Europa se apresta a lanzar un proyecto para enfrentar las consecuencias de un eventual accidente nuclear de gran magnitud, que podría producirse en los próximos años.
"Por habitante, la región europea ha sido escenario de más accidentes nucleares que cualquier otra parte del mundo", dijo esta semana Jo Asvan, director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se estima que en Europa existe "67 por ciento de probabilidades" de que ocurra en la próxima década un accidente semejante al de la central nuclear ucraniana de Chernobyl.
El proyecto, en manos de la Autoridad Finlandesa sobre Radiación y Seguridad Nuclear de Helsinki, es una iniciativa conjunta de la sede Europea de la OMS y el Ministerio de Salud y Asuntos Sociales de Finlandia.
El propósito consiste en brindar información y asesoramiento sobre salud pública frente a emergencias nucleares, y diseñar un organismo que centralice los datos sobre la actividad nuclear de los estados miembro.
El especialista en radiactividad Keith Baverstock, coordinador del proyecto, dijo a IPS en una entrevista telefónica que el riesgo de una emergencia nuclear depende del error humano y no tanto de la tecnología.
Baverstock afirmó que es necesaria una mayor apertura y una mejor educación de médicos, enfermeros y maestros en temas clave como, por ejemplo, los efectos de la exposición a la radiación.
"Por el momento, la posibilidad de accidentes no es discutida públicamente, excepto que se trate de un riesgo inminente o de un accidente ya acaecido", agregó Baverstock.
"Evitar el debate público, aunque se deba a excelentes razones, sólo nos vuelve culpables de encubrimiento", advirtió.
"La política que supuestamente intenta 'proteger al público de preocupaciones innecesarias' se revela rápidamente como encubrimiento de los riesgos posteriores a un eventual accidente. Es una vía segura para la pérdida de confianza pública", afirmó Baverstock.
La reserva de la información "sería admisible si los accidentes nucleares fueran infrecuentes, pero no es el caso", puntualizó. "Si nuestra experiencia indicara que los acccidentes nucleares suceden una vez por milenio, tal actitud estaría justificada".
Pero "la probabilidad de otro accidente en la próxima década en territorio de las potencias nucleares activas, como los que ocurrieron en Three Miles Island, Estados Unidos, y Chernobyl, es de 67 por ciento", aseguró Baverstock.
Europa posee 217 reactores nucleares comerciales para la generación de electricidad y otras 50 instalaciones en que se manipulan desechos, combustible y otros materiales radiactivos.
También hay varios centenares de reactores militares más pequeños, otros destinados a la investigación, y un alto número de instalaciones médicas e industriales que usan elementos radioactivos.
Existe preocupación por la edad de algunos reactores europeos ya que, en razón de costos y de las presiones ambientales para la reducción del uso de combustible fósil, se mantienen funcionando a pesar de no haber sido renovados.
Actualmente, se cuentan 19 plantas en funcionamiento desde hace más de 30 años y se calcula que, para el 2004, otras 21 instalaciones alcanzarán idéntica edad.
En el pasado se registraron una serie de accidentes relevantes que produjeron emisiones radiactivas hacia el resto del mundo. Los casos más notorios fueron los de Windscale, en Gran Bretaña, y los de Kyshtym y Chernobyl, en la Unión Soviética.
"Esperamos reducir el impacto de una emergencia nuclear en la salud pública, trabajando con las autoridades responsables de la protección pública", comentó Baverstock.
Una emergencia nuclear exigiría medidas urgentes para proteger a los niños de la región europea, y la OMS revisa sus líneas de acción en ese semtido.
Los accidentes nucleares son potenciales inductores de cáncer en la población expuesta, pero la experiencia demostró que el terror público respecto de los efectos de la radiación es, en sí mismo, causa de enfermedades.
Ante la expansión de los efectos psicosociales, la manera en que se maneja un accidente es muy importante. El público sabe que fue expuesto a un riesgo indetectable, cuya importancia y alcance tampoco es posible calcular.
Simultáneamente, el público debe enfrentar los riesgos en base a la información proporcionada por las mismas autoridades que las víctimas consideran responsables centrales del accidente.
"En general, se considera suficiente anticiparse a cualquier incidente y planear respuestas 'de manual'. No obstante, para quienes están familiarizados con cuestiones de salud que generan terror público por sus consecuencias, esas respuestas no son suficientes", advirtió Baverstock. (FIN/IPS/mom/rj/cb/nc-ff/98