El gobierno de Brasil asentó 287.539 familias desde 1995, superando su meta de reforma agraria, que era de 280.000 familias, anunció hoy el ministro de Política Agraria, Raul Jungmann.
Eso representa cerca de 1,5 millones de personas que salieron de la exclusión social y comprueba la "voluntad del gobierno de rescatar la deuda social", destacó el presidente Fernando Henrique Cardoso, al felicitar al ministro por el esfuerzo.
En estos cuatro años se gastaron 7.000 millones de reales (5.830 millones de dólares) en asentamientos rurales, el doble de la suma invertida en los 30 años anteriores, señaló Jungmann.
Uno de los efectos de ese proceso fue la reducción de la violencia en el campo. Entre 1996 y 1998 cayó a la mitad el número de asesinatos de trabajadores rurales, aseguró.
Pero el resultado más prometedor ha sido "la derrota histórica del latifundio", a través de leyes que abren "nuevas esperanzas a los antiguos condenados de la tierra", dijo el ministro, en mensaje a la nación en que hizo el balance de la reforma agraria.
Mencionó como ejemplo el aumento del Impuesto Territorial Rural, que grava en hasta 20 por ciento de su valor los predios improductivos, convirtiendo en mal negocio la tenencia de extensas propiedades.
Otras nuevas leyes facilitan la expropiación de tierras sin "función social", es decir que no generan producción ni empleos, y por eso se puede confiscar para fines de reforma agraria, de acuerdo a la Constitución brasileña de 1988.
Desde la estabilización de la moneda en 1994 la tierra perdió la función de reserva de valor, de instrumento de protección contra la alta inflación. Su valor de mercado cayó 60 por ciento desde entonces, según los técnicos del Ministerio.
Pero el Movimiento de los Sin Tierra (MST), que se destacó en la lucha por ampliar y acelerar la reforma agraria, anunció que intensificará sus acciones el año próximo, especialmente la ocupación de predios rurales.
El MST rechaza las cifras de asentamiento divulgadas por el gobierno y se opone al Banco de la Tierra, un mecanismo de distribución de tierras a los campesinos por adquisición financiada, que el gobierno adoptó para ampliar y abaratar los asentamientos.
El Banco de la Tierra es "reforma agraria de mercado", que aumentará la concentración de la tierra en Brasil, al pagar más que lo debido a los terratenientes que, con el dinero, podrán adquirir otras propiedades mejores, criticó José Pedro Stdile, uno de los coordinadores nacionales del MST.
La Comisión Pastoral de la Tierra divulgó datos que contradicen la reducción de la violencia señalada por Jungmann. Los asesinatos en disputas por tierras volvieron a aumentar este año y ya suman 31 casos hasta el 15 de este mes, según informe del órgano de la Iglesia Católica.
Pero el gran problema de la reforma agraria es su limitado efecto en un país que sufre acelerado éxodo rural. El Censo Agropecuario de 1995-1996, hecho por el oficial Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, reveló una reducción de 5,46 millones de personas ocupadas en la agricultura en 10 años.
De 23.394.881 trabajadores en 1985, las actividades agrícolas en el país pasaron a ocupar sólo 17.930.890 en 1995, según el censo. Encuestas por hogar indicaron que en los últimos años ese proceso se mantuvo e incluso se acentuó en 1996. (FIN/IPS/mo/ag/dv/98