El papa Juan Pablo II afirmó hoy en México que en América se halla la Iglesia Católica "de la esperanza", y exhortó a gobernantes y gobernados a aprender a vivir en libertad, justicia y respeto por los derechos humanos, "para que así se cristalice la paz".
El llamado del Papa, que también incluyó un pedido para ampliar la evangelización en el siglo que se avecina y vivir según principios de solidaridad, es parte del espíritu del documento "Exhortación Apostólica", producto de un Sínodo de Obispos americanos realizado en 1997 en el Vaticano.
El documento fue entregado a religiosos y creyentes durante una misa celebrada este sábado por el Papa en la Basílica de Gudalupe, un templo levantado en honor a la patrona religiosa de México y al que cada año acuden más de 15 millones de personas en unas 6.000 peregrinaciones.
Emblema de la religiosidad en América Latina, la Virgen de Guadalupela es considerada por la Iglesia Católica la "Reina de América" y, según la tradición, se presentó milagrosamente al indígena mexicano Juan Diego hace más de 400 años.
En el documento "Exhortación Apostólica", de más de 30 páginas, la iglesia anuncia que luchará en el próximo milenio para que el continente americano sea el pilar fundamental del catolicismo en el mundo y por la familia y las vocaciones religiosas, y que combatirá el aborto y la pena de muerte .
De seis capítulos, un artículo introductorio y una conclusión, el documento critica el "neoliberalismo" y el proceso de globalización por las injusticias que han generado, según indica, y habla a favor de los pobres y desposeídos.
La globalización otorga valor absoluto a la economía, con consecuencias como "la destrucción de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres y la competenecia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada", se dice en el documento.
Además, anuncia que los religiosos redoblarán en el futuro sus esfuerzos a favor de los derechos humamos en general y de la mujer en particular, critica el peso de la deuda externa, a la que se refiere como "fruto de la corrupción", y promete que la Iglesia Católica trabajará contra la corrupción política, que afecta a la sociedad "sin guardar límites".
El documento también se refiere al comercio y consumo de drogas, como "una seria amenaza para las estructuras sociales" y exhorta a luchar por su erradicación. También insta a mantener una actitud tolerante frente a otras religiones, pero a no desmayar en la ampliación de la evangelización cristiana.
A la misa de este sábado, la primera que ofició el Papa desde que llegó a México este viernes, asistieron 500 obispos y más de 5.000 sacerdotes de todo el continente. Miles de personas llenaron la nave del templo y sus alrededores, donde se instalaron pantallas gigantes de televisión.
El Sínodo de Obispos de América de noviembre y diciembre de 1997 en El Vaticano fue el encuentro religioso más importante en los 500 años de la historia de la Iglesia Católica en este continente, según la jerarquía eclesiática.
Pero fueron exluidos los representantes de la Teología de la Liberación, que hoy algunos llaman también Teología India. No obstante, las críticas de ese sector al neoliberlismo y su defensa de los derechos de los pueblos indígenas se mencionan en la "Exhortación Apostólica".
En el Sínodo se abordaron todo tipo de temas, desde los económicos, como las demandas para reducir la deuda externa y los pedidos de sustituir el neoliberalismo, hasta los sociales, como el respeto a los derechos humanos y la necesidad de enfrentar la pobreza.
Además, se trataron asuntos como el aborto, las sectas religiosas y el matrimonio de religiosos, y las conclusiones fueron incorporadas al documento que el Papa presentó este sábado en México.
Juan Pablo II clausuró el Sínodo 12 de diciembre de 1997, día de la Vírgen de Gudalupe. Durante 1998, una comisión de 18 obispos y cardenales recopiló las 76 propuestas aprobadas y redactó el documento final.
Las directivas que seguirá la jerarquía católica en el próximo siglo recogen gran parte de las inquietudes expresadas múltiples veces por del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en el que confluyen corrientes conservadoras y progresistas de la Iglesia Católica.
En los 20 años que Juan Pablo II lleva al frente de la iglesia se renovaron casi todos los obispados de América Latina, privilegiándose a quienes mantienen posturas conservadoras y cercanas a El Vaticano y dejándose de lado a los sacerdotes simpatizantes de la Teología de la Liberación.
No obstante, en el CELAM aún confluyen obispos de varias de las corrientes que se vienen presentando desde la primera conferencia de ese organismo en 1955, y la "Exhortación Apostólica" parece producto del mismo equlibrio de opiniones. (FIN/IPS/dc/ff/cr/99