DERECHOS HUMANOS: Debate sobre indígenas se alarga en la ONU

La discusión del texto de una declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos de los pueblos indígenas, que se arrastra hace por lo menos 16 años, registró avances escasos durante 1998.

El grupo de trabajo creado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU concluyó esta semana en Ginebra otro período anual de sesiones sin lograr la aprobación de ningún artículo del borrador de la declaración que examina.

El proyecto de declaración en debate, redactado por una comisión de expertos, cuenta con respaldo unánime de los representantes indígenas que participan en el grupo de trabajo de la ONU.

En cambio, algunos gobiernos, como los de Estados Unidos, Francia, Japón y Brasil, mantienen desacuerdos con los conceptos recogidos en la declaración sobre pueblos, libre determinación y derechos colectivos.

Las diferencias, reproducidas durante las dos semanas de sesiones de este año, del 30 de noviembre al 11 de diciembre, impidieron la aprobación de alguno de los 45 artículos del borrador, que contiene también un preámbulo.

Pero el presidente del grupo de trabajo, el diplomático peruano José Urrutia, aclaró que la aprobación de artículos "no es medida de progresos".

Por el contrario, Urrutia puso de relieve el diálogo abierto y transparente verificado durante las sesiones en "un ambiente mejor que en el pasado".

Urrutia aludió a las controversias registradas en períodos anteriores cuando las delegaciones indígenas abandonaban las sesiones para denunciar la inflexibilidad de los estados.

La marcha trabajosa del grupo de trabajo obedece a su carácter atípico pues está integrado por representantes de gobiernos, pero el sujeto de la declaración son las poblaciones indígenas, justificó el diplomático.

Por el contrario, en un grupo negociador típico de la ONU, los gobiernos se sientan frente a una propuesta o a documentos determinados y empiezan a negociar para obtener un texto final.

El estancamiento de las negociaciones demuestra que "quienes ostentan el poder político en nuestros estados aún están lejos de entender el verdadero espíritu de las demandas de los pueblos indígenas", dedujo Rigoberto Juárez Mateo, de la Coordinación de Organizaciones del Pueblo Maya de Guatemala.

Entre los representantes de esos estados "debe desaparecer el racismo que todavía se percibe", demandó Juarez.

Otro dirigente indígena, Aucán Huilcamán Paillama, del Consejo de Todas las Tierras Mapuche, interpretó que en el retraso de las discusiones incide "la culpa histórica que envuelve a este grupo de trabajo y que coloca a los estados en una posición defensiva".

Los representantes de los gobiernos sienten "la carga histórica de la deuda creada por el maltrato de siglos y por eso hay temor a hablar de los derechos de los indígenas".

Ellos creen que el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas se va a convertir en una revancha. "No están canalizando bien ese sentido de culpa", dijo Huilcamán, originario de Temuco, Chile.

Los gobiernos se preocupan por la soberanía, por la unidad del estado y por la integridad territorial, que "son temas sustantivos para ellos", explicó el representante mapuche.

Para los indígenas, el reconocimiento del derecho a la libre determinación es esencial. Eso no afecta necesariamente la desarticulación de los estados, aseguró Huilcamán.

Los gobiernos críticos del texto del proyecto de declaración argumentan que la posición de los pueblos indígenas sobre la libre determinación representa una amenaza secesionista.

El dirigente mapuche admitió que existe ese riesgo pero "entonces hay que ver si es mejor mantener oprimidos a los indígenas, que tambien es un riesgo fuerte".

Algunos gobiernos representados en el grupo de trabajo se oponen firmemente al texto en debate con la estrategia de "diluir la negociación". Entre esos países figuran Estados Unidos, Japón, China y Brasil, afirmó Huilcamán.

Pero existe otro grupo de estados más comprometidos con los pueblos indígenas, como Colombia, Ecuador, Dinamarca, Noruega y Suecia, refirió.

En un bloque intermedio se ubicarían países como Perú y Chile, dispuestos a avanzar en la negociación pero con rservas sobre determinados derechos.

Urrutia observó que la posicion de algunos representantes indígenas ha sido bastante inflexible pues no admiten realizar ninguna enmienda y reclaman la aprobación del texto original.

Entre los gobiernos, describió, algunos se muestran dispuestos a aceptar el texto original, otros proponen ligeras enmienas, pero un tercer grupo "tiene serias dificultades".

El presidente del grupo de trabajo instó a los gobiernos a sostener reuniones con los pueblos indígenas durante los períodos entre cada sesión anual del organismo.

La temática indígena no es la misma en todos los países y esta es una declaración de vocación universal, justificó. (FIN/IPS/pc/mj/hd pr/98

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