AMERICA LATINA: Violencia en Colombia es el problema más grave

La Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (Aldhu) señala a la violencia en Colombia como el problema más crítico de la región, por su magnitud, el peligro de contagio y la amenaza que representa para la integración continental, en un informe divulgado hoy.

Aldhu, con sede en Quito, advierte sobre el peligro de la transnacionalización de la violencia y asegura que la defensa de los derechos humanos se convirtió en "actividad de alto riesgo" en Colombia, país de 37 millones de habitantes en el que la violencia escapa al control de autoridades civiles y militares.

En 1998, se produjeron 35.000 muertes por causa de la violencia y 2.388 secuestros, 30 por ciento más que el año anterior.

El informe señala que la violencia, que se vive desde hace cuatro décadas en Colombia, debe su permanencia y complejidad a la existencia de diversos protagonistas: los organismos de seguridad, las organizaciones guerrilleras, los grupos paramilitares de derecha y el narcotráfico.

La violencia en Colombia involucra a la comunidad internacional, ya que se desplaza hacia los países vecinos, "en donde se han producido hechos que evidencian el desborde de este complejo fenómeno y que afectan a los procesos de integración regional y subregional", dice el informe.

Los desplazados por la violencia fueron más de 240.000 entre enero y noviembre de 1998, la cifra más alta de los últimos 15 años.

Aldhu denuncia "una sistemática transgresión a las normas del derecho internacional humanitario por parte de los actores del conflicto".

Según el Servicio de Paz y Justicia, entre enero y junio de 1998 se registraron 964 casos de violaciones de los derechos humanos, 490 ejecuciones extrajudiciales, 85 amenazas de muerte y 43 casos de tortura, hechos de los que los grupos paramilitares serían los mayores responsables.

Aldhu informa que las investigaciones conducidas por organismos de Derechos Humanos "evidencian la actitud omisiva y muchas veces permisiva del Estado colombiano, debido a que gran parte de estas masacres, pese a ser anunciadas, no fueron impedidas por los organismos de seguridad".

Señala que tanto militares como paramilitares han degradado el conflicto interno colombiano "al convertir a la población civil y a los organismos defensores de derechos humanos, en objetivos de guerra".

"El asesinato de dirigentes sindicales y de defensores de derechos humanos, así como el ataque a poblaciones indefensas y atentados diversos, son prácticas criminales que desencadenan violencia extrema", asegura.

Aldhu subraya también el papel de los grupos guerrilleros en la violencia experimentada en 1998. "Fue recurrente la toma de poblaciones, el asalto a guarniciones militares, atentados a la infraestructura petrolera, así como las emboscadas y el bloqueo de vías", dice el informe.

La publicación de este informe coincide con los recientes esfuerzos hacia el diálogo de paz que llevaron a cabo el presidente Andrés Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor organización guerrillera del país.

Según Aldhu, el proceso de paz deberá estar acompañado de un programa político, social y económico de desarrollo integral del país, y de la realización de una serie de reformas que pongan fin a los graves desequilibrios sociales.

El documento señala que un proceso de paz como el colombiano no puede desarrollarse a espaldas de un conflicto social y una violencia permanente y sistemática, si se quieren "evitar futuras confrontaciones que dilaten la posibilidad de una salida civilizada".

Manifiesta la necesidad de legislar para que los desplazados sean considerados al momento de buscar soluciones de fondo, "particularmente en cuanto se refiere a reubicación y retorno voluntario de quienes fueron obligados a abandonar sus tierras".

Pide también que se garantice la indemnización de los pequeños propietarios y una reforma agraria con asistencia técnica, que permita democratizar la propiedad de la tierra, y subraya la importancia del respeto de las comunidades indígenas y la neutralidad que mantienen frente a los actores armados. (FIN/IPS/gm/ag/ip-hd/99

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