El derretimiento de la capa de hielo del océano Artico amenaza la supervivncia de la fauna de la región, según el alerta enviado por varios científicos a la Cuarta Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático.
El efecto del recalentamiento global causado por la combustión de combustibles fósiles puede ser fatídico para las aves marinas, morsas y osos del Artico, señalaron esos científicos a los participantes en la conferencia, que se realiza en Buenos Aires.
"Los delegados presentes en Buenos Aires deben recordar que el calentamiento global no es una amenaza de futuro, sino que ya se manifiesta, en especial en el Artico", advirtió Kalee Kreider, director de la campaña de Greenpeace en Estados Unidos contra el llamado efecto invernadero.
"Los osos polares serán quizás las primeras víctimas, y luego tocará turno a las otras especies" del Artico, dijo Kreider.
La recalentamiento de la zona occidental del Artico se produce a una velocidad dos veces superior que en el resto del mundo, como lo predijeron los expertos que estudiaron el efecto de la acumulación de gases invernadero en la atmósfera.
Científicos que participan de un proyecto de investigación en el Artico comprobaron el derretimiento y el repliegue de los témpanos de la región, que son hábitat de la vida silvestre, informó Greenpeace.
"No habrá más osos polares si desaparece la plataforma de hielo en que viven esos animales", dijo Charles Jonkel, un investigador de la Fundación Great Bear (Gran Oso), del estado de Montana, Estados Unidos.
"Algunaas aves marinas intentan decirnos que la Alaska ártica cambió de modo radical en los últimos 30 años, y que habrá aún más cambios", declaró por su parte George Divoky, del Instituto de Biología Artica de la Universidad de Alaska.
La mayoría de los científicos creen que el aumento de la temperatura y el derretimiento de los hielos del Artico se debe a que el dióxido de carbono y otros gases crean una pantalla en la atmósfera, que atrapa el calor.
Algunas emisiones son producidas por la naturaleza, pero la mayoría proceden de la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles. El efecto invernadero incrementa el riesgo de huracanes, inundaciones y sequías, y puede causar la desapareción bajo las aguas de islas y zonas costeras bajas.
La gran mayoría de los países del mundo son signatarios de la Convención de Cambio Climático y en diciembre aprobaron un protocolo adicional en la ciudad japonesa de Kyoto, para fijar metas de reducción de gases invernadero.
El Protocolo de Kyoto obliga a las naciones del Norte industrial a disminuir seis por ciento en promedio la emisión de seis gases causantes del cambio climático, tomando como referencia el volumen registrado en 1990. La reducción debe completarse entre el 2008 y el 2012.
Pero casi ninguno de los firmantes ha ratificado el Protocolo de Kyoto y los negociadores reunidos en Buenos Aires se enfrentan al desafío de echar a andar la compleja maquinaria para implementar las soluciones.
Mientras, los grupos ambientales instan a los gobiernos a actuar drásticamente para reducir las emisiones cuanto antes.
Greenpeace ha trabajado en los últimos años con científicos especializados en el impacto del cambio climático en las regiones polares, donde se esperan las consecencias más graves del recalentamiento global.
"El trabajo de estos científicos muestra claramente por qué los gobiernos deben tomar medidas ya mismo para detener el cambio climático", señaló Melanie Duchin, una activista de Greenpeace que reside en Alaska.
Expedicionarios de Greenpeace que siguieron el trayecto entre Alaska y la región rusa de Chukotka informaron esta semana que la frontera de hielo se retiró al norte, con consecuencias potencialmente graves para la flora y la fauna del área.
Así mismo, observaciones por satélite comprueban una disminución de la capa de hielo del Artico de casi tres por ciento por década, y que la pérdida se aceleró en los últimos 10 años.
Los osos polares son particularmente vulnerables a este repliegue, afirman los científicos.
"Dos factores pueden afectar al oso polar: la primera es la cantidad de focas, el animal que les sirve de alimento, y la segunda, el acceso a la población de focas", explicó Lori Quakenbush, de la Universidad de Alaska.
"El hielo desempeña un papel muy importante en ambos factores", agregó Quakenbush.
El debilitamiento de la capa de hielo afectará la cadena alimenticia de la que forman parte los osos polares. Las algas que crecen en el fondo de los témpanos son ingeridas por el plancton que, a su vez, es alimento del bacalao del Artico, indicó.
El bacalao es ingerido por las focas, y éstas, por los osos polares.
Según Quakenbush, los osos se alimentan casi exclusivamente de focas, aunque no pueden atraparlas en el agua. Las acechan y aguardan que emerjan a las orillas o a través del hielo para respirar.
Las morsas, que descansan, mudan de piel y tienen a sus crías sobre los témpanos, también están amenazadas por la retirada del hielo.
A medida que se derrite, el hielo se vuelve menos resistente para soportar el peso de una morsa, y se produce así la pérdida del hábitat de ese mamífero, observó Brendan Kelly, científico de la Escuela de Ictiofauna y Oceanografía de la Universidad de Alaska, que ha estudiado la región por más de 20 años.
"Hemos comprobado que disninuye la proporción de crías en la población total de morsas", advirtió Kelly. (FIN/IPS/tra- en/dk/mv/en/98