Científicos de disciplinas muy distintas intentan, por primera vez, coordinar datos para analizar las causas ambientales de las enfermedades de las especies marinas en el Caribe, el golfo de México y la costa atlántica de Estados Unidos.
"Muy a menudo se ve el árbol y no el bosque", afirmó Sylvia Earle, investigadora asociada del Instituto Smithsoniano de Estados Unidos. "Los científicos tienden a tratar los brotes de enfermedades marinas por separado, pero debemos observar las tendencias y los diferentes factores que las provocan".
El nuevo esfuerzo responde a los informes de oceanógrafos en todo el mundo de que las enfermedades de la vida marina se incrementaron a una velocidad sin precedentes en las últimas décadas.
Utilizando datos de campos como la salud pública, la climatología y la ecología, los investigadores esperan entender mejor las causas interrelacionadas de las epidemias.
En los últimos tres años, los investigadores de la Universidad de Harvard, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos y la Administración Nacional de Océanos y la Atmósfera han intentado reunir datos biológicos, químicos y climáticos al respecto.
"Esto ayuda a los expertos a observar las tendencias y verificar si están relacionadas con alguna causa específica o con varios factores, tales como la contaminación o los cambios climáticos", dijo Paul Epstein, director asociado del Centro para la Salud y el Medio Ambiente Mundial de la Universidad de Harvard.
En un informe publicado esta semana, el Centro para la Salud y el Medio Ambiente Mundial de la Escuela de Medicina de Harvard describe algunos de los hallazgos de científicos que compartieron información y utilizaron mapas de computadoras para comparar la incidencia de las enfermedades en el planeta.
"Estrellas de mar, delfines, musgo marino, tortugas de mar, arrecifes de coral, manatíes y palomillas de mar están muriendo a una velocidad alarmante. Son señales de que los sistemas de apoyo a la vida del océano están en problemas", afirmó Earle. "Ahora empezamos a ver algunas causas subyacentes a estos síntomas".
El informe, "Ecosistemas marinos: enfermedades emergentes como indicadores de cambio", afirma que el aumento de brotes de enfermedades marinas indica que la salud general de los ecosistemas marinos costeros está en grave decadencia.
Las actividades del hombre, como la pesca excesiva, la introducción de especies no nativas y la contaminación, contribuyeron en forma significativa a esta decadencia, explica el informe.
Lo que no se estudió a fondo, sin embargo, es cómo se relacionan estos factores, sostuvieron los investigadores.
"La contaminación, los cambios climáticos y las enfermedades son fenómenos vinculados, por tanto los datos al respecto también deben vincularse", informó Jan Landsberg, científico del Instituto de Investigación Marina de Florida.
Según el informe, por ejemplo, el incremento en la floración de algas tóxicas parece estar relacionado no sólo con los residuos de fertilizantes, sino también con el cambio climático y la contaminación tóxica.
Antes los científicos pensaban que sólo los residuos de fertilizantes y la contaminación por aguas de desecho conducían a un aumento en la floración de algas, muchas de las cuales son tóxicas para los peces y mamíferos marinos.
Con el incremento de los residuos líquidos en los ecosistemas costeros, se registró un incremento de las "zonas muertas" en todo el mundo, y especialmente en el Golfo de México.
Pero los científicos ahora piensan que el incremento de las "zonas muertas" y "mareas rojas" también se debe a otros impactos ambientales, entre ellos el calentamiento global y la contaminación industrial.
"No sólo aumentaron la frecuencia y la magnitud de las floraciones", explica el informe, "sino que surgieron organismos que antes no se conocían y las especies no nativas florecen con inesperada virulencia, desencadenando consecuencias para el resto de la vida marina y los humanos".
Los peces y animales marinos, como los delfines y focas, pueden ser muy susceptibles a estos cambios en su entorno debido a deficiencias de su sistema inmunológico, causadas a su vez por la exposición a la contaminación de aguas industriales tóxicas, señala el informe.
Los cambios en la temperatura del agua también inhiben la respuesta inmunológica en algunos organismos.
Recientes aumentos inexplicados en las temperaturas de la superficie del mar, por ejemplo, llevaron al incremento de una enfermedad fatal de los arrecifes de coral, conocida como decoloración. A medida que aumenta la temperatura, los arrecifes pierden su color hasta quedar blancos y luego mueren.
"Este año vimos más enfermedades de corales que nunca", afirmó James Cervino, un biólogo marino de la Alianza Mundial de los Arrecifes de Coral, ubicada en California.
Las enfermedades de la vida marina y la destrucción del ecosistema repercuten en la salud humana, señaló Epstein. "La contaminación de los mariscos con agentes infecciosos, toxinas y metales pesados es un tema acuciante para los consumidores y los responsables de formular políticas ambientales."
Las condiciones para la natación y otras actividades recreativas se deterioran en varias regiones costeras. "Si los océanos están en problemas, también nosotros lo estamos", agregó Earle. "Resulta obvio, al analizar distintos datos, que si jugamos con los océanos lo hacemos a nuestro propio riesgo".
Al compartir la información de distintas disciplinas y establecer conexiones entre los impactos generales del cambio climático, la contaminación y enfermedades, los científicos afirman que podrán avanzar hacia una mejor prevención de las enfermedades de la vida marina.
"No cabe duda de que factores como el cambio climático, la contaminación y las enfermedades deben ser analizados en conjunto, porque actúan en conjunto", afirmó Jo-Ann Burkholder, profesora de biología marina en la Universidad del Estado de Carolina del Norte. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/mv/98