El Mercosur deberá concentrar sus esfuerzos en la coordinación de las macroeconomías de los países miembros y en la armonización de los incentivos a la inversión para seguir creciendo en la próxima década, según expertos del gobierno de Argentina.
Un estudio de la cancillería argentina pronosticó, de todos modos, que el Mercosur (Mercado Común del Sur) continuará creciendo en la próxima década porque el bloque ya es una política de Estado en los países que lo integran, por encima de las personas y los partidos que se alternan en el poder.
El Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, se constituyó en "uno de los principales consensos alcanzados por los países socios, tanto en sus respectivas agendas internas como en las externas", según el último informe del Centro de Economía Internacional (CEI) de la cancillería.
"Es de esperar que el Mercosur continúe creciendo institucional y económicamente en la próxima década", según el estudio, elaborado a partir de la interrogante "¿consolidación o parálisis?" referida al proceso de integración.
El CEI calificó los avances en el Mercosur de "espasmódicos" y se refirió a una hipótesis que ha ganado adeptos en los últimos tiempos, según la cual "el proceso de integración regional estaría atravesando una etapa de virtual estancamiento".
Esa idea parte de comparar los "importantes e inéditos" avances logrados por el Mercosur de 1991 a 1994, con la liberación gradual y automática del comercio intrazona, y los "tenues, parciales y (…) escasamente relevantes" progresos obtenidos desde 1995 y los asuntos pendientes.
Los escasos avances en la instrumentación de los acuerdos ya alcanzados y los problemas para lograr consenso en problemas nuevos, así como los conflictos surgidos por el acceso a mercados y por la captación de inversión extranjera, conforman el panorama que originó el calificativo de "parálisis", indicó el CEI.
Si bien el estudio admitió que en ese período no se lograron avances significativos, destaco que es más sencillo acordar rebajas generales de aranceles que "discutir normas y reglamentos sobre temas que hasta hace poco eran patrimonio exclusivo de cada uno de los países" del Mercosur.
En ese sentido, el CEI recordó que "hace algunos años, muy pocos creían posible el libre comercio regional en sectores como el papel, la siderurgia, los cereales o los petroquímicos" y que empresarios y analistas auguraban que el proceso conduciría a la destrucción de las industrias básicas nacionales.
El informe subrayó que, aunque "los ritmos no sean los deseados, continúa el rápido crecimiento de los lazos económicos".
Entre 1995 y 1997 el comercio del bloque con terceros países creció 17 por ciento, mientras que el intra-Mercosur aumentó cerca de 44 por ciento (de 14.000 millones a 21.000 millones de dólares).
Así mismo, el Mercosur consolidó y profundizó la presencia de capitales extranjeros, "convirtiéndose en una de las pocas áreas elegidas entre los países en desarrollo por los inversores internacionales".
En ese mismo período, la inversión extranjera directa en el bloque pasó de 5.000 millones anuales, en 1995 y 1996, a más de 25.000 millones en 1997.
"Una de las dificultades centrales que enfrenta el Mercosur para avanzar en la definición de nuevas políticas comerciales y de inversión comunes es la escasa experiencia que tienen los países de la región en el uso o aplicación de los distintos instrumentos en el propio ámbito nacional", agregó el informe.
Entre otros ejemplos, el estudio del CEI mencionó los casos de la "defensa de la competencia o del consumidor en Argentina o las políticas contra prácticas desleales de comercio en Paraguay y Uruguay".
El Mercosur deberá profundizar su integración y, para eso, concentrarse en la coordinación macroeconómica entre sus socios y la armonización de los incentivos a la inversión.
En cuanto a los problemas que demoran la profundización de la unión aduanera, muchos se deben a que "los nuevos temas de la negociación se vinculan estrechamente con reformas económicas en curso, o pendientes, en la agenda interna de los países".
Entre esas reformas, el estudio menciona "los incentivos estaduales en Brasil o los proyectos de reformas impositivas en ese país y Argentina".
Es por eso que, de acuerdo con el CEI, el Mercosur presenta avances "espasmódicos y no lineales, que se materializan a un ritmo más lento que el que sería deseable".
"Pretender que el proceso de integración avance más rápidamente en cuestiones que ni siquiera han podido ser resueltas todavía hacia el interior de los países miembros puede resultar un exceso de exigencia", según el estudio.
Mientras, los conflictos que periódicamente surgen en el ámbito regional, que, según el CEI, son normales dentro de la creciente interdependencia económica, "generan un escenario de incertidumbre e imprevisibilidad que conspira contra la planificación de los negocios a escala Mercosur".
"Las causas de estas dificultades no parecen obedecer a cuestiones de estrategia de política exterior, ni a la competencia por el liderazgo regional, sino más bien a la existencia de conflictos de intereses", según el informe.
Estos conflictos están, por lo general, asociados con el acceso a los mercados y la captación de inversiones, agregaron los expertos del CEI.
El estudio consideró que la aparición de disputas entre socios parece responder a falta de coordinación entre los gobiernos para adoptar medidas conjuntas que permitan "limitar, neutralizar o contrarrestar shocks generados en el propio seno de las economías regionales" o "contagiados" por el resto del mundo.
La reacción rápida y conjunta de los cuatro socios facilitaría el hallazgo de soluciones e impediría sorpresas en la región, pues "evitaría el escenario de incertidumbre, guerra comercial y pérdida de credibilidad en el Mercosur que parece instalarse en los mercados cada vez que aparece un nuevo conflicto".
"De cara a la nueva etapa, resulta de suma importancia comenzar a transitar el largo camino de la coordinación macroeconómica a escala regional y completar la unión aduanera", agregó el estudio.
Eso supone incorporar todos los bienes y servicios y llegando a acuerdos finales en los sectores que aún gozan de tratamiento diferencial, como el automotriz y el azúcar, sugirió el CEI.
Para alcanzar esos objetivos, "sería oportuno, siguiendo la experiencia europea, crear una Comisión Técnica de Alto Nivel, independiente de los intereses particulares de los miembros del Mercosur", postuló el análisis.
Esa comisión debería realizar un estudio amplio y completo de los problemas y desafíos que enfrenta el proceso de integración en esta etapa y elaborar recomendaciones sobre líneas de acción específicas.
Por último, el estudio propuso analizar la posibilidad de impulsar la "adaptación de la estructura institucional del Mercosur" hacia "una forma más dinámica y con mayor responsabilidad en la aplicación de instrumentos comerciales y de inversión comunes". (FIN/IPS/va/mj/if/98