Ecuador desplazó en septiembre a Venezuela del primer puesto de la lista de países con mayor inflación en América Latina, como consecuencia del drástico ajuste del nuevo gobierno que motivó una huelga nacional.
La economía ecuatoriana registró el último mes un aumento del índice de precios al consumidor (IPC) de 5,1 por ciento, con lo cual acumuló en el año una inflación de 31 por ciento y una tasa anualizada de 37,8 por ciento.
Con este último resultado, Ecuador desplazó a Venezuela, que hasta agosto mantenía la tendencia anual inflacionaria más alta de la región como secuela de los elevados incrementos del IPC que ese país tuvo en 1996 y 1997.
De acuerdo con los índices oficiales que los corresponsales de IPS recogen regularmente, Venezuela tuvo en septiembre un aumento del IPC de 1,8 por ciento, para alcanzar así una tasa acumulada desde enero de 22,8 y una proyección anual de 34,3 por ciento.
Los comportamientos de los dos países difieren del resto de la región, donde la tendencia predominante en 1998 es de inflaciones inferiores a 20 por ciento con un gran número de economías con tasas de sólo un dígito.
En septiembre, Argentina registró por segundo mes consecutivo inflación cero, y hubo deflación en Bolivia y Perú, según los resultados disponibles hasta la fecha, en que resta aún conocer las tasas de Brasil, México y de las naciones de América Central.
Estimaciones preliminares apuntan que Brasil volvería a tener deflación en septiembre, al igual que en julio y agosto, perspectiva que se ratifica con la reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso en los comicios del domingo.
Si la derrota de la inflación fue uno de los pilares para que Cardoso prolongara su mandato hasta el 2002, en Ecuador, en cambio, el desborde inflacionario generó la primera crisis de proporciones para el nuevo gobierno de Jamil Mahuad.
El mandatario democristiano, en el cargo desde el 10 de agosto, heredó del gobierno provisional de Fabián Alarcón un déficit fiscal de 587 millones de dólares, como expresión de una economía bajo el pleno impacto de la crisis internacional.
Mahuad recurrió a fórmulas ortodoxas para corregir el déficit y devaluó 15 por ciento el sucre ecuatoriano respecto del dólar, junto con la eliminación de subsidios que, a su juicio, favorecían sobre todo a los grupos de más altos ingresos.
La eliminación de los subsidios al gas, la electricidad y el diesel repercutió en alzas del costo de los servicios esenciales y del transporte público, con efectos multiplicadores que llevaron la inflación de septiembre por sobre cinco por ciento.
Los cuatro muertos que dejó en Ecuador la huelga nacional del jueves 1 trajeron a la memoria los críticos episodios de protesta que se vivieron en Argentina, República Dominicana, Venezuela y otros países durante la crisis de los años 80.
Los saqueos de locales comerciales en Guayaquil durante el paro convocado por los sindicatos y otras organizaciones configura, según analistas, un conflicto social en vías de recrudecimiento.
Lo mismo parece ocurrir en Perú, donde un día antes una movilización de protesta, convocada como una marcha contra el hambre, terminó en graves incidentes con el virtual asalto de los manifestantes al Palacio de Gobierno en Lima.
Lo aparentemente paradojal es que, en términos de inflación, Ecuador y Perú se situaron en las antípodas durante septiembre, ya que la economía peruana tuvo por primera vez en el año un IPC deflacionario en 0,54 por ciento.
Y es que los efectos de la crisis juegan en uno u otro sentido, ya sea con altas inflaciones que traducen el impacto de una devaluación o con índices de precios negativos que tienen características recesivas.
En Chile, donde se temió en agosto un repunte del IPC como consecuencia de las presiones cambiarias, la situación fue controlada en septiembre gracias a las altas tasas de interés y a anuncios de drástica reducción del gasto.
La economía chilena se encamina con paso firme a la meta de inflación de 4,5 por ciento para 1998, pero al mismo tiempo la crisis se manifiesta en el terreno del empleo, con un aumento de la desocupación a 6,8 por ciento, en su nivel más alto de los dos últimos años. (FIN/IPS/ggr/mj/if/98
