Si Miami figura hoy como una plataforma ideal para el comercio y las relaciones de los países de América Latina con Estados Unidos, se lo debe tanto a su posición geográfica como a la diversidad cultural que la caracteriza.
Más de 2,04 millones de personas residen en los municipios y barrios del área metropolitana que conforman el condado Miami- Dade, un verdadero crisol de razas y culturas con predominio de población hispana.
Los hispanos de Miami constituyen casi 60 por ciento de sus residentes. Si se toma en consideración todo el sur del estado de Florida, añadiendo al vecino condado de Broward, la cifra de hispanos alcanza 1,4 millones, según la firma Strategy Research Corporation.
"Somos no sólo una sociedad realmente bilingüe y multicultural, sino el principio de un nuevo prototipo de ciudad para el siglo XXI", afirmó Alberto Ibarguen, director del periódico The Miami Herald.
Aunque los inmigrantes cubanos son mayoría en la región -más de 600.000-, Miami se convierte aceleradamente en una metrópoli latina donde conviven también grandes comunidades de nicaragüenses, brasileños, colombianos, puertoriqueños y haitianos.
Entre otros grupos de notable presencia en la ultima década se destacan además hondureños, dominicanos, mexicanos, venezolanos, peruanos y jamaicanos.
"Es admirable la capacidad de Miami para asimilar inmigrantes de todas partes y posibilitar que cada grupo tenga espacio para sus costumbres y expresiones culturales", comentó Alejandro Ríos, especialista en relaciones públicas del Miami-Dade Community College.
La situación de los hispanos en el sur de la Florida parece atípica en el panorama social de Estados Unidos.
La Oficina Nacional del Censo pronostica que en el año 2000 los hispanos serán 30 millones y que hacia el 2020 se convertirán en el mayor grupo minoritario de Estados Unidos.
Pero un reciente informe de la junta asesora presidencial de Estados Unidos asegura que los hispanos constituyen el grupo étnico más afectado en el país por las diferencias y la discriminación raciales.
"Las persistentes barreras para integrarse totalmente a la sociedad estadounidense existen en materia de educación, empleo, oportunidades económicas, justicia y cuidado de la salud", resaltó el estudio "Una América en el siglo XXI: Forjando un nuevo futuro", presentado en Washington a mediados de este mes.
Sin embargo, el sociólogo Lisandro Perez, profesor de la Universidad Internacional de la Florida, considera que mientras en California y otros estados la población hispana busca trabajo en el mercado laboral secundario, en el área de Miami "la imagen del hispano es diferente".
"Los inmigrantes brasileños que vienen a Miami son de clase media alta hacia arriba y traen riquezas, tanto monetaria como intelectual a la comunidad", dijo el empresario Fernando Calvalho, gerente financiero de la compañía Hewlett-Packard Latin America.
El movimiento masivo de brasileños hacia la Florida comenzó en la decada de los 80. En la actualidad conforman en Miami una comunidad cercana a las 200.000 personas.
"A muchos les gusta decir que nosotros no tenemos aquí una comunidad, sino una sociedad brasileña", agregó Luis Fernando Benedini, cónsul de Brasil en Miami.
Benedini señaló que sus compatriotas "vienen en busca de oportunidades, sobre todo económicas".
Ríos consideró que el liderazgo económico alcanzado por los cubanos ha transformado el sur de la Florida en una de las comunidades minoritarias más confortables para los hispanos en todo el país.
Estadísticas oficiales indican que el producto interno bruto por habitante de Miami-Dade ascendió hasta 20,014 dólares durante los últimos 10 años.
En la lista de las 500 empresas hispanas más exitosas del país durante 1997, la revista Hispanic Business seleccionó a cuatro compañías de Miami entre las 10 primeras.
Diariamente desde el aeropuerto internacional de Miami -el séptimo con mayor circulación en el mundo- se trasladan 8.150 pasajeros y se exportan 62 millones de dólares en mercancías, de los cuales 85 por ciento tiene por destino América Latina y el Caribe.
En contraste con esos índices de relativo florecimiento económico, la tasa de desempleo es de 6,8 por ciento, una de las más elevadas del país, como consecuencia del constante flujo migratorio hacia la región.
Por otra parte, Miami aparece en cuarto lugar entre las ciudades con mayor índice de delincuencia del país, de acuerdo con un informe de la FBI (Oficina Federal de Investigaciones) divulgado a mediados de este año.
En el escenario político suman ocho los alcaldes cubanoestadounidenses en ejercicio del cargo, entre ellos Alex Penelas, la máxima autoridad del condado Miami-Dade.
"El liderazgo del futuro va a estar en manos de los hispanos, principalmente de jóvenes que comiencen a surgir en la politica local", señaló Phil Hammersmith, consultor político de Miami.
Pero la celebrada diversidad cultural enfrenta serios desafíos cuando se trata de unificar y satisfacer intereses entre todos los grupos étnicos de la comunidad, integrada además por 24 por ciento de angloestadounidenses y 21 por ciento de afroestadounidenses.
Una encuesta conjunta de la cadena televisiva NBC y The Miami Herald arrojó que el sur de la Florida continúa siendo una región donde las ideas de igualdad racial y relaciones étnicas resultan irrealizables para la mayoría de sus habitantes.
Cerca de la mitad de los encuestados dijeron haber sido discriminados y dos terceras partes de ellos afirmaron haber sido testigos de discriminación.
Alex Stepik, director del Instituto de Inmigración y Etnia de la FIU, opinó que "la estructura social de Miami, con sus barrios relativamente segregados, aumenta el aislamiento étnico".
Una investigación de la Universidad de Miami concluida en 1997 reveló que la mayoría de los residentes negros del condado preferirían vivir en barrios mixtos, pero no lo hacen por no sentirse bienvenidos en áreas con predominio de hispanos y de angloestadounidenses. (FIN/IPS/tra-en/wc/ml/pr/98