Los efectos de la crisis económica mundial sobre el ya débil tejido social de Perú amenazam con frustrar la estrategia del optimista presidente Alberto Fujimori para ser reelegido por segunda vez consecutiva en el 2000.
Todo indica que la evolución de la economía mundial no permitirá a Fujimori apelar al recurso que utilizó en 1995 para ser reelegido por primera vez: generar un provisorio clima de bienestar y auge mediante cuantiosas inversiones publicas.
En 1996, Fujimori modificó la Constitución que había promulgado en 1993 mediante una discutida ley interpretativa para postularse de nuevo en las elecciones del 2000.
Para llevar adelante su proyecto restó autonomía al Jurado Nacional de Elecciones y al Tribunal de Garantías Constitucionales.
"Los atropellos autoritarios contra las instituciones democráticas y su intención de perpetuarse en el poder desgastaron el respaldo popular a su gestión, que desde el 64 por ciento de 1996 cayó al 30 por ciento actual", observó el periodista José Tassara.
"Fujimori confiaba en reflotar su potencial electoral mediante un espectacular programa de obras públicas que debía ponerse en práctica a partir de enero de 1999. Pero los desastres naturales de El Niño primero y los efectos de la crisis mundial después arruinaron sus planes", agregó Tassara.
"Tal como van las cosas, es posible que la segunda reelección de Fujimori sea derrotada no por la resistencia cívica o el surgimiento de una alternativa electoral más convincente, sino por la crisis financiera global", opinó Jaime de Althaus, analista del matutino oficialista Expreso.
En opinión de Althaus, esa alternativa se precipitará sobre el proyecto reeleccionista de Fujimori si la crisis llega a paralizar la economía mundial y producir una depresión mundial.
"Ahora la economía de Estados Unidos está muy fuerte y el Fondo Monetario Internacional le presagia un crecimiento de 2,4 por ciento el próximo año, de modo que (Perú) no llegará probablemente a los extremos de los años 30, cuando se dejó de pagar a los empleados públicos", dijo.
Althaus estimó que, aunque no se produzca una crisis mundial de la magnitud de la ocurrida en los años 30, la situación social, y por consiguiente el clima político, podría ser afectado por los efectos que ya son notorios.
"Si no cambia el curso de la situación mundial, no se despedirán empleados públicos pero tampoco habrá aumentos de sueldos y la inversión pública, incluyendo los necesarios gastos de reconstrucción de los desastres causados por El Niño, seguirá contraída", concluyó.
"Hay que prepararse para el incendio financiero que se está extendiendo por todo el mundo y ya perturbó a la Bolsa de Nueva York, y ya sabemos que un hipo allí provoca un terremoto en los paises dependientes, como el nuestro", dijo, por su parte, el economista Dennis Falvy.
"Muchos altos funcionarios de gobierno sostenían, irresponsablemente, que los incendios financieros solo existían en la imaginación de los analistas independientes, supuestamente opositores interesados en asustar", añade.
"Es importante resaltar que el Presidente del Banco Central de Reserva ha reconocido que la posición de cambio de su banco es de 2.156 millones de dólares, lo que es un nivel cómodo pero no son los 10.000 millones que dicen los funcionarios", concluye.
"Durante todo el gobierno de Fujimori la devaluación ha sido una mala palabra, y ahora se trata de demorar todo lo que se pueda a pesar de que la crisis internacional demanda un reajuste del cambio", expresó por su parte Mirko Lauer, comentarista político del matutino opositor La República.
"Lo que aquí devalúa es lo mismo que tumba las bolsas en todas partes: la salida masiva del dinero del país, y en nuestro caso no son solo los capitales golondrinas que vuelan asustados por la crisis para refugiarse en bonos norteamericanos, sino la caída de las exportaciones, que tiende a agravarse", añadió.
Lauer se preguntó sobre el efecto que tendrán tanto la devaluación como las medidas recesivas que aplicará Fujimori para detenerla sobre una empobrecida población en la que el desempleo sigue siendo el principal fantasma.
Por otro lado, se prevé que las medidas preventivas de los bancos locales aumenten la tensión recesiva en la economía peruana.
La banca de Perú, que hasta hace algunos meses promovía la difusión de créditos al consumo, algunos a "sola firma y sin garantes", han comenzado restringir sus ofertas de dinero, ante el incremento de la "cartera pesada" (préstamos de difícil cobro) y el atemorizante ejemplo de lo ocurrido en Asia y Rusia.
Al respecto, Falvy recordó que, en una reciente exposición ante Fujimori y el Consejo de Ministros, el presidente del Banco Central de Reserva de Perú recordó que en ambos escenarios el origen fue similar: las pésimas colocaciones bancarias.
"Fue una transparente advertencia sobre el riesgo que provocan los créditos alegres, como los que comenzaron a difundirse aquí desde 1995, en el marco del espejismo de una economía local estable y una administración política firme", concluyó Falvy. (FIN/IPS/al/mj/if ip/98