La Organización de las Naciones Unidas (ONU) toma como ejemplo una convención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para detener la proliferación de armas livianas.
La última campaña mundial contra estos armamentos es promovida por el recién creado Departamento de Asuntos de Desarme y coincide con las propuestas de algunos países de la ONU de establecer una convención internacional.
Existe urgencia por "una acción mundial inmediata y efectiva" en materia de circulación de armas livianas, dijo Jayantha Dhanpala, subsecretario general de ONU y jefe del Departamento de Asuntos de Desarme.
Estas armas fueron o son las principales en los conflictos con participación de tropas irregulares en los que interviene la ONU, explicó.
Aunque no sea la causa de los conflictos, estas armas "contribuyen a exacerbarlos", dado que son fáciles de obtener y de mantener y porque pueden ser usadas mucho tiempo, lo cual, según Dhanapala, extiende la duración de la violencia, indicó Dhanapala.
Ya existen algunas iniciativas regionales de combate del comercio ilegal de armas, como la Convención Interamericana Contra la Fabricación y Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Explosivos y Otros Materiales Relacionados, adoptada por la OEA en 1997.
En total, 32 países miembros de la OEA firmaron la convención, pero solo dos (México y Belice) la ratificaron.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, citó la convención de la OEA como precedente y urgió a otros gobiernos a explorar posibilidades similares en sus respectivas regiones.
Japón expresó que la convención de OEA se concentra en una región, pero que la ONU, en cambio, debe atender el problema a nivel mundial.
Las armas livianas son aquellas creadas para uso personal, y abarcan pistolas, subametralladoras, rifles de asalto, granadas impulsadas por cohetes y bazucas antitanques y antiaéreas. Es el tipo de armamento más usado en los conflictos militares actuales.
Su abundancia, su bajo precio y el escaso entrenamiento necesario para operarlas alienta el uso de estas armas en las milicias informales.
Dhanapala señaló que entre uno y cuatro millones de personas fueron muertas o desplazadas por conflictos recientes en ciudades y poblaciones habitadas por civiles, en los que se usó mayormente armamento de este tipo.
Ejemplos de estas guerras son las de Ruanda, Angola, Bosnia- Herzegovina, Camboya, El Salvador, Chechenia, Georgia, Guatemala, Liberia, Mozambique, Nicaragua, Sierra Leona y Sri Lanka.
El embajador de Uganda en Naciones Unidas, Semakula Kiwanuka, observó que en el período posterior a la segunda guerra mundial la mayoria de los esfuerzos de control de armas se concentraron en armas de destrucción masiva, pero las livianas causaron 25 millones de muertes desde 1945.
"La atención debe entonces centrarse en el papel de las armas livianas en la precipitación y prolongación de los conflictos", dijo.
Kiwanuka instó a que la comunidad internacional, la ONU y las organizaciones regionales hallen una solución al problema de los miles de soldados de fortuna que circulan por Africa, listos a embarcarse en cualquier guerra a cambio de una paga.
"La disponibilidad de ese tipo de soldados y de armas livianas son causas principales de conflictos", afirmó.
El canciller de Holanda, Jozias Van Aartsen, dijo en la Asamblea General de ONU que estas armas se adquieren en general de manera ilegal y se acumulan fácilmente, por lo que "en muchos países representan una seria amenaza para la población y la seguridad y estabilidad nacional y regional".
Japón sugirió realizar una reunión de alto nivel de la comunidad internacional para tratar el problema de las armas livianas y para acordar una agenda de acción.
Mientras tanto, el Departamento de Asuntos de Desarme también promueve una campaña de toma de conciencia del público sobre las consecuencias de la proliferación y acumulación de armas livianas, y se prepara para asistir a países que intentan reducir el ingreso ilegal de armas a sus territorios.
Este año, Nigeria y Albania pidieron asistencia de ese tipo a la ONU. Se calcula que sOlo en Albania hubo 650.000 armas, 20.000 toneladas de explosivos y 1.500 milllones de balas y proyectiles a los que tuvieron acceso militares y civiles durante la crisis de 1997. (FIN/IPS/tra-en/td/di-mj/ip/98