Los zoológicos de Japón establecieron un plan para la concepción mediante inseminación artificial de animales pertenecientes a especies en peligro de extinción.
Todos los nacimientos de animales en el zoológico de Hiroshima causan cierta conmoción, pero el último recibió más atención de lo normal.
El chimpancé que nació a fines de agosto y que el zoológico presentó al público con orgullo tiene dos rasgos singulares: es huérfano y producto de inseminación artificial.
Su madre, que falleció poco después de dar a luz, fue inseminada con esperma de un chimpancé macho que murió por problemas cardíacos en octubre del año pasado y cuyo semen se conservó congelado.
Si los planes trazados actualmente se concretan, cada vez más zoológicos japoneses obtendrán de esa manera animales que están en la lista de especies en peligro de extinción.
Japón instrumentó costosos programas de concepción artificial en las últimas dos décadas, pero el método tiene ahora un nuevo empuje a la luz del Plan de Reserva Zoológica.
Los zoológicos japoneses elaboraron este plan en conjunto con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con sede en Suiza.
"Cuando una especie está en peligro de extinción en su hábitat natural, los zoológicos deben contar, en lo posible, con animales concebidos en cautiverio", según el plan difundido por el Grupo Zoológico de la Municipalidad de Tokio.
De acuerdo con el documento, entre 15 y 20 por ciento de la fauna del planeta (entre 50.000 y 100.000 especies) se extinguirá en sólo dos años.
La base de la selección de la reserva zoológica serán 50 especies que actualmente se crían en los zoológicos y están incluidas en los apéndices I y II de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora en Peligro de Extinción (CITES).
"La concepción artificial es en los zoológicos japoneses parte vital de los planes de conservación de poblaciones de fauna en rápida reducción. Pero creemos que los animales así concebidos deben devolverse a la naturaleza", explicó Masaki Ito, editor de la revista del Zoológico Ueno, el más grande y antiguo del país.
Los zoólogos destacaron que no recurrieron de inmediato a la inseminación artificial. Los padres del chimpancé recién nacido, por ejemplo, fueron mantenidos en la misma celda durante ocho años para alentar el apareamiento. Pero nada ocurrió.
La decisión de obtener el esperma del simio macho se tomó después de su muerte, que fue prematura.
Los chimpancés están en las listas de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El nuevo plan preocupa a algunos activistas de la protección de la fauna para quienes la mejor forma de conservar es proteger el hábitat en el que los animales pueden reproducirse libremente.
"No estamos contra los programas de concepción artificial, pero esa sólo debe ser una parte de la conservción de la fauna", sostuvo Eito Toyono, del Fondo Mundial para la Fauna (FMF).
"Lo principal debe ser conservar el hábitat natural, no sólo para proteger a las especies animales sino para mantener el equilibrio de la biodiversidad, que es tan importante para la propia humanidad", agregó Toyono.
El activista afirmó que la extinción de la fauna se debe en gran parte a la destrucción del ambiente. En ese sentido citó el caso de la cigüeña japonesa, cuya población fue casi diezmada por la caza y el uso de productos agrícolas químicos que destruyeron el hábitat natural de la especie.
"Se debe poner mucho más énfasis en la protección del ambiente", dijo Toyono. Aunque mediante la concepción artificial aumente la cantidad de animales, si no se protege su hábitat natural no habrá lugares adecuados en la naturaleza donde ellos puedan ser liberados, indicó.
Toyono agregó que el retorno a la naturaleza de animales concebidos artificialmente es un proceso costoso que puede llevar años, incluso décadas. Y, aun así, tales proyectos no siempre tienen éxito.
La historia de la grulla japonesa, el símbolo del país, es un ejemplo del fracaso de programas de este tipo. La última grulla hembra murió el año pasado a pesar de los heroicos esfuerzos del gobierno para concebir a esas aves artificialmente.
Tokio pidió prestado un ave similar, el "toki", a China, para usarlo en su programa de concepción de la grulla, y pagó a Beijing una suma que no se dio a conocer por el préstamo.
Los zoológicos japoneses también están llevando a cabo un programa para concebir artificialmente pandas gigantes, pero aún no han tenido éxito. Fuentes cercanas a esos programas dijeron que China le cobra a Japón siete millones de dólares por año por cada panda que le presta.
Los zoólogos de Japón tuvieron más éxito con la concepción artificial de cigüeñas japonesas, aunque les llevó más de dos décadas acertar con el proceso.
Los esfuerzos comenzaron en 1965, tras la extinción de las cigüeñas en el norte. Los gobiernos central y local apoyaron un programa de concepción artificial de esta ave de plumaje blanco tras recibir seis ejemplares donados por Rusia y China.
En 1989, finalmente nacieron 10 pichones. Hoy Japón cuenta con un total de 49 cigüeñas.
En mayo comenzó el programa para regresar a esas cigüeñas a la naturaleza, y para ello se construyó una base en la zona este del país, a un costo de 35 millones de dólares.
Los conservacionistas dicen que el alto costo de estos programas impide que sean realizados por países en desarrollo que están perdiendo su fauna con rapidez.
"Esperemos que en el futuro no se llegue al extremo de que ciertos animales solo puedan ser observados en los zoológicos de los países ricos", afirmó Toyono. (FIN/IPS/tra-en/sk/di mj/en/98