Una mujer que conspiró para asesinar a su pareja luego de que éste la sometió a abusos sexuales y físicos durante 10 años fue condenada a muerte en Trinidad y Tobago y podría ser ejecutada el próximo mes, a pesar de la oposición de la ONU y de grupos contra la violencia doméstica.
Indravani Ramjattan aún se recuperaba de las heridas recibidas de una golpiza que le dio el hombre con el que convivía, Alexander Jordan, cuando en 1991 contrató a dos hombres que golpearon a su pareja hasta matarlo.
Hoy, Ramjattan aguarda la muerte mientras organizaciones de este país e internacionales luchan con desesperación para salvarle la vida debido a las circunstancias de su singular caso.
Ramjattan sólo tenía 17 años cuando conoció y pasó a convivir con Jordan, entonces de 36 años. La pareja tuvo seis hijos durante 10 años de relación marcados por un patrón de abuso sexual y físico del hombre contra la mujer.
Un mes antes del asesinato de Jordan, el hombre golpeó a Ramjattan hasta dejarla inconsciente luego de descubrir dónde se ocultaba tras otra golpiza especialmente violenta.
En esa ocasión, Jordan arrastró el cuerpo inerte de Ramjattan a la casa donde vivían, reunió a los seis niños y les preguntó a cada uno si debería matarla o no. Finalmente decidió golpearla otra vez.
Ramjattan estaba embarazada cuando, tras el asesinato de Jordan, fue detenida. No habló con sus abogados hasta un año después de haber sido encarcelada. El hijo que esperaba murió en la prisión porque los guardias se negaron a llevarla al hospital cuando comenzó el trabajo de parto.
Una vez condenada a muerte, el caso se apeló ante las cortes de Trinidad y Tobago y ante el Consejo Privado del Reino, organismo británico que es la última instancia de apelación en la mayoría de los países de la Comunidad Británica.
El Consejo concluyó que las circunstancias del caso no respondían a la definición jurídica de provocación o legítima defensa, pero uno de los jueces, Lord Browne Wilkinson, lo calificó de "trágico" porque era evidente que Jordan "golpeaba sin piedad" a Ramjattan.
El caso llamó la atención de la Relatora Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Asma Jahangir y de grupos como la Coalición contra la Violencia Doméstica, de Trinidad y Tobago, y la Coalición de la Violencia contra la Mujer, de Kenia.
Para Jahangir y las organizaciones activistas sería una injusticia ejecutar a Ramjattan porque, sostienen, la mujer se encontraba en un estado de inestabilidad mental en el momento de la muerte de Jordan.
Pruebas empleadas por un equipo de abogados que plantearon el caso nuevamente ante el Consejo Privado del Reino aseguran que Ramjattan padecía en el momento del asesinato de "distorsión emocional y cognitiva" y que no habría sido psicológicamente capaz de comprender las consecuencias de su plan para matar a Jordan.
Donald Berment, activista de la organización Hombres Contra la Violencia Contra la Mujer, dijo que la violencia no se puede condonar, pero que el "abuso extremo puede distorsionar el pensamiento racional de cualquier ser humano".
Para Berment, la atención que este país le brinda en la actualidad a la violencia doméstica sólo "descubrió la punta del iceberg", ya que el problema continuará mientras a la mayoría de los hombres se les enseñe que son superiores a las mujeres.
Diana Mahabir Wyatt, senadora que encabeza la causa para salvar a Ramjattan, denunció que una mujer por semana muere en este país debido a la violencia doméstica.
"Abolimos la esclavitud. Pero lleva mucho tiempo conseguir la igualdad de derechos para las mujeres y comenzar a tratarlas como personas, no como objetos. Social e institucionalmente, la violencia doméstica no ha sido castigada y por eso sigue ocurriendo", aseguró.
Berment concuerda con esta opinión, pero cree que el proceso debe comenzar a aplicarse entre los hombres a una temprana edad. "Nuestro sistema educativo no nos da métodos alternativos para lidiar con los conflictos y controlar la ira", sostuvo.
El gobierno emplea una política de largo plazo para tratar la situación y la ministra de Asuntos de la Mujer, Daphne Phillips, apoya estrategias integrales para atacar el problema.
Pero es improbable que esa política evite la ejecución de Ramjattan. Es casi seguro que la mujer enfrente la horca antes de fin de año si sus abogados no logran convencer al Consejo Privado del Reino que no fue justo el juicio al que se la sometió. (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/aq/hd/98