Leonardo DiCaprio es un malcriado que destroza habitaciones de hoteles y abusa de las mujeres, mientras Winona Ryder es una actriz terca e indomable, y las modelos son capaces de cualquier cosa para conservar su imagen.
Todo esto podría sonar como chismografía de cualquier publicación sensacionalista, pero en realidad es la sinopsis de la nueva película de Woody Allen, titulada "Celebrity" (Celebridad) y estrenada en Estados Unidos la semana pasada.
Como escritor y director de cine, Allen es en sí mismo una celebridad con suficiente poder para convencer a rompecorazones como DiCaprio, o estrellas como Winona Ryder o Melanie Griffith, a brindar interpretaciones que ridiculizan su imagen.
No obstante, el punto de vista del cineasta sobre el proceso de fabricación de astros es a la vez ácido y trillado, porque el filme hace poco para arrojar luz sobre el tema de la fama en Estados Unidos más allá de indicar que en general es inmerecida.
Desde Griffith hasta DiCaprio, los actores aparecen como un grupo de mimados incapaces de comprender la vida real.
El protagonista del filme, un periodista caracterizado por el actor inglés Kenneth Branagh -quizás la personificación más fastidiosa de Allen vista en el cine-, no es mejor, porque abandona a varias mujeres en el curso de la película en su propia búsqueda de la felicidad.
Branagh tampoco encuentra la felicidad con una supermodelo (Charlize Theron) que necesita hacerse curas alérgicas de hierbas, ni con una publicista (Famke Janssen) que se ve obligado a destruir su novela en ciernes, ni con una joven aspirante a actriz (Ryder).
En vista del amaneramiento al estilo Allen y su maníaca forma de actuar, el espectador se pregunta qué le ve al periodista cualquiera de las mujeres que lo rodearon.
Los sinsabores del periodista contrastan con el encumbramiento de su ex esposa, interpretada por Judy Davis, quien logra la celebridad tras dejar su carrera docente para convertirse en animadora de televisión.
Davis, en una actuación neurótica y estridente, concluye que es más feliz en el chato mundo de la fama que en su época de esforzada docente.
Celebrity refleja a un Woody Allen amargado y deprimido, y hasta cierto punto, ¿quién lo puede culpar? Siendo uno de los más respetados cineastas independientes de Estados Unidos, ha sido blanco de la prensa sensacionalista desde que abandonó a su compañera, Mia Farrow, por una hija adoptiva de ésta, Soon Yi Farrow Previn.
Durante los últimos años, Allen ha sido golpeado por una vasta gama de acusaciones, como que persiguió a una mujer mucho más joven que él, que es un misógino, y que es frío y desamorado.
No obstante, Celebrity, al igual que su película anterior "Deconstructing Harry" (Los amigos de Harry), rechaza cualquier intento de mejorar su propia imagen, revelando una visión amarga de las relaciones humanas.
La película seguramente no mejorará los antecedentes de Allen en el mundo femenino, ya que ni bien fue estrenada despertó indignación por su visión de las mujeres "fáciles" perseguidas por Branagh, y sus alusiones al sexo oral.
Incluso en el país de Bill Clinton, la manera en que Allen pinta a las mujeres parece grosera. Paradojalmente, la falta de gracia en la nueva comedia de Allen confirma el mensaje del cineasta sobre las celebridades: la fama debe ser respaldada por talento y trabajo, de lo contrario no es ningún mérito.
Celebrity podría convertirse en un éxito de taquilla debido a su elenco de estrellas, pero no hará que el público olvide otras obras más profundas y cómicas de Woodie Allen. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ego-ml/cr/98