El guerrillero Ernesto "Che" Guevara conserva especial vigencia en Cuba entre las nuevas generaciones, a 31 años de su muerte en Bolivia y en un contexto internacional adverso a los ideales que defendió.
Para los jóvenes, el Che es la imagen del hombre necesario, que cree en los valores morales, en el cual buscan inspiración, escribió una investigadora latinoamericana. Y concluía: "es un referente que se trata de desvirtuar precisamente porque es un ejemplo subversivo en las actuales condiciones globales".
En la Cuba de hoy, lejos del entusiasmo revolucionario de los años 60 y sumida en una crisis económica que ha trastornado la escala de valores, la austeridad, honradez e integridad de Guevara devienen ejemplo de conducta.
"Desde la estatura de hombre posible, el Che anda entre nosotros como una verdad tangible y necesaria", dice una crónica publicada este miércoles por el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunisa, que califica a Guevara de "Crisol de voluntades".
Desde el año pasado, cuando se cumplieron 30 años de su caída en Bolivia, los aniversarios resultan diferentes en Cuba, donde se lo asocia con lo mejor del proceso revolucionario iniciado en 1959.
Sus restos, junto a los de varios de sus compañeros de la gesta boliviana, descansan desde el 17 de octubre de 1997 en un mausoleo en la central ciudad de Santa Clara, escenario de su principal acción militar en la campaña guerrillera encabezada por Fidel Castro.
Veo al Che "como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra", dijo Castro en esa ocasión, al despedirlo con honores militares.
Mucho antes, Castro había manifestado al periodista italiano Gianni Miná que le resultaba difícil convencerse de su muerte.
"He soñado que estoy hablando con él, que está vivo; una cosa muy especial, una persona de la que a uno le cuesta mucho trabajo resignarse a la idea de su muerte. ¿Y a qué obedece eso? A mi juicio, es que tiene una presencia siempre permanente en todo", comentó.
La esfigie del guerrillero argentino-cubano en la Plaza de la Revolución de la capital cubana obliga a recordarlo en cada acto realizado en esa explanada, con capacidad para un millón de personas.
La enorme imagen enclavada sobre uno de los muros del Ministerio del Interior escoltó la multitudinaria misa que desde el altar instalado a un costado de la Plaza de la Revolución ofició el Papa Juan Pablo II durante su visita a Cuba, en enero pasado.
El anecdotario que refleja sus cualidades, expresadas tanto en la guerrilla de la Sierra Maestra como al frente del Ministerio de Industrias o el Banco Nacional, es amplio y pasa de padres a hijos. Por eso, no resulta extraño que un joven exclame "que diría el Che si viera esto" al constatar algo mal hecho.
Varias generaciones de cubanos han jurado ser como el Che, al iniciar su vida estudiantil e ingresar a la organización de pioneros José Martí.
Este año ingresaron a la agrupación infantil más de 150.000 escolares de primer grado, según informó su presidenta, Niurka Dumenigo, miembro de la dirección nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. (FIN/IPS/pg/ag/ip/98
