COLOMBIA: Diálogo entre gobierno y rebeldes FARC en punto muerto

El diálogo de paz entre el gobierno y la principal fuerza insurgente de Colombia quedó en punto muerto por desacuerdos en torno al canje de prisioneros y al retiro del Ejército de la llamada "zona de distensión".

La propuesta de canje de prisioneros hecha por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al gobierno quedó congelado luego de que el consejero presidencial Víctor Ricardo y el máximo jefe de la organización rebelde, Manuel Marulanda (Tirofijo), mantuvieron el viernes una infructuosa reunión.

La reunión, considerada decisiva para el tercer proceso de paz emprendido por el gobierno en los últimos 15 años con las FARC, tuvo como único resultado concreto la fijación de una nueva cita antes del 31 de diciembre para continuar analizando el asunto.

"El aplazamiento del canje, que para las FARC es prioritario, obstaculiza el inicio de las conversaciones", que ya fueron afectadas "por la negativa del gobierno a retirar los soldados de la zona de distensión", dijo a IPS Luis Valencia, docente de la privada Universidad de los Andes.

En la reunión que sostuvo con Marulanda, el gobierno reiteró al jefe guerrillero que un eventual canje de prisioneros debería efectuarse "dentro del respeto del derecho, la Constitución y la Ley", sostuvo Ricardo.

Para Valencia, el gobierno indicó con esta posición que no niega la posibilidad de aceptar la propuesta, pero "dilatar más su decisión le representa un alto costo político".

El gobierno afirma que el canje no es precondición para el inicio formal del diálogo, pero el asunto se convirtió en uno de los más complicados en las relaciones con las FARC debido a que las dos partes "están hablando idiomas digferentes", dijo el experto.

Mientras las FARC señalan que el canje es prioritario y debe darse antes de la iniciación del diálogo de paz, el gobierno reitera que el posible intercambio de prisioneros sería discutido en la mesa de diálogo y que no puede ser una condición para su inicio, explicó Valencia.

El hecho de que Marulanda haya asumido en persona la conversación sobre el canje de prisioneros con el gobierno es un indicativo de la importancia que la agrupación guerrillera da a la cuestión, según Valencia.

Así mismo, en una comunicación radiofónica de la cúpula de las FARC a sus frentes guerrilleros interceptada el 19 de noviembre, un jefe insurgente afirmó que la organización no se sentará a dialogar mientras no se llegue a un acuerdo con el gobierno sobre el canje.

Las FARC tienen en su poder a unos 300 soldados y policías tomados en ataques de este año a bases militares, estaciones de policía o emboscadas, a los que pretenden canjear por unos 500 presos en varias cárceles del país.

El segundo obstáculo del proceso de diálogo con el principal y más antiguo grupo insurgente es el retiro de 130 soldados del Batallón Cazadores, de San Vicente del Caguán, que será la sede del gobierno durante los 90 días que durará la implementación de la zona de distensión.

Así mismo, las FARC ha pedido en reiteradas ocasiones al gobierno el retiro de los militares que permanecen en el Batallón Cazadores.

El día 7 fueron retirados 2.500 soldados de cinco municipios del sudeste de Colombia a pedido de las FARC para el inicio del diálogo, pero un grupo permanece en el Batallón Cazadores para atender tareas administrativas durante la etapa de distensión.

Pero las FARC señalaron el jueves que el presidente Andrés Pastrana será "el único responsable" de la postergación del diálogo si no ordena el retiro de los soldados que permanecen en el Batallón Cazadores .

Las afirmaciones del grupo insurgente fueron rechazadas por el ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda, quien señaló que la guerrilla está poniendo obstáculos "para dilatar el proceso de paz".

Según Lloreda "no es posible que las FARC, que tienen en la zona de distensión a cerca de 2.000 hombres armados" esté argumentando que 100 soldados desarmados "son un obstáculo para el inicio del diálogo.

Alfredo Rangel, investigador de la privada Fundación Social, sostuvo que las FARC pretenden, con esos argumentos, postergar el comienzo del proceso de diálogo para afianzar su poder en la zona de distensión.

Rangel puso en duda en distintas ocasiones la buena voluntad de las FARC en el proceso de negociación con el gobierno, pues, según él, la estrategia insurgente consiste en ganar tiempo para consolidar su dominio territorial en el sudeste colombiano. (FIN/IPS/yf/mj/ip/98

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