ESTADOS UNIDOS: Desilusión de republicanos marca futuro político

Las elecciones de medio término en Estados Unidos fueron una desilusión para el opositor Partido Republicano, y ahora los analistas se preguntan qué supone este resultado para la política de esta nación en los dos años de gobierno que le quedan al presidente Bill Clinton.

Algunos analistas arguyen que los comicios del martes 3, que otorgaron en forma inesperada al gobernante Partido Demócrata cinco bancas adicionales en la Cámara de Representantes y ninguna baja en el Senado, anuncian un nuevo período de consenso en que centristas de ambos partidos trabajarán con la Casa Blanca para forjar alianzas bipartidistas sobre asuntos claves.

Otros no son tan optimistas y prevén un período de mayor conflicto entre distintos sectores sobre la ideología, el electorado y las tácticas políticas que pueden llevar al estancamiento del trabajo del gobierno.

Pero por ahora parece que el acuerdo es prácticamente unánime sobre la consecuencia más inmediata de los comicios: Clinton no tendrá que preocuparse por un intento serio de los republicanos para destituirlo de la presidencia.

En un revés de fortuna que resultó muy satisfactorio para los demócratas, los compañeros republicanos del poderoso presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, a quien atribuyen la debacle de las elecciones, casi lo sometieron a un similar proceso de destitución.

El viernes, Gingrich anunció que renunciaba a la presidencia de la cámara baja y se retiraba del Congreso. Sin embargo, no es probable que este paso baste para conciliar al Partido Republicano, profundamente dividido.

Hay tres grupos republicanos: aquellos identificados con la derecha cristiana, los más tradicionales conservadores que defienden a las grandes compañías y los "moderados" que suelen votar junto con los demócratas en cuestiones ambientales, de derechos civiles, internacionales y aun laborales.

Los tres sectores discrepan profundamente, entre otras cosas, sobre el comercio exterior, el respaldo a las grandes compañías y el Fondo Monetario Internacional, la Organización de las Naciones Unidas y el aborto, todos puntos que pueden convertirse en claves cuando el Congreso reanude sus sesiones en enero.

La elite política de Washington concuerda en que la derecha cristiana, que como Gingrich intentó convertir las elecciones en un referéndum sobre el carácter moral de Clinton, fue probablemente la mayor perdedora de los comicios.

"Los republicanos (dirigentes de la derecha cristiana) Ralph Reed y Gary Bauer fueron derrotados, mientras el pragmático (gobernador de Texas) George W. Bush y (el gobernador de Nueva York) George Pataki, resultaron triunfadores", escribió el conservador James Pinkerton en el diario Los Angeles Times.

La mayoría de los analistas políticos de Washington creen que los republicanos no pueden conseguir el voto de las bases sin el apoyo de la derecha cristiana.

En consecuencia, los dirigentes del partido tendrán el grave problema de formular propuestas que resulten atrayentes para los otros dos grupos y no disgusten tanto a los conservadores morales como para alejarlos de la política, como ocurrió hasta que Ronald Reagan fue electo a la presidencia en 1980.

Para lograrlo, deberán presentar un programa que sea aceptado por los tres grupos y que consistirá probablemente en recortes impositivos, mayor apoyo para la enseñanza privada, un concepto vago llamado "conservadurismo compasivo" y el esfuerzo para evitar las cuestiones que los dividen.

Los dirigentes también tendrán que elegir a un candidato republicano para la carrera presidencial del 2000. El gobernador Bush, primogénito del ex presidente George Bush, es considerado el candidato con más posibilidades, pero su tolerante política en materia social preocupa a la derecha cristiana.

Pero la división también afecta al Partido Demócrata. Aunque el resultado de las elecciones fue mejor del esperado, los demócratas aún no resolvieron sus diferencias en torno a la globalización económica.

Los dirigentes demócratas del Congreso, estrechamente vinculados a organizaciones sindicales y afro-estadounidenses, desconfían de las políticas neoliberales y a favor de la globalización que defiende Clinton.

Por otra parte, los llamados "nuevos demócratas"argumentaron a partir de los años 80 que el partido debe abandonar su lealtad hacia los sindicatos y las minorías y brindar más apoyo a los recortes presupuestales y al sector privado, con el fin de atraer a la clase media blanca, clave en todos los comicios.

En los últimos seis años, tanto Clinton como su candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, el vicepresidente Al Gore, intentaron gobernar ambas alas del partido, manteniéndolas juntas.

Esto quizá sea más difícil ahora, porque ambos grupos demócratas se consideran fortalecidos tras los comicios del martes 4. El movimiento sindical tuvo un papel fundamental en el éxito de la semana pasada al conseguir fondos y alentar la participación de los electores.

Así mismo, el punto de mayor discrepancia, el comercio exterior, quizá se presente en los próximos dos años como el más importante de la política nacional.

En 1997, la gran mayoría de los demócratas de la cámara baja se unieron a una minoría de republicanos para rechazar la autorización de "vía rápida" que el Congreso debe conceder a Clinton para que negocie nuevos acuerdos de comercio porque esta no protegía los derechos de los trabajadores ni el ambiente.

Entonces, el déficit comercial estadounidense superaba apenas 100.000 millones de dólares. Este año se calcula que se aproximará a 180.000 millones y posiblemente a 300.000 millones en 1999, a medida que los países asiáticos intentan recuperar la salud económica mediante las exportaciones y las medidas de austeridad en América Latina reducen sus importaciones.

La legislación de vía rápida que Clinton promete presentar como prioridad en 1999 podría causar una revuelta en el partido, si no incluye fuerte protección laboral y ambiental, teniendo en cuenta los crecientes pedidos de proteccionismo, en especial de las bases sindicales del partido Demócrata. (FIN/IPS/tra-en/jl/kb/aq/ip/98

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