AMERICA LATINA: Castigada pese a cumplir con los deberes

América Latina y el Caribe son de nuevo castigados con la crisis financiera en Asia y Rusia, pese a que habían "hecho los deberes", dijo hoy en Venezuela el secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Carlos Moneta.

Por ejemplo, la región es de las mejores en restricción del gasto público hasta niveles adecuados en relación con su producto interno bruto (PIB), la inflación se redujo y los sistemas bancarios mejoraron con relación a 1994, dijo el experto.

Pero esos indicadores carecen de peso ante la "frivolidad" con que se desempeñan cuantiosos inversores, recordó Moneta, de nacionalidad argentina y al frente del organismo que integran 27 estados de la región.

Las crisis son insuficientemente manejadas por los órganos internacionales que siguen recetando "más ajustes", agregó.

Una vez que la crisis afecta a Rusia, puede constatarse que "no hay canales importantes para transmitírnosla, ni financieros ni comerciales", pese a lo cual se retiran capitales de la región, "lo que significa que hay inversionistas que conocen el mapamundi de lejos", comentó Moneta.

El resultado es que en América Latina y el Caribe "se reduce el crecimiento, aumenta la dificultad para acceder a mercados de capital y hay un mayor costo de deuda traducido en nuevo y mayor endeudamiento".

Chile dejará de recibir este año 2.000 millones de dólares por ventas frustradas de cobre a Asia, México más de 1.000 millones por textiles, el comercio al Pacífico de Perú se resiente y Venezuela perdió 7.000 millones de dólares por la incidencia de la crisis mundial en el mercado petrolero.

Moneta aprovechó la puesta en circulación del Informe 1998 sobre la economía global y latinoamericana, un folleto del SELA y el francés Centros de Estudios Prospectivos y de Información Internacional, para destacar taras de la globalización.

"El proceso es distinto en velocidad y profundización, y asimétrico en sus consecuencas. El sistema financiero es el más globalizado, por delante del comercio y la producción, y por eso sus movimientos nos afectan más rápidamente", recordó.

Muestra de su asimetría es que en un solo día los mercados financieros mueven 1,3 billones de dólares, equivalentes al PIB anual de Francia o al comercio mundial de bienes y servicios de cuatro meses.

También hay asimetría en que los organismos multilaterales a cargo de conducir el proceso están desbordados, y que las medidas políticas se concentran en el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados más Rusia, de hecho "un Consejo de Seguridad Económica al margen de las Naciones Unidas".

Los países receptores de los flujos, economías emergentes o en desarrollo como las latinoamericanas, tienen una participación muy baja en la orientación del sistema, que además se orienta por la norma del llamado "riesgo moral".

Ese mecanismo privilegia la defensa del inversor, y son empresas privadas las que fundamentalmente se endeudan. Pero los gobiernos son los que asumen el compromiso de respaldo y el resultado es que cuando hay una falla, toda la sociedad debe pagar, señaló Moneta.

"Si yo soy un operador financiero y las cosas no van bien donde coloqué mi dinero, espero que el FMI (Fondo Monetario Internacional) me ayude, para que el gobierno respectivo haga ajustes, se endeude más y al final pague", explicó.

El experto consideró que "este es el tema fundamental que deben examinar nuestros gobiernos para ir construyendo respuestas, más allá de los números puntuales sobre cómo nos afecta una u otra crisis, los cuales cambian cada día".

Opinó que la comunidad internacional debe orientarse a reformas del sistema de Bretton Woods (el FMI, el Banco Mundial, el sistema de compensación de pagos de Basilea), redefiniendo el papel que deben jugar los distintos actores del proceso.

Además de los actores tradicionales, como los estados, el G-7 más Rusia y los organismos multilaterales, existen nuevos y de enorme influencia, como las agencias calificadoras de riesgo, dijo Moneta.

La respuesta exige, en primer lugar, "una afirmación sobre nuestros propios pies" por parte de América Latina y el Caribe, con mecanismos como el seguimiento e intercambio de información subregional acerca de los flujos de capital, y la asimilación crítica de las tesis que llegan de afuera.

En segundo término, es pertinente el diálogo, por ejemplo entre América Latina y Asia, para sumar fuerzas con múltiples propuestas "ahora que entidades como el FMI son objeto de críticas por los principales economistas del Norte".

También debería tener una voz distinta la Unión Europea, "ahora que están lanzando el euro". Ante todos ellos, América Latina debe mostrar que está pagando un alto costo a pesar de que "se ha portado bien y ha hecho los deberes", concluyó Moneta. (FIN/IPS/jz/mj/if/98

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