Estados Unidos y Gran Bretaña reclamaron que Libia envíe sin más demora para su juzgamiento a dos sospechosos del atentado contra el vuelo 103 de Pan American, que cayó sobre Escocia hace 10 años, en el que murieron 270 personas.
Las autoridades estadounidenses y británicas conmemoraron el lunes el décimo aniversario de la explosión sobre Lockerbie, Escocia, con la amenaza de imponer nuevas sanciones a Libia si no entrega a los sospechosos en febrero.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revisará ese mes las sanciones contra Libia, como lo hace periódicamente.
"Si en esa fecha no se ha entregado a los sospechosos, para que los juzgue un tribunal escocés en Holanda, buscaremos medidas adicionales para obligarlos a cumplir", anunció el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Peter Burleigh.
"Dejamos claro que nuestra paciencia tiene límites", agregó el embajador de Gran Bretaña ante la ONU, Jeremy Greenstock.
El Congreso del Pueblo, máximo organismo del gobierno de Libia, aceptó la semana pasada la propuesta de Estados Unidos y Gran Bretaña de que los dos acusados, Abdel Basset al-Megrahi y Lamen Khalifa Fhimah, fueran sometidos a un juez escocés que se radicaría en una base militar en Holanda.
Seis años antes, el mismo órgano había declarado que nunca los entregaría.
Libia, de todos modos, siguió pidiendo a los consejeros legales de la ONU garantías de seguridad para los sospechosos, y aspira a que si son declarados culpables se les permita cumplir su sentencia en Libia y no en Escocia. Esta demanda es inaceptable para Estados Unidos y Gran Bretaña.
"Si son absueltos, los dos acusados podrán volver libremente a Libia. Si son culpables, serán enviados a prisión en Escocia. Esto es lógico y razonable", declaró el gobierno de Gran Bretaña este lunes.
El gobierno de Muammar Gaddafi no parece dispuesto a permitir que los sospechosos, supuestos agentes de inteligencia de Libia, vayan a prisión en otro país.
Pese a los esfuerzos del director de Asuntos Legales de la ONU, Hans Corell, por aclarar los términos de la propuesta de Estados Unidos y Gran Bretaña, la demanda de que Al-Merahi y Fhimah no puedan ser encarcelados fuera de Libia puede romper la base de acuerdo alcanzada.
"Es lamentable que aún no hayamos podido encontrar la verdad, diez años después del hecho", declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan, tras reunirse con Gaddafi.
"Tuve una buena conversación con el gobierno libio, y les di todas las garantías necesarias. Me fui de Libia con la sensación de que hemos avanzado", dijo Annan la semana pasada, mostrando optimismo sobre las decisiones del Congreso del Pueblo.
Los funcionarios de la ONU esperaban que, al conmemorarse el décimo aniversario del atentado, las autoridades libias darían alguna señal de que pronto entregarán a los acusados para que se los juzgue. Aunque fueron decepcionados, mantienen la esperanza de que el momento del juicio está cerca.
"Creí que la decisión llegaría antes del aniversario, pero no pierdo las esperanzas", declaró Annan el lunes pasado.
Los habitantes de Lockerbie rindieron homenaje el lunes a las víctimas de la bomba, que mató a 13 habitantes del pequeño pueblo escocés además de los 257 pasajeros del vuelo de Pan American.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se encontró con las familias de las víctimas en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia, y les aseguró que se hará justicia.
No hay acuerdo en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre las medidas que deberían tomarse si no hay avances cuando llegue el momento de revisar las sanciones a Libia.
Estados Unidos y Gran Bretaña propusieron imponer sanciones adicionales, pero China, Francia, Rusia y la mayoría de los países africanos y árabes pretenden levantar las medidas que están vigentes.
Desde 1992, el Consejo de Seguridad de la ONU prohibió todo vuelo directo desde o hacia Libia, y desde 1993 se prohibe vender a ese país algunas máquinas destinadas a la industria petrolera.
En 1997 los países africanos y árabes comenzaron a criticar la duración de las sanciones. El presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, estuvo al frente de las gestiones para lograr una solución que no implicara el juicio de los acusados en Estados Unidos o Gran Bretaña, como estos países habían reclamado.
El resultado fue que en agosto Londres y Washington aceptaron la propuesta de que los sospechosos fueran juzgados en Holanda por un tribunal escocés, sobre la base de una iniciativa de la Organización para la Unidad Africana y del propio gobierno libio.
El embajador de Libia ante la ONU, Abuzed Dorda, denunció sin embargo algunos puntos específicos de la propuesta de británicos y estadounidenses, comparándola con "miel que contiene una dosis de veneno". (FIN/IPS/fan/mk/ceb/mp/mj/ip hd/98