/BOLETIN-PERSPECTIVAS 1999/ AMERICA DEL NORTE: TLC mantiene discreción e impopularidad

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), integrado por Canadá, Estados Unidos y México, ingresa en su sexto año con discreción y en medio del rechazo de buena parte de la opinión pública de esos países.

En el tiempo transcurrido desde el 1 de enero de 1994, el TLC debió superar puntos críticos como una rebelión, un asesinato político y una gran devaluación en México, y, luego, el derrumbe de las economías del sudeste de Asia y de Rusia.

Aunque México consiguió reponerse a la catastrófica recesión que siguió a la devaluación de su moneda, Estados Unidos continúa soportando un pronunciado déficit comercial, tanto con este país como en su intercambio con Canadá.

Los opositores estadounidenses al TLC denuncian que esto se traduce en un serio aumento del desempleo y en la caída del salario real, mientras los partidarios del libre comercio afirman que los beneficios del acuerdo se vieron enmascarados por condiciones desfavorables.

El Congreso legislativo estadounidense rechazó este otoño boreal, por segundo año consecutivo, un pedido del presidente Bill Clinton para negociar futuros acuerdos comerciales por la "vía rápida" ("fast track"), un mecanismo que facilitaría las conversaciones.

La "vía rápida" obligaría al Congreso a aprobar o rechazar en bloque acuerdos negociados por el Poder Ejecutivo, sin posibilidad de enmiendas que dilatarían la puesta en práctica.

A pesar de ese revés, concluyó, aunque con resultados menores, la primera ronda de negociaciones por un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que abarcaría desde Alaska a Tierra del Fuego y proyectada para el 2005.

"Es muy importante que los países del hemisferio occidental demuestren su voluntad de mantener la disponibilidad de la región a mercados más abiertos y prósperos en beneficio de nuestros pueblos", dijo Charlene Barshefsky, representante comercial de Estados Unidos.

Dos tercios de los ciudadanos estadounidenses se oponen a la ampliación del TLC a otros países de América Latina, según sondeos especializados.

"No se puede mantener el apoyo de la gente en una democracia, si se defienden políticas tan declaradamente en favor de los negocios, las inversiones y las multinacionales", dijo Lance Compa, ex director de Investigaciones de la Comisión de Trabajo del TLC.

"La proyección social del TLC es muy escasa. Espero que las negociaciones sobre el ALCA brinden la oportunidad de reforzarla. Probablemente, otros países involucrados tienen algunas buenas ideas de cómo insertar una dimensión social en el comercio", añadió Compa.

Tampoco México escapó a la turbulencia provocada por las crisis económicas del sudeste asiático y Rusia. La disminución de la demanda y la caída de los precios de sus exportaciones petroleras han frenado la economía y obligado a recortes presupuestales.

El déficit mexicano de cuenta corriente probablemente aumentará más de un tercio este año. El peso, que se cotizaba a 3,1 respecto del dólar en 1993, cayó de 7,9 a fines de 1997 a 10 a fines de diciembre. Los pronósticos de la inflación para 1998, que se divulgará en los próximo días, crecieron de 12 a 18 por ciento.

"En la medida que la liberalización financiera continúe, fenómenos como el 'efecto dragón' o el 'efecto vodka' seguirán afectando seriamente nuestras economías", indicó la líder sindical Berta Luján.

"Resulta cada vez más obvio que las crisis en apariencia lejanas tienen repercusiones en el resto del mundo. En los países del Sur en desarrollo, con pocas defensas y protección, asi como en las economías débiles, esos trances golpean más brutalmente", agregó la dirigente.

Si el salvavidas arrojado por el Fondo Monetario Internacional a Brasil no consigue mitigar los efectos de la crisis en ese país, los inversores temen que México sea el próximo mercado emergente que naufrague.

No obstante, un alto funcionario estadounidense del área comercial afirmó que "México está ayudando a Estados Unidos a suavizar algunos de los padecimientos registrados en el panorama de sus exportaciones y, claramente, esto se debe en parte al TLC".

El comercio entre Estados Unidos y México aumentó 93 por ciento en los primeros cuatro años del TLC. La recuperación ha continuado, con 12 por ciento en 1998.

La mejoría se evidenció en 1997, cuando México superó a Japón y se convirtió en el segundo socio comercial de Estados Unidos después de Canadá.

No obstante, un estudio de la Universidad de California minimizó los efectos del acuerdo y concedió mayor importancia como factor del resultado comercial a la liberalización económica interna de México.

Mientras, la opinión pública estadounidense ha dado al TLC un voto negativo. Varias encuestas indican que una vasta mayoria de los ciudadanos creen que el TLC afecta negativamente a la mayoría beneficia en particular a las corporaciones multinacionales.

La revista Fortune señaló que 66 por ciento de los encargados de exportaciones de pequeñas empresas sienten que el TLC no ha tenido gran importancia.

Acuerdos paralelos en materia de trabajo y ambiente, añadidos a iniciativa del gobierno de Clinton por la presión pública, son considerados insignificantes tanto por partidarios como por opositores del TLC.

Setenta y tres por ciento de los entrevistados en una encuesta coincidieron en que los asuntos laborales y ambientales no deben soslayarse y que, en el futuro, deben formar parte de los acuerdos comerciales.

En México, una encuesta del diario Reforma concluyó que 67 por ciento de la ciudadanía cree que el país obtiene poca o ninguna ventaja con el TLC. A pesar de la mejoría del producto interno bruto (PIB), los sueldos mexicanos siguen estando muy por debajo de los niveles anteriores al convenio.

La papel jugado por el TLC en la crisis del peso, y la contracción económica de 17 por ciento todavía sigue siendo criticada en México.

"El hecho de integrar el TLC no evitó que México se zambullera en la crisis de 1994", obervó Guy Pfeffermann, jefe de economistas de la Corporacion Internacional de Finanzas.

"Una forma de encarar esta crisis es un inevitable ajuste del tipo de cambio real para promover una masiva competencia desde Estados Unidos y Canadá. No obstante, a mediano y largo plazo, la pertenencia de Mexico al TLC da mayor credibilidad a su política", agregó.

Para la sindicalista Luján, sin embargo, el tratado brinda un modelo económico que beneficia a pocos y afecta a muchos. "Las promesas del gobierno se convirtieron en grandes mitos. Todos los indicadores económicos reflejan un deterioro serio en las condiciones de vida", opinó.

Si bien Canadá registró fuertes excedentes comerciales con Estados Unidos, también ha padecido bajo el régimen de libre comercio.

En los primeros tres años, desde que Canadá ingresó al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, el desempleo aumentó casi cuatro puntos porcentuales hasta 8,9 por ciento.

Si muchos norteamericanos han expresado reservas acerca del modelo dominante de libre comercio, cada vez más países latinoamericanos se resisten a verse atrapados en un acuerdo con los gigantes del norte.

Chile, que una vez se propuso integrar el TLC, ahora está procurando otros socios.

Estados Unidos todavía conserva tres cuartas partes de la actividad económica del hemisferio. Las exportaciones a los países de ALCA representan 45 por ciento del total de ventas estadounidenses al exterior. Las exportaciones a América Latina casi se duplicaron en los últimos cinco años.

Sin embargo, la unilateral ley Helms-Burton contra Cuba y la parálisis de la política comercial de Washington llevó a América Latina a diversificar sus opciones de intercambio.

Muchos países están firmando acuerdos comerciales bilaterales y regionales, y algunos funcionarios sugirieron que se postergue la integracion con Estados Unidos hasta que sus economías se hayan fortalecido a partir de esos bloques.

Otro importante centro de gravedad es el Mercosur, la asociación comercial entre Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay. Con 80 por ciento del PIB sudamericano, el Mercosur comercia 48 por ciento más con Europa que con Estados Unidos.

Europa se ha convertido en otro atractivo socio comercial para los países de América Latina.

La Unión Europea representa, al mismo tiempo, un modelo moderado de integración económica, con una integración de los países pobres más gradual que el TLC, con fuertes montos de ayuda para la transición. (FIN/IPS/trad-en/pc/mk/ego/nc/mj/if/99

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