ALEMANIA: La nacionalidad es algo más que un pasaporte

Saniye tiene 23 años, vivió casi toda su vida en Alemania, habla perfectamente el idioma y, aunque obtuvo la ciudadanía, no está protegida de los prejuicios ni de la discriminación.

Saniye trabaja en una farmacia pero "cuando los clientes buscan algo se lo piden a mis compañeros alemanes. Cuando se dirigen a mí, gesticulan o hablan en media lengua", algo que los propios turcos llaman "el idioma de Tarzán".

Hasibe es estudiante de Derecho, tiene 19 años y es ciudadana alemana desde hace tres meses. "Pero por la apariencia no se nota", señaló. Los alemanes ven el pañuelo que lleva en la cabeza como un "sinónimo de atraso y falta de educación".

El gobierno socialdemócrata se propuso facilitar el trámite de adquisición de la ciudadanía, con el fin de promover la integración. Podrán obtener la nacionalidad alemana los inmigrantes con ocho años de residencia en el país, antes eran 15 años, o sus hijos, en forma automática.

Las leyes actuales datan de 1913 y exigen lazos de sangre para obtener la ciudadanía, por lo que descendientes de alemanes que no vivieron nunca en el país pueden obtener la condición de ciudadanos, mientras los hijos de inmigrantes nacidos en Alemania son, oficialmente, extranjeros.

Alemania aceptará la doble nacionalidad para que miles de turcos que temen perder sus derechos de herencia al renunciar a su ciudadanía original puedan conservar sus pasaportes turcos.

Cerca de 8 millones de extranjeros viven en Alemania y un tercio de los mismos están en este país desde hace 30 años. La mayoría, 2,3 millones, son de origen turco, y están concentrados en los centros urbanos.

Sólo 160.000 turcos mayores de 18 años son ciudadanos alemanes y tienen derecho a votar, aunque los turcos empezaron a llegar al país hace cuatro décadas como mano de obra en la industria germana.

La ciudadanía dará más derechos a los inmigrantes, pero muchos expertos coincidieron en que los turcos están tan marginados que la adquisición del pasaporte apenas cambiará su sensación de aislamiento.

Los turcos tendrán más confianza en sí mismos una vez que tengan los mismos derechos que los alemanes, creen otros. La nacionalidad podría enraizarlos en suelo alemán, y eso podría estimularlos a invertir y establecer sus propios negocios para mejorar su posición económica.

"Los pasaportes no son la panacea, pero sí un primer paso hacia la integración", sostuvo Faruk Sen, director del Centro de Estudios Turcos de Essen.

"¿Cómo puede uno sentirse integrado socialmente si hasta los niños nacidos aquí necesitan una visa?", preguntó Sen.

Sólo cinco por ciento de los turcos con derecho a votar declararon no tener intenciones de ejercer esa prerrogativa, reveló un estudio del Centro realizado antes de las elecciones generales de septiembre.

"Es un número muy bajo, y muestra que los inmigrantes desean participar en la política", explicó Sen.

Muchos jóvenes y adultos no tienen derecho a ser electores, "mientras un alemán que vive hace 40 años en Argentina, no paga impuestos y no conserva lazos con su país, puede votar. ¿Cómo puede ser?", reclamó Gregor Gysi, director del poscomunista Partido Social Demócrata.

El ex senador democráta cristiano por Berlín, Joerg Schoenbohm, conocido por su postura radical contra los extranjeros, llegó a proponer que se evitaran los "guetos" prohibiendo la instalación de más extranjeros en zonas donde "ya viven demasiados", en general porque los alquileres son bajos.

Schoenbohm opinó que la naturalización de los extranjeros es la "coronación gloriosa de la germanización", en lugar del comienzo.

Los políticos insistieron, en la discusión sobre la nacionalidad, que ésta dependerá del manejo adecuado del idioma alemán y de "otros compromisos con la sociedad alemana".

La senadora por Berlín para asuntos de extranjeros, Barbara John, llegó a sugerir que sólo los niños que asistían a la escuela en Alemania obtendrían la nacionalidad, en alusión a la práctica extendida entre los turcos de enviar a sus hijos, especialmente a las niñas, a educarse en Turquía.

La comunidad turca opinó que esas exigencias no promueven la integración sino que aumentan el distanciamiento.

Los turcos se quejan de que, hasta hace muy poco tiempo, casi no existían las clases de apoyo en lengua alemana para hijos de inmigrantes, a pesar de la gran demanda por parte de la comunidad.

"Alemania debe exhibir su deseo de integrar a los turcos, no sólo los turcos deben mostrar que quieren integrarse. Hubo muy poca ayuda para quienes desearon hacerlo", declaró una profesora de educación secundaria.

La profesora señaló que varios programas de enseñanza de alemán, destinados a madres turcas, fueron brindados por organizaciones voluntarias y no resultaron adecuados.

Por otro lado, las modificaciones legales necesarias para admitir la doble ciudadanía podrían profundizar la rivalidad entre alemanes y turcos, ya que la ley fue violentamente rechazada por el opositor Partido Demócrata Cristiano.

El partido salió a las calles para buscar apoyo entre los alemanes lo que, se teme, podría desatar nuevos brotes racistas.

Los conservadores bávaros del Sindicato Social Cristiano, ironizaron acerca de una próxima "República Islámica de Alemania".

Declaraciones como esa no sólo afectan a los turcos sino también a otros políticos del ala conservadora, y a los escasos turcos que integran el partido Demócrata Cristiano.

"Existe una suerte de igualdad formal de derechos gracias al pasaporte, pero eso no se reconoce socialmente", declaró Emine Demirbueken, una integrante de la Democracia Cristiana de Berlín que considera la posibilidad de abandonar la agrupación, ya que hizo una campaña para reunir firmas a favor de la doble nacionalidad. (FIN/IPS/tra-en/ys/ak/ceb/nc/aq/hd/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe