FINANZAS: Capitales mueven un día lo que comercio en cuatro meses

Las transferencias de capital mueven en un día 1,3 billones de dólares, un monto que el comercio mundial de bienes y servicios tarda un cuatrimestre en sumar y que da idea de la supremacía de la economía virtual sobre la real, indicó hoy en Venezuela el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

Carlos Moneta, secretario permanente del SELA, explicó que expertos regionales, japoneses y estadounidenses junto con funcionarios de los 28 países miembros del organismo, concluyeron en una serie de encuentros en los últimos 15 días que solo una acción mundial corregirá los impactos de este dislocamiento.

El SELA auspició dos encuentros en Lima y uno en Buenos Aires para reflexionar sobre la situación financiera mundial y el impacto para América Latina y el Caribe de la crisis originada en Asia en julio de 1997 y la estallada en Rusia en agosto.

Moneta dijo en rueda de prensa en la sede del SELA que aún cuesta absorber el significado del explosivo crecimiento de los mercados de capitales dentro de un sistema financiero, que es el que más avanzó en su globalización.

Los mercados de capital crecieron 12 veces entre 1990 y mediados de la década, lo que hace que cualquier movimiento negativo en ese ámbito impacte la llamada economía real, en buena parte por las características de sus billonarios volúmenes.

Moneta, de nacionalidad argentina, dijo que otro elemento que caracteriza los mercados de capitales es su concentración. Alrededor de 91 por ciento de las reservas mundiales de capital están en manos de 22 países del Norte industrial y 18 del Sur en desarrollo.

Además la estructura de un sistema financiero desbordado por los cambios no contribuye a generar una distribución del capital y de la liquidez responda a las necesidades globales, en parte por la concentración y en parte por el incumplido papel regulador de los organismos financieros multilaterales.

Eso se agrava por el acceso desigual al capital. Los países industrializados tienen un acceso priviligiado al crédito y canastas de monedas importantes, lo que genera una asimetría.

El resultado es que tener economías sanas, como buscaron a altos costos sociales los países latinomericanos desde la crisis de los 80 y, más aún, tras la crisis estallada en México a fines de 1994, es una condición necesaria, pero no suficiente para evitar ser golpeado por las recurrentes crisis en los mercados.

"Los mercados financieros están en gran capacidad de modificar las políticas nacionales", comentó Moneta, quien explicó que otra conclusión de las reflexiones colectivas es que este elemento pone en el debate el pensamiento dominante de la apertura al máximo al que se ciñe la región.

Los logros macroeconómicos de esas políticas, "alcanzados con grandes costos sociales y después de años de esfuerzos, se pierden en mesas, semanas o días" por variables sobre las que no tienen control, explicó el funcionario regional.

Arguyó que "se ha producido una transferencia del poder de los gobiernos nacionales a los mercados financieros y eso erosiona su capacidad de respuesta y dificulta las políticas nacionales de desarrollo".

Otro elemento de la nueva realidad es que los gobiernos no son más los responsables de las crisis, aunque ese análisis domine aún en el mundo industrializado. Moneta citó que en Asia los que recibieron los créditos fueron los sectores privados y que hay una nueva "corresponsabilidad" que no se quiere admitir.

El paradigma de que el mercado es el sistema más eficiente para asignar recursos quedó en entredicho, según Moneta, lo que suma razones para que se le pongan reglas destinadas a una mayor transparencia, equidad y participación de todos sus actores.

El sistema actual está conformado por lo que Moneta calificó de especie de Consejo de Seguridad Económico, constituido por el Grupo de los Siete países más industrializados, al que se suman los organismos financieros multilaterales y nuevos actores.

Esos nuevos actores tienen un peso determinante y no están controlados por el sistema financiero. Entre ellos citó a los bancos de inversión y la transnacionalizada banca privada, junto con las agencias calificadoras de riesgo.

También mencionó a los fondos de pensiones, que con sus billonarios volumenes determinan la suerte de los mercados de capital de cualquier país, a lo que se suman las compañías de seguros, el mercado de adquisiciones y fusiones.

"En cambio, no encontramos ninguna participación de los países en desarrollo", explicó, para indicar que el foro que podría aglutinar a todos, como la Organización de las Naciones Unidas, ha sido seriamente limitado para abordar lo económico.

Estas condiciones han dejado de afectar sólo al mundo en desarrollo para dañar directamente economías del Norte industrial y crear vendavales globales, por hechos como las asimetrías, el llamado efecto contagio y la falta de conocimiento y manejo diferenciado de los mercados emergentes.

La artificial vinculación que se hizo entre la crisis de Rusia y América Latina fue un ejemplo de ese fenómeno, comentó Moneta. "Pese a que estaba en mejores condiciones que en 1994 y 1995, la región fue vapuleada por lo que sucedía en un país con el que no tiene vínculos objetivos para un contagio", explicó.

En tanto, los que nunca pierden son los inversores, porque todo el sistema está estructurado para defenderlos, acotó.

Moneta indicó que de la ronda de reuniones se reafirmó que lo que está en crisis es el sistema financiero internacional y "con la prudencia necesaria hay que acometer su restructuración", para lo que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y otras figuras ya han avanzado algunas ideas.

Mientras eso no suceda, argumentó Moneta, los ataques especulativos serán cada vez peores, de impacto más extendido y más frecuentes, porque la crisis "desbordó totalmente al sistema financiero" y los nuevos actores no tienen ningún control.

El secretario del SELA no quisó detallar como debería producirse esa reforma, pero recurrió a un simil cercano de estos días en las costas americanas. Los capitales tienen efectos ahora como los ciclones o huracanes, comentó, y la humanidad aprendió a prevenirlos, enfrentarlos cuando pasan y limitar sus daños. (FIN/IPS/eg/mj/if/98

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