie determinan el clima y el régimen de lluvias.

Cuando el agua superficial de los océanos se recalienta, se acelera la evaporación, lo que provoca torrenciales lluvias e inundaciones, y el volumen de lluvias disminuye sensiblemente cuando se enfría.

El cálido y lluvioso Niño y la fría y seca Niña constituyen el anverso y el reverso del proceso que origina las variaciones climáticas extremas, fenómeno natural todavía no conocido totalmente por los científicos pero sufrido como calamidades por gran parte de la población del mundo.

Kevin Trenverth, analista de clima del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, advirtió que el fenómeno no implicará sequías en todas partes, pues en algunas zonas de América del Sur y del Norte habrá calor y lluvias intensas.

Por consiguiente, se encuentran bajo amenaza de mayor frío que de costumbre y menor volumen de lluvias las costas y algunas zonas de las sierras de Ecuador, Perú y Chile, así como el sur de California, en Estados Unidos y en el norte de México.

Por el contrario, el mismo fenómeno de variación de presiones atmosféricas y vientos elevará la temperatura anormalmente en algunas en algunas regiones de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay y originará lluvias extraordinarias en el sur de Colombia y el norte de Brasil.

El último Niño (1997-1998) originó cuantiosas calamidades en el mundo entero. Se estima que Chile, Ecuador y Perú, los países más afectados en América del Sur, sufrieron daños superiores a 2.000 millones de dólares por inundaciones que arruinaron cosechas y destruyeron casas, carreteras y puentes.

A la inversa, cuando viene La Niña, el enfriamiento de las aguas de la superficie marina repercute en una menor evaporación y, por consiguiente, en una disminución de las lluvias, es decir, sequías.

El impacto de las sequías es tal vez menos espectacular que las inundaciones, pero los daños sociales son cuantiosos, pues agravan el déficit alimentario, la pobreza rural y el éxodo de campesinos hacia las ciudades.

Una fuente del IMARPE informó que los sensores de temperatura del mar, algunos en la superficie y otros anclados en el lecho marino, indican la presencia de una "lengua fría oceánica", una gran masa de agua debajo de la superficie que se desplaza actualmente hacia las costas sudamericanas del Pacífico.

Este informe señala que en la zona del Pacífico ecuatorial, una extensión de 3.000 millas cuadradas de superficie, la temperatura habría descendido nueve grados entre setiembre y noviembre.

La fuente comentó que el proceso de enfriamiento es más veloz que el que presentado habitualmente, y sostuvo que es posible que el fenómeno de La Niña en curso sea uno de los más poderosos de los últimos años.

El Niño y La Niña forman parte de un sistema alternante de vientos y corrientes marinas, fenómeno que la comunidad científica denomina Oscilación Meridional de El Niño.

Esta oscilación de vientos, corrientes y cambios climáticos se producen todos los años, pero la intensidad del fenómeno aumenta y adquiere características catastróficas con intervalos de dos a ocho años, con una periodicidad cuyo origen aún no fue determinado por los científicos,.

La Niña comienza con una intensificación de los vientos alisios, que empujan el agua superficial (calentada por El Niño) desde el lado oriental del Océano Pacífico, es decir frente a las costas sudamericanas, hacia Indonesia y Australia.

Michael Mcphaden, meteorólogo de la Universidad de Washington, dijo que "no siempre a un Niño de gran intensidad sigue necesariamente una Niña igualmente grave".

"Por ejemplo, El Niño de 1986 y 1987 fue moderado, pero La Niña que se produjo meses después originó una de las olas de frío más intensas en los últimos 50 años, con las consiguientes graves sequías equivalentes", añade. (FIN/IPS/al/mj/en/99

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