Las canciones del reverenciado poeta y trovador noruego Alf Proesyen podrán oirse pronto en castellano, aunque sus letras y tonadas son tan típicamente noruegas que resulta difícil creer que puedan interesar en otras partes del mundo.
Proesyen, quien murió en 1970, tiene un lugar en el corazón de cada noruego, la mayoría de los cuales pueden cantar sus temas.
Aunque pueda parecer que sus baladas no interesan en otras regiones, no es así, dijo la nicaragüense Katia Cardenal, quien pasó casi un año traduciendo las baladas al castellano. Ahora, el primer disco de la versión española está listo para ser lanzado, el 27 de enero.
"Proesyen no solamente es para los escandinavos", afirmó Cardenal. "Sus textos son universales y describen la vida diaria en el campo en una forma que puede fascinar a la gente de cualquier parte".
Cardenal vino a vivir a Noruega con su esposo, Parvez Kapoor, hace dos años. El primer contacto que tuvo con este país fue en 1990, cuando fue invitada a cantar en un programa anual de caridad en la televisión local auspiciado por la oficina noruega de la organización Salven a los Niños.
Un cantor noruego, Aage Aleksandersen, introdujo a Cardenal en la música de Proesyen durante una actuación realizada ocho anos atras.
"Aleksandersen me dijo que si yo alguna vez decidía vivir en Noruega, tendría que informarme sobre la música de Proesyen", contó Cardenal.
Proesyen estuvo en la cima de su popularidad en los años 50 y 60, e incluso después de su fallecimiento en 1970, sigue siendo un nombre presente en cada familia de Noruega.
Como sus padres y abuelos, nació en una familia campesina que arrendaba una granja, pero logro éxito con su música después de la segunda guerra mundial. Realizó un total de 78 grabaciones triunfales y, además, piezas teatrales y trabajos en prosa, así como una serie de interpretaciones radiales para niños.
Su éxito indudablemente se debio a su habilidad para describir la vida cotidiana de los trabajadores rurales. Sus experiencias de la niñez como campesino pusieron una marca indeleble en su vida y obra, y finalmente se convirtieron en propiedad de cada noruego.
Los niños tuvieron un lugar esencial en su trabajo. Sus libros de canciones más conocidos fueron destinados a la audiencia juvenil. "La señorita cucharita" ha sido traducida a muchos otros idiomas y sigue siendo uno de sus temas más famosos.
En la posguerra, un puñado de autores comenzó a escribir canciones y libros para chicos, como Anne Cath Vestly, Thorbjoern Egner y Al Proeysen. La mayoría de los noruegos conocen de memoria las obras de este trío, y los niños leen sus cuentos una y otra vez.
Esto se debe en parte a la Asociación de Radiodifusión Noruega (NRK). "Barnetimen for de minste", un programa radial para niños, invitó a los autores a interpretar en vivo sus obras para cada hogar del país, y fue así que los chicos conocieron a los autores con sus voces y características.
Las traducciones de Proesyen por Cardenal se lanzarán en dos discos, uno para la audiencia adulta y otro para los niños. Entre las canciones infantiles figuran "El puercoespín" y "La liebre Elena".
Uno de los temas para adultos se titula "Ya verás que hay un mañana", y trata sobre la vida triste y sombría de un hombre que, sin embargo, cree que cualesquiera sean las desgracias cotidianas, el mañana siempre representa un comienzo nuevo "y por la noche reirás".
"Este es el mensaje que encontramos en muchas canciones de Proesyen. La situación puede en un principio ser descripta como melancólica y deprimente, pero el final es feliz y esperanzado en un porvenir mejor", explicó Cardenal.
Señaló que los temas centrales de los versos de Proesyen pueden encontrarse también en la música folklórica latinoamericana. "Lo que se considera puro folklore de América Latina también esta enfocado sobre la vida y el trabajo cotidiano de la gente, no en tragedias de amor", observó.
"Ni Proesyen ni nuestra música tradicional tienen gran interés en las canciones de amor", dijo.
Proesyen es especialmente importante para los niños en la época de Navidad. Su manera única y casi mágica de manejar las palabras dan frescura a la historia de María, José y el niño Jesús.
Una de esas narraciones trata de un carpintero llamado Andersen que cambió su puesto con San Nicolás en la víspera de Navidad y cada uno dio regalos a las familias del otro.
Los niños de San Nicolás estuvieron encantados de conocer a un auténtico carpintero, y los de Andersen creyeron que se trató de su padre disfrazado. Una historia simple, quizás, pero que brinda placer a los chicos en cualquier idioma. (FIN/IPS/tra-en/js/jt/mk/ego-ml/98