Las autoridades económicas de Japón propusieron entregar el equivalente a 260 dólares a cada japonés para estimular el consumo y contribuir así a combatir la peor recesión vivida por este país desde los tiempos de la posguerra.
La propuesta suena descabellada, pero algunos analistas consideran que funcionará. "Si el gobierno quiere aumentar el consumo, ese vale sin duda que lo logrará", opinó Hideko Sekizawa, del Centro de Investigaciones sobre el Estilo de Vida.
El único límite, comentó, son los elevados precios japoneses, pero sin duda la medida será más efectiva que "estimular el gasto mediante la construcción de carreteras y puentes, que es como el gobierno ha tratado de hacerlo hasta ahora".
En tiempos de recesión, Tokio solía realizar inversiones multimillonarias en proyectos de obras públicas. En el pasado esa estrategia lograba algunos resultados, pero todo parece indicar que ya no funciona.
Las cifras de diciembre fueron elocuentes al indicar un descenso de cinco por ciento en el gasto de hogares durante ese mes, una tendencia que siguió manifestándose a un promedio de dos por ciento este año, principalmente por la baja de salarios y la preocupación por los puestos de trabajo.
El consumo representa 60 por ciento del producto interno bruto (PIB) japonés. Indicadores oficiales destacaron que los salarios, ajustados a la inflación, cayeron 1,3 por ciento en los primeros seis meses de este año.
Las ventas en las grandes tiendas por departamentos y en los supermercados descendieron 15 por ciento desde el año pasado. "La gente se aprieta el cinturón debido a la recesión" comentó Tetsuro Sasaki de la tienda Takashimaya, una de las principales de este país.
Los pequeños comerciantes aseguran que son los más perjudicados y tratan de inventar mecanismos para mantenerse. "Mi clientela disminuyó 30 por ciento, pero hago frente a esa realidad con la confección de platos más baratos", dijo Hiroshi Kunii, de un restaurante especializado en cerdo frito.
Sekizawa asegura que, a pesar de la crisis, los japoneses aún tienen dinero, a diferencia de la población del sudeste asiático e incluso de Europa y Estados Unidos.
Pero entonces, ¿dónde terminan los yenes? Los japoneses, que tienen una gran capacidad de ahorro, están colocando sumas cada vez mayores de su dinero en cuentas bancarias y otros instrumentos financieros.
Estadísticas oficiales difundidas en julio destacaron que a fines del primer trimestre de este año los japoneses tenían 7,5 billones (millones de millones) de dólares invertidos en depósitos bancarios, fondos mutuos y otros mecanismos financieros.
Esta cifra refleja el aumento del ahorro más fuerte experimentado por Japón, después del período julio-septiembre de 1996.
Pero el gobierno está ansioso por frenar esta tendencia. El incremento en el ahorro de las personas afecta severamente el crecimiento empresarial, lo cual a su vez pone en jaque las perspectivas de una recuperación, explicó el economista Yoshiaki Kano.
Kano destacó que el cambio en los hábitos de consumo japoneses también implica un descenso de las importaciones, lo cual a su vez impacta a las otras economías de Asia, que cuentan con este país para colocar sus productos.
Ahora el gobierno espera que la propuesta del vale por el equivalente a 260 dólares generará reacciones similares a las de Kazuko Nakayama, un ama de casa y abuela de 55 años.
"Es muy poco dinero como para ahorrarlo. Yo lo gastaría de inmediato, quizás en una cena muy agradable con mi familia", dijo Nakayamma, una mujer elegante que pasa el día en lecciones de inglés, con amigas o con su marido, un ejecutivo retirado.
El analista Sekizawa también respalda otra propuesta gubernamental: la del "lunes feliz", para transformar ese día en una jornada no laboral, con el fin de que los hombres puedan dedicarse a comprar en vez de trabajar.
"Los hombres adultos japoneses son los peores gastadores del mundo. Trabajan todo el día y no tienen tiempo para salir a comprar. Un día de asueto podría ayudar a cambiar los hábitos", señaló.
Los comerciantes japoneses generalmente consideran a las mujeres como sus principales clientes, ya que ellas toman las decisiones cuando se trata de realizar compras para el hogar.
Pero algunos especialistas también recomiendan mesura frente al gasto, en especial en tiempos difíciles. La Organización Japonesa de Consumidores advirtió que la población piensa dos veces antes de invertir debido al futuro incierto del país.
"La gente conserva sus trabajos, pero sus aumentos y suplementos salariales están disminuyendo. El vale del gobierno no basta para estimular el consumo", dijo la portavoz de esta organización, Hiroko Mizuhara.
Añadió que si el gobierno desea aumentar el gasto debería fijarse metas a más largo plazo. "Los japoneses están preocupados porque no hay estabilidad, y el gobierno no les da garantías en materia de seguridad social… saben que dependerán de sus ahorros y de pensiones miserables para afrontar su vejez".
"Lo mejor que podría hacer el gobierno para impulsar el gasto y el crecimiento es mejorar la seguridad social", planteó Mizuhara.
Incluso Sekizawa está de acuerdo con esta visión. "El vale es buena idea para estimular el consumo, pero coincido en que los hábitos de gasto no van a mejorar si no se logran conjurar los temores de los japoneses sobre el futuro". (FIN/IPS/tra-en/sk/cb/lc-ml/if/98