MERCOSUR: Mayor gasto en ciencia y tecnología en América Latina

Los cuatro países del Mercado Común del Sur (Mercosur) y Chile concentran 76 por ciento del gasto de América Latina en ciencia y tecnología, pero están muy lejos de otras regiones del planeta.

Según un estudio del Grupo Redes, integrado por universidades del área, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay acordaron en 1995 (últimos datos disponibles) unos 7.625 millones de dólares a ese rubro, más de tres cuartas partes del gasto global de América Latina, con exclusión de México.

Ese mismo año, la Unión Europea (UE) destinó una cifra 17 veces mayor (128.000 millones de dólares) a ciencia y tecnología y los miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), Canadá, Estados Unidos y México, 25 veces más: 189.000 millones de dólares.

El informe, elaborado por la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), destaca que entre 1990 y 1996 el Mercosur aumentó en más del doble su gasto total en ciencia y tecnología, mientras en el conjunto de América Latina progresaron 69 por ciento, en el TLC, 22 y en la Unión Europea, 16 por ciento.

Al desglosarse ese gasto por países, en el Mercosur aparecen diferencias gigantescas. A Brasil corresponde 77 por ciento de los fondos dedicados por el bloque a la investigación científica tecnológica (5.888 millones de dólares), a Argentina 16 (1.253 millones) y a Chile seis por ciento (430 millones).

Uruguay figura con menos de uno por ciento del total (54 millones) y en Paraguay el gasto en esta materia es tan débil que ni siquiera fue considerado en el estudio del Grupo Redes.

Chile, que tiene un acuerdo de asociación con el bloque aunque no pertenece formalmente a él, fue el país del "área Mercosur" que más acrecentó su inversión en el rubro en el período considerado (181 por ciento), seguido de Argentina (109) y Brasil (91 por ciento).

El año en el que el Mercosur acordó globalmente menos dinero a la investigación científica y tecnológica fue 1992, en razón de una baja sensible de Brasil. Ese año, el gasto del TLC equivalió a casi 50 veces el del bloque sudamericano.

En relación al producto interno bruto (PIB) regional, en 1995 la inversión total del Mercosur en el sector alcanzó 0,78 por ciento, contra 0,63 en el conjunto de América Latina (sin México), 2,37 en el TLC y 1,85 por ciento en la Unión Europea.

El mayor valor correspondió a Brasil, cuyo gasto en actividades científicas y tecnológicas fue de 0,87 por ciento del PIB. En segundo lugar se ubicó Chile (0,64), en el tercero Argentina (0,46) y en el cuarto Uruguay (0,29 por ciento).

En 1990, antes de la constitución del Mercosur, creado un año más tarde, el valor de la inversión de Chile en relación al PIB superaba al de Brasil (0,53 y 0,52 por ciento respectivamente), pero luego el mayor de los países latinoamericanos acrecentó significativamente su erogación en la materia.

Tomando en cuenta el gasto en ciencia y tecnología por habitante, en 1995 la inversión global del Mercosur fue de 37 dólares por persona, mientras en el conjunto de América Latina se redujo a 22, en el TLC a 493 y en la Unión Europea a 343 dólares.

Argentina y Brasil se situaron casi al mismo nivel, con 38 dólares por habitante el primero y 37 el segundo, al tiempo que Chile gastó 32 y Uruguay algo más de 17 dólares.

"En todos los países considerados el gasto por habitante creció en la década de 1990 entre 77 por ciento (Brasil) y 157 por ciento (Chile), configurando un crecimiento en el Mercosur de 81 por ciento", señala el informe.

En el período analizado, en América Latina el valor de la inversión en ciencia y tecnología progresó de 14,5 dólares por habitante en 1990 a 22,2 en 1996, es decir 53 por ciento, al tiempo que en el TLC el aumento fue de 12 y en la Unión Europea de nueve por ciento.

El informe destaca asimismo que en el Mercosur trabajan 99.836 investigadores (cifra de 1995), 64 por ciento del total latinoamericano, mientras en el TLC se supera el millón y en la Unión Europeo los 780.000.

Al interior del bloque, 55 por ciento de los investigadores son brasileños, 37 por ciento argentinos, seis por ciento chilenos y dos por ciento uruguayos.

El gasto total por investigador del conjunto del bloque llega a 76.400 dólares, contra 64.600 en América Latina y 164.000 tanto en el TLC como en la Unión Europea.

Brasil es el país que más dinero destina a sus investigadores (108.200 dólares por persona), seguido de Chile (68.700), Argentina (35.400) y Uruguay (26.000).

El principal agente de financiamiento de la ciencia y la tecnología en el bloque es el Estado, aunque el informe observa una disminución de su peso en los últimos años.

En Brasil, esa participación pasó de 73 a 70 por ciento entre 1993 y 1995, al igual que la de las empresas públicas (de 8,4 a 7,2 por ciento), mientras aumentó la de las firmas privadas (de 18 a 23 por ciento).

En Argentina, el peso del sector gobierno en el financiamiento de las actividades en ciencia y tecnología decreció de 52,7 a 45,5 por ciento en el mismo lapso, al tiempo que aumentó la de la enseñanza superior (de 19,3 a 21,8 por ciento) y la de las empresas privadas (de 23,4 a 27,7).

En Chile, la inversión del gobierno en investigación y desarrollo pasó a su vez de 72,6 por ciento en 1990 a 66,5 en 1996. Esa regresión se compensó con un crecimiento leve del financiamiento extranjero y sobre todo del sector privado (de 20,6 a 24,8 por ciento).

Al considerar los objetivos socioeconómicos promovidos por los principales países del bloque en esta materia, el documento universitario subraya que en Brasil 55 por ciento del gasto es orientado a la promoción general del conocimiento, seguido de la agricultura, la silvicultura y la pesca (16,5).

A defensa, producción y utilización racional de energía y promoción del desarrollo industrial y tecnológico va a su vez algo más de cinco por ciento del gasto total brasileño en ciencia y tecnología.

En Argentina, en cambio, la promoción general del conocimiento representa sólo 17,4 por ciento de las erogaciones totales, mientras la promoción del desarrollo industrial y de la tecnología, la salud y la exploración de la tierra y de la atmósfera se llevan entre 15,3 y 12,2 por ciento de los fondos. (FIN/IPS/dg/ag/sc/98

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