Gran parte de los territorios orientales de Rusia padecen una situación crítica debido a la escasez de gasolina, energía eléctrica y alimentos, aunque la región es rica en energía y recursos naturales.
En consecuencia existe un creciente resentimiento contra Moscú por el estado de abandono en que se encuentra la extensa zona, aseguró el abogado Alexander Samoiloff, de Jabarovsk, ciudad cercana a la frontera con China y próxima al mar de Japón.
"El gobierno toma de los territorios la mayor parte de los ingresos regionales a través de los elevados impuestos federales y no les da nada a cambio", dijo a IPS.
Préstamos concedidos por el gobierno japonés para desarrollar la economía del extremo oriental ruso nunca llegaron a los territorios, sostiene Samoiloff.
"Mientras, vemos el rápido desarrollo económico de la vecina China, el incremento de la población de origen étnico chino en el extremo oriente ruso y la penetración de capitales chinos. Nunca en la historia de Rusia un gobierno trató a sus territorios de esta manera", se quejó.
Históricamente, el extremo oriente fue una importante región militar fronteriza para los zares rusos y los gobiernos soviéticos. El desarrollo de la zona estaba dictado por consideraciones políticas y no económicas.
La población de la región gozó de múltiples privilegios y Moscú recién comenzó a cobrar impuestos a partir de 1910. Se construyó la vía trans-siberiana y el otrora puente más largo del mundo también se erigió sobre el río Amur.
"Los soviéticos crearon un enorme complejo militar industrial aquí y más de 70 por ciento de la economía trabajaba para los militares en 1990", explicó Samoiloff.
La mayoría de los alimentos y los productos de consumo se traían del centro del país y los habitantes recibían múltiples beneficios sociales y salarios elevados.
"Pero después de 1992, el gobierno abandonó la región a su suerte y no apoyó las iniciativas locales para penetrar en los mercados del Pacífico a través de reestructuras y el desarrollo de industrias e infraestructura, o a través de zonas francas y exenciones impositivas", agregó.
El resultado ha sido desastroso, sostuvo Samoiloff.
"Las flotas de la pesca y la marina mercante y las industrias están en estado de confusión, y la industria de la madera está en crisis después de un desastroso verano (boreal) de incendios forestales, ignorados por el gobierno federal", denunció.
La industria minera apenas sobrevive por la falta de inversión y los grandes proyectos de petróleo y gas, Sajalín 1 y Sajalín 2, podrían cerrar debido a la renuencia del parlamento y el gobierno a adoptar una ley de distribución de la producción.
El complejo militar industrial, aún una gran fuente de empleos, se encuentra casi devastado y recibe sólo 10 por ciento del pedido de trabajo que le hacía el gobierno antes de la crisis.
Los Guardias Fronterizos, los Guardias Nacionales del Extremo Oriente y la Armada del Pacífico no reciben sus salarios desde junio y están al borde de la hambruna. Las instituciones dependen de los gobiernos locales y de organizaciones de beneficencia para recibir alimentos y mantener la calefacción.
La vía trans-siberiana pierde tráfico frente a la nueva vía trans-China-Kazajstán, debido a los altos impuestos y los costos de la gasolina, y los importantes puertos marítimos de Vostochny y Vanino trabajan a menos de un tercio de su capacidad.
Como resultado, muchas personas sobreviven gracias al comercio fronterizo con China. Los corredores cruzan periódicamente a China y traen productos para vender. Cada persona tiene permiso para ingresar 50 kilogramos de productos libres de impuestos por viaje.
Algunos sólo trasladan la mercancía desde China hasta los mayoristas chinos en ciudades rusas como Jabarovsk.
Como los rusos tienen menos problemas para conseguir visas para viajar a China que los chinos para viajar a Rusia, los chinos contratan rusos como sus agentes de transporte.
La mayoría de los corredores son mujeres rusas. "Es un trabajo muy díficil, sobre todo para las mujeres, cargar con un peso de 50 kilos", dijo el periodista Sergei Mijailov, del diario Tykhookeanskaya, de Jabarovsk.
Las corredoras deben pasar los 50 kilogramos de productos por la aduana y llevarlos a un taxi, todo sin ayuda. Las ganancias por viaje representan unos 17 dólares, pero la mayoría gana mucho más con el contrabando, especialmente de vodka china y carne cruda congelada.
"Los hombres y las mujeres utilizan cinta adhesiva para adherirse al cuerpo paquetes de plástico con vodka", aseguró Mijailov. La carne congelada se pasa de la misma forma. "Por lo general pueden tolerarlo durante las dos o tres horas que lleva pasar la aduana", explicó.
Los mercaderes chinos en Jabarovsk tienen sus propios problemas. La semana pasada, el cónsul chino Van Go Shi envió una protesta al jefe de la policía de la ciudad, Anatoly Zolotujin, por el tratamiento abusivo que brindan los uniformados a los vendedores chinos en los mercados locales. (FIN/IPS/tra-en/ai/jmp/sas/aq/if/98