FINANZAS: Globalización sembró vulnerabilidades

La globalización financiera multiplicó vulnerabilidades, o las está desnudando crudamente, a juzgar por la sucesión y propagación de las crisis desde el año pasado en los distintos países que las sufrieron.

Las tormentas ya destruyeron varios mitos de solidez económica, empezando por los tigres asiáticos, pasando por Chile y alcanzando una potencia intermedia como Brasil. Las razones son variadas, lo que indica que no hay fortalezas sin brechas.

De nada sirvieron el reconocimiento por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y autoridades internacionales de que América Latina avanzó mucho en las reformas económicas correctas y es muy distinta de Asia o Rusia.

"Los mercados son injustos", escribió hoy el economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, en el diario Folha de Sao Paulo. Stiglitz destacó que no se justifican los daños impuestos a América Latina tras las "reformas profundas" y la disciplina macroeconómica de la región.

Los problemas "vienen de afuera", pues "los fundamentos económicos de Brasil son sólidos", se quejó el presidente Fernando Henrique Cardoso, respaldado por declaraciones del vicedirector del FMI, Stanley Fischer, el mismo jueves en que el país sufría una fuga de 1.800 millones de dólares.

Todos los gobiernos tratan de distinguir sus países de los que no soportaron ataques especulativos. "Brasil no es Rusia", decían las autoridades, el diario The Wall Street Journal y quienes creían sólida la mayor economía latinoamericana.

Ahora, muchos tratan de convencer el mercado de que "no son Brasil".

Una muralla defensiva de 70.000 millones de dólares en reservas, inversiones extranjeras de 20.000 millones de dólares este año e ingresos más altos aun de las privatizaciones no impidieron el terremoto que condenó el país por lo menos a una dura recesión económica en este y el próximo año.

En menos de un mes, el país perdió unos 20.000 millones de dólares de sus reservas, obligando el Banco Central a elevar su tasa de interés de 19 a 49,75 por ciento esta semana.

La tregua conseguida el viernes gracias a esa medida, con una recuperación en las bolsas y un alivio de la fuga de capitales, no aleja los riesgos de crisis cambiaria, coincidieron economistas reunidos en Río de Janeiro para discutir el destino de las economías globalizadas.

Una devaluación del real será inevitable, porque Brasil "depende del capital externo" más que los demás países latinoamericanos, según Armando Córdova, de la Academia de Ciencias Económicas de Venezuela.

El alza de las tasas de interés agravan el pecado original brasileño, un déficit público que llegó a 7,27 por ciento del producto interno bruto, acercándose a ocho por ciento, punto considerado de pérdida de control sobre la economía.

El torniquete aplicado para "estancar la hemorragia" también puede matar, si se aplica durante largo tiempo, sentenció Affonso Celso Pastore, ex presidente del Banco Central brasileño.

Esa debilidad abrió la brecha para el ataque, por más alarde que hicieran las autoridades en torno a mejoras en otros fundamentos de la economía. El déficit fiscal aumentó este año, desmintiendo promesas oficiales y agravando desconfianzas del mercado.

Pero la corrección macroeconómica en todas las cuentas tampoco parecen una defensa inexpugnable ante las turbulencias financieras.

Ser apuntado como ejemplo de consistencia para el mundo en desarrollo no impidieron que Chile cayera en dificultades. Este país amenaza con imponer barreras a las importaciones, ante un déficit comercial corrosivo y gran devaluación de su moneda.

La trampa, en su caso, fue un comercio intenso con Asia, región que absorbe un tercio de sus exportaciones, y la dependencia que su economía tiene con el cobre, cuyos precios se desplomaron junto con los demás productos básicos.

En el paseo mundial de la crisis, las virtudes se tornaron defectos y viceversa.

En Japón, la antes alabada propensión al ahorro de su población se convirtió en veneno, prolongando una recesión económica que muchos consideran la raíz de las actuales turbulencias en todo el mundo.

En Brasil, al revés, es la baja capacidad de ahorro interno el problema a corregir para sacar el país de la dependencia de capitales externos, insostenible ahora ante la escasa liquidez internacional provocada por la crisis. (FIN/IPS/mo/mj/if/98

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