/BOLETIN-AMBIENTE/ CIENCIA: Biopiratería, nueva amenaza para la Amazonia

La Amazonia suma a sus problemas endémicos la biopiratería, la mayor amenaza del nuevo milenio para este territorio de siete millones de kilómetros cuadrados, compartido por Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, Guayana francesa y Surinam.

La biopiratería -robo de plantas con fines comerciales- comenzó hace unos 15 años pero se incrementó cuando laboratorios de países industrializados descubrieron que en las plantas de la Amazonía podrían encontrarse remedios para muchas enfermedades actuales y enviaron a sus expertos a identificar especies útiles.

Especialistas de la Universidad Federal de Pará, al norte de Brasil, consideran que laboratorios del mundo entero tienen científicos en toda la selva, en busca de plantas con propiedades curativas, medicinales y aromáticas.

"Muchos (laboratorios) están convencidos de que si algún día se descubre el medicamento para la cura del sida, ocurrirá probablemente en la Amazonia", dice Vicky Shreiber, experta del Centro Internacional de Investigación y Desarrollo (CIID) de Canadá, que colabora con la Universidad de Pará.

Los expertos advierten que no se debe confundir a los etnobotánicos que van a la Amazonia a estudiar las especies con los que van a robarlas, pero admiten que controlar la denominada biopiratería se está volviendo sumamente difícil.

Estudios realizados por organizaciones ambientalistas señalan que el tráfico de conocimientos y técnicas curativas indígenas por parte de la industria farmacéutica internacional causa a los países amazónicos pérdidas anuales superiores a los 10.000 millones de dólares.

El auge de la medicina alternativa o tradicional, basada en la curación con hierbas, también está contribuyendo a acrecentar la biopiratería.

Se estima que entre 30 y 40 por ciento de los pobres de América Latina usan la medicina tradicional o alternativa sea por patrones culturales, poca cobertura de los servicios tradicionales de salud o escasos medios económicos.

Los más perjudicados con el aumento de la biopiratería son los pueblos indígenas, por la expoliación que podrían sufrir muchos de sus recursos naturales.

La comunidad asháninka de la selva peruana lo está experimentando en carne propia. Muchos de sus bosques de uncaria tomentosa y uncaria guianensis, conocidas popularmente como uña de gato, han sido deforestadas por personas ávidas de obtener ganancias con la comercialización de la corteza.

"La uña de gato ha sido usada por nuestros antepasados durante siglos, ahora el hombre moderno la ha 'descubierto' y si no la cuidamos, la extinguirá como ha sucedido con muchas otras plantas o con la fiebre del caucho que tanto dolor trajo a nuestras tierras", afirma Zenón Antúnez, dirigente asháninka.

"A consecuencia del auge alcanzado por la uña de gato en el mundo, se ha constatado una extracción masiva y con bajos niveles de aprovechamiento en la obtención de cada bejuco, que ponen en riesgo su sustentabilidad futura", dice el parlamentario oficialista peruano Luis Campos Baca.

Campos Baca es autor de un proyecto de agroexportación de ese producto, que abarca cuatro departamentos amazónicos de Perú e involucra a unas 5.000 familias.

Los indígenas brasileños también están tomando precauciones. Recientemente, un grupo de caciques agrupados en la Fundación Nacional del Indio de ese país, se reunió en Roma con integrantes del Parlamento Europeo y organizaciones no gubernamentales para analizar medidas comunes contra la biopiratería.

"Los conocimientos de los pobladores nativos, aprovechados legalmente, pueden ahorrar tiempo y recursos en la producción de medicinas que de otra forma podrían demorar hasta 15 años", declara Marcos Terena, cacique de la comunidad Terena de Brasil.

"Tenemos interés en divulgar nuestros conocimientos para ayudar a la humanidad, pero es necesario definir límites para evitar que ello se convierta en piratería", añade.

Italia lidera la lista de países industrializados interesados en la medicina naturista y la investigación de propiedades curativas de las plantas amazónicas. Su interés no se limita a la búsqueda y recolección de especies, sino que incluye la divulgación de conocimientos.

El Centro de Orientación Educativa de Italia editó, con el financiamiento de la Unión Europea, una recopilación sobre 450 plantas de la Amazonia peruana titulado "Las Plantas Medicinales y su Beneficio en la Salud Shipibo-Conibo".

El libro resume más de 10 años de trabajo de un famoso curandero de esa comunidad, Guillermo Arévalo, quien asegura que la propiedad intelectual de su etnia sobre muchas plantas medicinales es "intangible", lo que no impide que constituya fuente de información y riqueza para la ciencia y la humanidad.

La mayor parte de las plantas medicinales y aromáticas requeridas por el mercado internacional son recolectadas por las comunidades amazónicas en forma desordenada y sin una clasificación previa, lo que las desvaloriza.

Tampoco existen mecanismos adecuados que aseguren un retorno económico para los pueblos que la producen.

"El auge de la medicina naturista en sí es saludable y beneficioso para la humanidad, lo malo es que se haga a expensas de los pobladores nativos y con fines de lucro", precisa Javier Lauro, presidente del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Perú. (FIN/IPS/zp/ag/en/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe