El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no reaccionaron ante el pedido del primer ministro británico Tony Blair y de otros gobernantes de reestructurar las instituciones multilaterales para enfrentar la crisis financiera mundial.
"Hay muchas ideas que se proponen estos días y todas serán atendidas en las próximas reuniones" de los directores del Banco Mundial y del FMI, que se celebrarán el mes próximo en Washington, dijo a IPS un portavoz del Banco Mundial. Esa institución no se pronunció sobre las propuestas de cambio.
El FMI tampoco tuvo nada que expresar, pero una fuente señaló que Blair, al señalar a los gobernantes del mundo la necesidad de la reforma del sistema financiero internacional, se limitó a reiterar propuestas existentes.
Entre las propuestas manejadas se incluyen las del Grupo de los 22 principales países industriales y en desarrollo. "Nadie propone nada arriesgado, pues nadie está dispuesto a tomar medidas arriesgadas", dijo otra fuente.
Blair, que habló en la bolsa de valores de Nueva York, instó a revisar en los próximos 12 meses el sistema de Bretton Woods, que dio nacimiento hace 54 años al FMI y al Banco Mundial.
La actual crisis económica demostró que las principales instituciones del sistema de Bretton Woods no están preparadas para un mundo dominado por grandes mercados de capitales privados, dijo Blair.
"Debemos comprometernos a construir un nuevo Bretton Woods para el próximo milenio", exhortó el primer ministro, que es el presidente de turno del Grupo de los Siete (G-7) principales países industrializados, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
Blair propuso cinco medidas prioritarias: mayor transparencia del sistema financiero mundial, mejor supervisión y regulación, respuestas más rápidas de la comunidad internacional a las crisis de liquidez, mejor administración de los movimientos de capital y mayor apertura del FMI.
"La cuarta parte de la economía mundial está en recesión y muchos países de América Latina y Asia se enfrentan a la presión de los mercados financieros", advirtió.
Como reacción ante la crisis, los países "recortaron el gasto interno y su déficit comercial, en muchos casos en forma abrupta, aunque algunos optaron por paliativos de corto plazo", declaró Blair.
El terremoto financiero amenaza con "socavar los esfuerzos de los países que aplican políticas sólidas y reformas estructurales de largo alcance", advirtió.
"A corto plazo resulta crucial que los mercados emergentes y los países en desarrollo sigan adelante con las reformas", aconsejó Blair.
El avance de la crisis no debe entenderse como el fracaso de las regulaciones, "sino que en una economía mundial, con enormes flujos de capital, la ausencia de esas medidas de ordenamiento puede tener efecto devastador", agregó.
Blair exigió "rápidas y fuertes medidas fiscales para impulsar la demanda interna" en Japón y pidió a los demás miembros del G-7 que aseguren el crecimiento económico sostenido y "rechacen las presiones proteccionistas".
El marco económico adecuado debe incluir políticas monetarias para contener la inflación, políticas fiscales y reformas estructurales para mejorar la oferta económica, sistemas impositivos funcionales y sólidas redes bancarias, según dijo.
Así mismo, el FMI debe otorgar apoyo de corto plazo a los países en crisis, pero sólo a cambio de las reformas señaladas.
"El propio FMI podría haber escrito esa parte del discurso" de Blair, observó Soren Ambrose, analista de la organización no gubernamental estadounidense Red 50 Años Bastan.
El enfoque de Blair es "coherente con la tendencia general de culpar por la crisis a los países en recesión", comentó Doug Henwood, editor de la publicación Left Business Observer y autor del libro "Wall Street".
Los gobernantes del Norte industrial "sólo se justifican y tratan de quitarle la culpa a los mercados de capital", sobre todo al destacar la cuestión de la transparencia, dijo Henwood a IPS.
"No puedo creer que quienes inyectaron dinero en el sudeste de Asia, Rusia y América Latina no conocieran la corrupción (en esos países) o no pudieran investigarla", expresó. Los riesgos financieros de Tailandia y la extensión de la corrupción en Indonesia eran bien conocidos, aseguró.
"No podemos recurrir al ámbito público como fuente de mayor estabilidad. También debemos exigirl más a los propios mercados financieros", dijo Catherine Mann, del Instituto de Economía Internacional.
Además de mejorar regulaciones y contabilidad, los mercados privados pueden desarrollar sus propios mecanismos de seguridad para minimizar los riesgos de la huida de capitales y el efecto de contagio de la crisis. "Los prestamistas asegurados no abandonarán a los prestatarios asegurados", comentó Mann.
Funcionarios del FMI y el Banco Mundial argumentaron que la revisión de esos organismos multilaterales en medio de la crisis sólo aumentará la confusión y debilitará la confianza en un momento delicado para los mercados internacionales.
Las instituciones comerciales de crédito fueron criticados por alimentar las llamas del contagio de la crisis en Rusia y América Latina en los últimos meses, pero el FMI y el Departamento del Tesoro estadounidense deben compartir la culpa por ahuyentar a los inversores de Asia, opinaron algunos analistas.
"Al presentar a los deudores como los villanos de la historia, Washington agravó la salida de capitales de los países prestatarios", señaló Jeffrey Sachs, director del Instituto de Desarrollo Internacional, de Harvard.
Al responsabilizar de los problemas en curso a los países en crisis, la comunidad internacional vulnera la confianza general, aún más que cuando los capitales comenzaron a salir de Asia en el segundo semestre de 1997", dijo Sachs.
Sachs, quien debido a la crisis rusa pidió la renuncia del director gerente del FMI, Michel Camdessus, fue criticado por la "terapia de choque" privatizadora que recomendó a Moscú inmediatamente después del colapso de la Unión Soviética.
El canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia declaró el lunes ante la Asamblea General de la ONU que, "a pesar de la innegable naturaleza internacional del fenómeno (de la crisis), los gobiernos y las sociedades no confían plenamente en las organizaciones existentes como fuente de apoyo o guía, y ni para interpretar el problema". (FIN/IPS/tra-en/aa/aq/if/98