VENEZUELA: Gobierno exige sacar a militares de campaña electoral

El ministro de Defensa de Venezuela, el vicealmirante Tito Rincón, exigió hoy que se deje a las Fuerzas Armadas al margen del debate electoral, luego que el candidato presidencial Hugo Chávez denunció actitud parcial en su contra.

El ministro se reunió durante hora y media con el presidente Rafael Caldera antes de leer un comunicado en el que reiteró que las Fuerzas Armadas tienen "carácter apolítico, obediente y no deliberante", y actúan con apego a la Constitución.

Este mismo martes, Caldera se negó a comentar las acusaciones de Chávez, quien aparece como favorito en las encuestas, en las que coloca al yerno del presidente y comandante del ejército, el general Rubén Rojas, al frente de una conspiración en su contra.

Chávez, un teniente coronel retirado de 44 años que en 1992 encabezó un frustrado golpe de Estado, afirmó el lunes que Rojas maniobra en los cuarteles y en el Alto Mando para que se desconozca su triunfo el 6 de diciembre, y emplazó a Caldera a que demuestre que no es cómplice de su yerno.

El comunicado del ministro Rincón "en conjunción con el Alto Mando" ratificó la obligación de dejar fuera del debate político a las Fuerzas Armadas, ante "el evidente y reiterado intento" de involucrar a la institución armada en la polémica electoral.

En Venezuela, los militares en actividad no participan en política ni tienen derecho a voto, algo que Chávez prometió modificar si llega al poder, dentro de la Asamblea Constituyente con poderes extraordinarios que ofrece como ariete de un cambio radical en el desprestigiado modelo político local.

Los rumores de preparativos de golpe después de los comicios regionales y legislativos del 8 de noviembre se han convertido en una constante las últimas semanas, lo que promueve un clima de crispación electoral, en una acción criticada incluso por dirigentes de grupos que apoyan a Chávez.

Henrique Salas, el otro candidato presidencial al que los sondeos adjudican opción de triunfo, dijo este martes que es "muy preocupante la evidente intención de Chávez de dividir las Fuerzas Armadas".

El analista político socialdemócrata Alfredo Coronil consideró que "Chávez debe conocer encuestas que no han sido difundidas, porque quien está seguro de que va a ser gobierno, tiene interés en un escenario de calma y no de crispación".

Todas las encuestas ubican como favorito a Chávez, pero desde septiembre muestran una polarización entre el militar retirado y Salas, ex gobernador estadual y empresario independiente de 62 años, si bien asignan al primero una ventaja de seis a 15 puntos.

Chávez, candidato de un Polo Patriótico de fuerzas de izquierda y militares retirados que participaron en las dos cruentas asonadas de 1992, insiste en denunciar que hay planes para asesinarlo o dar un golpe que impida su llegada al poder.

Entre los 14 aspirantes a suceder al octogenario Caldera desde febrero hay otros dos militares retirados, uno de los cuales, el vicealmirante Radames Muñoz, afirmó que "la paranoia de Chávez" responde a un intento de "seguir en el primer plano sin explicar como va a producir las soluciones mágicas" que ofrece.

Muñoz era ministro de Defensa cuando se produjo el segundo intento de golpe de Estado de 1992, en el que Chávez participó desde la cárcel, y fue defenestrado por Caldera tras su triunfo como candidato suprapartidario, tras versiones de que buscó evitar esa victoria.

Caldera suspendió el juicio a Chávez y lo liberó, al igual que a otros comandantes de esos alzamientos contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, a cambio sólo de que solicitaran su baja anticipada.

Chávez dijo el lunes, durante encuentros con la Cámara Venezolano-Americana y con corresponsales extranjeros, que en caso de llegar al poder no ratificará a la cúpula militar y colocará como ministro de Defensa al general Raúl Salazar, quien fue enviado a la embajada en Estados Unidos en julio.

Salazar ganó notoriedad en Venezuela cuando en 1995 tomó militarmente algunas regiones del país, ante denuncias de fraude en las elecciones regionales, con lo que se evitaron maniobras para desconocer el triunfo en el estado de Zulia del ideólogo del golpe de Chávez, el también comandante retirado Francisco Arias.

El sucesor de Salazar al frente del Plan República con el que los militares protegen el desarrollo de las elecciones en Venezuela, el general Noel Martínez, debió aclarar este lunes en el Congreso que no fue obligado a ponerse a las ordenes del comandante del ejército, como alega Chávez.

Martínez dijo que en ningún momento se le ha pedido subordinarse al general Rojas y que él es el único jefe de la entidad militar que se ha ocupado de garantizar la seguridad de los comicios durante los 40 años de democracia en Venezuela.

Las elecciones legislativas y regionales se separaron de los presidenciales a última hora por una acción de los pilares del agotado bipartidismo que ha dominado el poder hasta 1994, el socialdemocrata Acción Democrática y el socialcristiano Copei.

La idea general es que esos dos partidos, cuyos candidatos presidenciales no tienen opción según los sondeos, propiciaron la anticipación de los comicios regionales y legislativos, para que actuaran como una suerte de "primarias" que impulse a sus aspirantes ante el buen papel que esperan obtener en noviembre.

Pero analistas cercanos a Chávez e independientes añaden que también se buscó promover un clima de desorden antes de las elecciones presidenciales, ya que las regionales son las más complejas del país por las constantes denuncias de fraude de los perdedores, debido al mínimo margen de votos en juego. (FIN/IPS/eg/ag/ip/98

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