El primer Anuario Estadístico de Cuba desde el inicio de la crisis económica que sufre este país socialista hace ocho años comenzó a circular, poniendo fin a lo que algunos expertos llaman el "apagón estadístico" de la década del 90.
Economistas y académicos se han quejado sistemáticamente en los últimos años de la ausencia casi total de fuentes estadísticas oficiales que les permitiera elaborar sus estimaciones sobre bases sólidas.
El Anuario Estadístico de Cuba 1996, editado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), abarca el período 1990-1996 y llena un vacío que los expertos trataron de mitigar recolectando declaraciones de funcionarios del gobierno e informes parlamentarios.
Este volumen es el primero de su tipo que aparece desde que la serie anual fuera interrumpida en 1989, año que marca el comienzo de la caída de casi 35 por ciento del producto interno bruto (PIB) entre 1990 y 1993.
Si a finales de la pasada década el anuario podía comprarse en cualquier librería de la isla por unos cinco pesos cubanos, la nueva edición se vende en una oficina estatal a 50 dólares estadounidenses.
En Cuba la tasa oficial del dólar establece la paridad uno a uno con el peso cubano, pero la divisa estadounidense se vende a 21 pesos en las casas de cambio abiertas por el gobierno. El salario medio en la isla es de unos 200 pesos mensuales.
El precio convierte el volumen en un objeto casi de lujo, pero eso no será un obstáculo para los expertos que, por lo general, acceden a los ejemplares que se entregan sin costo a centros de estudio e instituciones del Estado.
El anuario incluye 18 capítulos con datos geográficos, poblacionales, financieros, laborales, productivos, sobre los sectores de la educación, la salud, la cultura, la ciencia y el deporte.
Los capítulos económicos y del sector externo concentran gran atención, pues desde 1993 la ONE empezó a editar el Anuario Demográfico de Cuba con los principales datos en la materia, como natalidad, mortalidad y migraciones.
Las estadísticas de los sectores socioculturales y de la salud pública también se han estado editando y distribuyendo a expertos y autoridades alrededor de la celebración del Día Mundial de Población, el 11 de junio de cada año.
De especial interés resulta ahora el cálculo del PIB total y por persona entre 1989 y 1996, teniendo en cuenta que hasta la pasada edición aparecía en su lugar el producto social global como se establecía para los miembros del ex bloque socialista.
Así, el nuevo anuario revela cifras de gran interés sobre los peores años de la crisis, pero también es el resultado de un proceso de reacomodo de los sistemas estadísticos a la necesidad cubana de insertarse en la economía mundial.
Según el anuario, el PIB en 1996 fue de 22.814,7 millones de pesos, por encima de los 19.229,9 millones calculados para 1989 a precios corrientes. El peor año fue 1994 con un descenso del PIB hasta 14.904,6 millones de pesos.
El PIB por persona, una cifra de muy difícil acceso en los últimos años, llegó a descender hasta 1.376 pesos en 1993 contra 1.827 en 1989 a precios corrientes. Para 1996 el PIB por persona se elevó a 2.071.
Aparece también la deuda externa de Cuba en moneda libremente convertible que alcanzó 10.464,5 millones de pesos (igual en dólares) en 1996, sin contar los adeudos con antiguos países socialistas de Europa, incluida la disuelta Unión Soviética.
Expertos consultados por IPS estiman que, a pesar del alto valor de la aparición del Anuario Estadístico de Cuba 1996, un buen cúmulo de información estadística sigue sin salir a la luz, mientras en algunos sectores se da información solo fragmentada.
Un aporte importante para finalizar el "apagón estadístico" sería la publicación del informe anual del Banco Central de Cuba, que el pasado año sustituyó en sus funciones rectoras al Banco Nacional.
El informe financiero no circula en la isla desde los inicios de la década, aunque las autoridades lo han entregado a empresarios y entidades especializadas fuera de Cuba.
Observadores locales estiman que el grueso de esa información permanecerá oculta mientras el talón de Aquiles de la economía cubana siga siendo la difícil situación financiera externa. (FIN/IPS/da/mj/if/98