Brasil desplazó a México en las preferencias de los inversionistas y se consolidó, por segundo año consecutivo, como principal receptor de inversión extranjera directa (IED) en América Latina, informó hoy la CEPAL.
Brasil recibió 30 por ciento de la IED que llegó a la región, seguido por México y Argentina, que captaron el 19 y el 10 por ciento respectivamente, de acuerdo con un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas).
En 1998, la IED hacia los 11 países de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) rondaría los 58.100 millones de dólares, monto que prácticamente equivale al registrado en 1997.
"Los flujos de IED hacia la economía brasileña se han incrementado de 3.072 millones de dólares en 1994 a más de 19.650 millones en 1997, coincidiendo con la política gubernamental de estabilización (Plan Real), apertura y liberalización", señaló el estudio.
El "Informe 1998 sobre la inversión extranjera en América Latina y el Caribe" de la CEPAL, que fue difundido este jueves, sostuvo la crisis asiática no ha afectado la IED en América Latina y ubicó a Estados Unidos como el principal inversionista en la región.
Además, el informe destaca el incremento de las inversiones intralatinoamericanas, en especial las chilenas, y pone de relieve los flujos de capital hacia la industria automotriz, así como los cambios de las estrategias corporativas en esa materia.
Según la CEPAL, Brasil capta 30 por ciento de la IED que llega a la región debido a "dos fenómenos diferentes, pero relacionados entre sí".
Se trata de la reacción ante el nuevo contexto económico de las compañías transnacionales con prolongada presencia en ese país y del interés de los inversionistas, no establecidos, frente a las oportunidades que abre la desregulación de la economía brasileña.
Hasta 1995, la IED en Brasil estaba concentrada en el sector manufacturero, que representaba 55 por ciento del total.
Frente a las reformas económicas introducidas por el presidente Fernando Henrique Cardoso, las empresas transnacionales radicadas en Brasil respondieron con diferentes estrategias corporativas. Mientras algunas se retiraron del mercado, otras decidieron reestructurarse.
Esas reestructuraciones se tradujeron en la modernización o construcción de nuevas fábricas, como ocurrió con las cadenas de montaje de automóviles, y en la adquisición de firmas locales para fortalecer su presencia en el mercado, como fue el caso del sector alimenticio y el químico.
Por otra parte, en los últimos años se produjo un ingreso masivo de compañías extranjeras que operan en el sector de servicios, que terminó desplazando al manufacturero en las preferencias de los inversionistas. A fines de 1997, los servicios concentraban 57 por ciento de la IED.
Esa corriente se hizo evidente con la privatización de empresas de electricidad y de telecomunicaciones y en la adquisición de empresas brasileñas que estaban sufriendo los efectos de la apertura económica, en particular las del sector financiero.
A pesar del impresionante crecimiento de la IED en Brasil, la CEPAL destacó que podría tratarse de una tendencia coyuntural, "en especial si se tiene en cuenta que el programa de privatizaciones se iría agotando en los próximos años".
"Además, la preferencia por los servicios acentuaría el sesgo antiexportador, característico del proceso de industrialización brasileño, lo que en el futuro podría traducirse en mayores dificultades de balanza de pagos", agregó el informe.
La CEPAL sostuvo que "la aguda crisis económica surgida en Asia parece haber favorecido a América Latina como receptora de flujos de IED".
La IED llegó en 1997 a los 400.000 millones de dólares, 38 por ciento de los cuales se dirigió a los países en desarrollo, principalmente de Asia y América Latina.
Entre 1995 y 1997 la IED hacia América Latina y el Caribe prácticamente se duplicó y, "pese a la crisis asiática, las estimaciones para 1998 indican que los ingresos de IED estarían en el mismo orden de magnitud que los registrados el año anterior".
De acuerdo con la CEPAL, las estimaciones basadas en los datos del primer semestre señalan que en 1998 Brasil recibió 24.000 millones de IED, mientras México captó 8.000 millones, Colombia 6.000 millones, Argentina 5.800 millones, Venezuela 5.000 millones, Chile 4.700 millones y Perú 3.000 millones.
Mientras, Bolivia recibió 660 millones, Ecuador 580 millones, Paraguay 210 millones y Uruguay 160 millones de dólares.
Estados Unidos sigue siendo el principal inversor en la región, aunque Europa acortó la distancia en los últimos dos años.
La CEPAL indicó que "entre 1990 y 1997 el porcentaje total de la IED norteamericana a los centros financieros del Caribe declinó de 50 a 42 por ciento del total en América Latina".
"Del resto, la inversión estadounidense aumentó principalmente en Chile (de tres a cinco por ciento), Argentina (de cuatro a seis por ciento), México (de 14 a 15 por ciento), Brasil (de 20 a 21 por ciento) y Venezuela (de dos a tres por ciento)", consignó el estudio. (sigue