Más de 100 muertos, 20.000 damnificados y unas 500.000 personas incomunicadas dejaron hasta hoy las lluvias que azotan hace más de una semana el estado de Chiapas, en el sur de México, las más fuertes en los últimos 50 años.
Alrededor de 3.000 soldados trabajan en las zonas más afectadas, donde radican las comunidades ubicadas a lo largo de 200 kilómetros de la costas de Chiapas en el océano Pacífico, mientras el presidente Ernesto Zedillo y varios de sus ministros de Estado dirigen en persona las tareas de ayuda.
A pesar del amplio despligue ordenado por el gobierno, a muchas comunidades aún no llegó el apoyo, pues los caminos están destruidos y los helicópteros no pueden descender por el mal tiempo.
En otros lugares, en cambio, la población denunció que la entrega de alimentos, medicinas y ropa se realiza sólo a miembros del gobernante Partido Revolucionario Institucional.
"La situación es terrible. Los muertos flotan junto al ganado en los ríos y todo huele mal", dijo Plutarco Robles, un poblador de la zona de Pijijiapan, un de las comunidades más afectadas.
Ríos desbordados, 40.000 hectáreas de sembradíos perdidos, miles de cabezas de ganado muertas y caminos y puentes destruidos son parte de la peor tragedia que sufre Chiapas en los últimos 50 años, dijo el secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Francisco Labastida.
El subcomandante Marcos, líder del rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional que opera en las selvas de Chiapas, previó en un comunicado a los medios de prensa que Zedillo viajaría allí, pues, dijo, el gobierno sólo se acuerda del estado cuando hay muertos.
El gobierno "sabe matar indígenas, pero no evitar que se mueran", dijo el dirigente.
En la zona donde operan los guerrilleros las lluvias también fueron intensas, pero al parecer no provocaron las destrucción registrada en la costa.
Zedillo llamó a no politizar la tragedia y a realizar todo el esfuerzo posible para ayudar a los afectados, que figuran entre los habitantes más pobres de México.
Según indicó la Defensa Civil, unas 40.000 tonedas de alimentos, ropa y medicinas llegaron a Chiapas los últimos días, pero solo han podido ser entregadas hasta el momento unas 20.000.
Brigadistas médicos indicaron que en las zonas inundadas se detectaron brotes de dengue, conjuntivitis y enfermedades grastrointestinales.
Basados en las denuncias de la población, políticos de oposición acusaron al gobierno por la lentitud y la falta de profesionalismo para atender a los damnificados.
Las tormentas también afectaron a otros ocho estado del centro y el sur del país, siendo los más golpeado los de Guerrero y Oaxaca, donde, al igual que en Chiapas, los niveles de pobreza son altos.
Cada año las lluvias se presentan entre agosto y octubre con fuerza en las costas mexicanas, pues es época de huracanes.
En octubre de 1997 el huracán Paulina, que azotó los estado de Guerrero y Oaxaca, dejó 490 muertos y unos 400.000 daminificados.
Los reportes metereológicos indican que en lo que resta del año aún se podrían presentar tomentas y huracanes quizá más fuertes que los registrado en 1997 y en los últimos días. (FIN/IPS/dc/mj/ip en/98