Treinta dirigentas de organizaciones no gubernamentales (ONG) de toda Africa están reunidas en esta localidad turística de Zimbabwe para discutir la forma de preparar el movimiento feminista para el siglo XXI.
"Si hemos de sobrevivir en el próximo milenio debemos reunir a las redes de mujeres africanas para analizar los problemas de gobierno de las propias organizaciones", dijo Gladys Mutukwa, directora regional de Mujeres en el Derecho y el Desarrollo de Africa (Wildaf).
El seminario Gobierno y Administración de las Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres Africanas congregó a 30 dirigentas en esta ciudad situada 240 kilómetros al este de Harare. El encuentro comenzó el sábado y concluye el próximo viernes.
El seminario fue organizado por Wildaf, el Instituto Africano de Liderazgo de la Mujer y Akina Mama wa Afrika, una ONG de mujeres africanas con sede en Londres.
"También queremos ver cómo nuestras instituciones, si se administran de una manera democrática, pueden contribuir con el movimiento de la mujer y fortalecerlo, y lograr la emancipación de las mujeres en Africa", señaló Mutukwa, residente en Lusaka, Zambia.
"Pensamos que el movimiento de mujeres africanas debe revitalizarse y estar preparado para enfrentar los desafíos de la globalización económica", manifestó.
El encuentro hace hincapié en la necesidad fundamental de que las mujeres se preparen para el siglo XXI. Las mujeres comprenden más de la mitad de la población de 700 millones de habitantes del continente africano, pero las decisiones y los cargos de poder corresponden a los hombres en la mayoría de los países.
Los procesos de reforma jurídica deben tomar en cuenta las leyes tradicionales que socavan los derechos de las mujeres y las privan de sus derechos, y se debe mejorar su acceso al crédito, exhortan las activistas.
Muchas empresarias no pueden realizar su potencial por la falta de acceso al crédito. Para conseguir un préstamo se necesita una garantía que muchas mujeres no tienen. Las leyes de algunos países exigen que los esposos respondan por sus cónyuges para que estas puedan conseguir una licencia comercial.
En algunos sistemas legales, las mujeres solteras no reciben exenciones impositivas ni ayuda para la vivienda, y las mujeres casadas no tienen derecho a la reducción de impuestos en las hipotecas.
El momento en que se lleva a cabo el seminario y los problemas que se discuten en él son los "adecuados", en opinión de Pat McFadden, del Centro de Estudios Feministas, de Zimbabwe.
"Africa está en un pozo, estamos en crisis, no hemos hecho nada bien y después de 40 años de independencia el continente está en caos", aseguró la activista, cuya charla se tituló la Organización Feminista para la Potenciación en el Siglo XXI.
"En el Movimiento de Mujeres Africanas tenemos una relación muy problemática con el nacionalismo. Es una relación que nos ata a ciertas lealtades, lealtades que están directa o indirectamente conectadas por nuestra relación subjetiva con los hombres que heredaron el Estado tras la independencia", dijo McFadden.
"Debemos definir la política del movimiento que trasciende el nacionalismo porque este es muy amplio, muy oportunista. Así que el tema crítico es politizar el movimiento y comprender que la capacitación de género es una parte de la adquisición de conocimientos", sostuvo.
"Por desgracia, la capacitación de género está sustituyendo a la política del Movimiento Feminista y, de esa manera, lo está despolitizando", dijo a IPS.
"Las mujeres aportan algo especial a la política, pero espero que esa especialidad sea comprendida, y no que sólo le atemos una linda cinta rosada, escribamos 'femineidad' sobre ella y renunciemos a nuestros derechos políticos", expresó McFadden.
"Aún no reconocemos que somos un movimiento político. Aún creemos en el público como si fuéramos señoras reunidas para tomar el té, y nos sorprende cuando los hombres nos tratan en público en forma brutal y violenta", precisó McFadden. (FIN/IPS/tra-en/lm/mn/aq/hd/98