/BOLETIN-PERSPECTIVAS 1999/ AMERICA LATINA: La crisis trajo de vuelta el intercambio desigual

La crisis internacional iniciada en Asia en 1997 trajo de vuelta este año a América Latina el viejo problema del deterioro de los términos de intercambio, con la depreciación de las materias primas.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) consignó en su balance preliminar del año una caída de 4,1 por ciento en las relaciones de intercambio de la región, que alude a las diferencias entre ingresos por exportaciones y gastos en importaciones.

Esta caída contribuyó al crecimiento de sólo 2,3 por ciento del producto interno bruto (PIB) este año, respecto de 1997, cuando la relación de intercambio fue positiva en 3,8 por ciento.

El deterioro este año no fue mayor porque las importaciones, en especial las procedentes de Asia, tuvieron un significativo abaratamiento que en todo caso no alcanzó la magnitud de las caídas de precios de las principales exportaciones latinoamericanas.

La economía mundial creció este año menos de dos por ciento, en tanto el intercambio internacional, que en 1997 se expandió 10 por ciento, aumentará en 1998 entre cuatro y cinco por ciento, según la Organización Mundial de Comercio (OMC).

La crisis que comenzó e Tailandia en julio de 1997 no sólo implicó devaluaciones que abarataron la oferta de bienes manufacturados de los ex tigres, sino que también deprimió la actividad productiva en esos países y en Japón.

Cayó así la demanda de productos básicos y con ello bajaron sus precios, lo cual generó para América Latina el tradicional círculo vicioso de aumentar la oferta para contrarrestar los menores ingresos, provocando nuevas bajas en las cotizaciones.

En el último mes de 1998, el precio del barril de petróleo llegó a la mitad de octubre de 1997, sin que la renovada versión de la guerra del Golfo, con los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña a Iraq, redundara en un alza del "oro negro".

El índice de cotizaciones de productos básicos de Cepal registró en los tres primeros trimestre de 1998 una caída de 15 por ciento para los minerales y bebidas tropicales respecto de los promedios de 1997.

Los alimentos y las materias primas agrícolas retrocedieron 10 por ciento dentro de esta espiral depreciadora, que tuvo como otra víctima principal, además del petróleo, al cobre, otro producto básico vital para la región.

En este panorama, resulta relativamente alentador que los ingresos por exportaciones de la región bajaran sólo uno por ciento, después de 12 años de expansión ininterrumpida, para totalizar 327.300 millones de dólares.

Las importaciones, que llegaron este año a 377.700 millones, crecieron 11 por ciento, lo cual es un logro de las políticas de ajuste, ya que en 1997 el gasto en compras externas tuvo un aumento en torno de 23 por ciento.

El retroceso de 4,1 por ciento en los términos de intercambio se traduce en menores ingresos para la región por unos 10.000 millones de dólares, que representan casi la mitad de los 22.000 millones que la región gastó para financiar el déficit de cuenta corriente.

En otras palabras, la depreciación de las materias primas provocó desajustes en las balanzas de pagos de los países latinoamericanos y caribeños, obligándolos a gastar sus reservas internacionales y a recurrir a capitales compensatorios.

Los impactos, sin embargo, fueron diferenciados en la región. Venezuela, cuyo PIB retrocedió este año en uno por ciento, pagó tributo a la depreciación del petróleo, con una pérdida de 26 por ciento en el valor unitario de sus exportaciones.

Ecuador, también país petrolero, y Chile y Perú, naciones mineras, tuvieron a su vez este año retrocesos entre 13 y 14 por ciento, mientras Colombia y Paraguay, exportadores agrícolas, sufrieron deterioros en torno de 10 por ciento.

Panamá, México, Bolivia y Argentina registraron igualmente pérdidas en sus relaciones de intercambio, mientras Brasil terminó el año con un forzado equilibrio, construido sobre una drástica disminución de las importaciones.

Los países pequeños resultaron en cambio relativos ganadores en sus relaciones de intercambio, en especial los de América Central, favorecidos por la reactivación de la economía de Estados Unidos, su principal comprador.

El país de mejor relación, de acuerdo con el balance de Cepal, fue Nicaragua, seguido por Honduras, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Uruguay, El Salvador y Haití.

Cepal destaca que, con excepción de Uruguay, toda el área del Mercado Común del Sur se vio afectada en su comercio externo, lo cual se debe no sólo al impacto externo de la crisis, sino también al "enfriamiento" de la economía brasileña. (FIN/IPS/ggr/mj/if/98

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