Un aumento de la demanda en Argentina y Brasil del ganado vacuno de Uruguay provocó dentro del país de origen una suba de su precio, así como cambios en los hábitos alimenticios al disminuir el consumo de carne roja.
Al aumentar la demanda de los países vecinos, los frigoríficos uruguayos deben competir en precio por el ganado con otros compradores. Por eso, el precio del kilogramo del ganado es 18 por ciento superior del de un año atrás, explicó a IPS Felipe Dálbora, del Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (Inac).
El precio que pagan por el producto Argentina, cuyos hacendados están privilegiando la producción de cereales y oleginosas, y el sur de Brasil, ante la imposibilidad de atender su mercado interno por la baja de las existencias de ganado vacuno, pasó a ser superior al de Uruguay.
Por esa razón, los productores ganaderos uruguayos comenzaron a vender a sus dos vecinos que, junto con Paraguay, conforman el Mercado Común del Sur (Mercosur).
La carne vacuna es una de las principales producciones de Uruguay, cuyas exportaciones en este rubro representaron el año pasado 16,65 por ciento de las ventas totales al exterior.
Para Daniel Beleratti, presidente de la Cámara de la Industria Frigorífica, tener que competir con los precios que se pagan en el exterior por el ganado "está destrozando a la industria".
Por esa razón, varios frigoríficos decidieron importar carne de otros mercados, en particular de Nueva Zelanda y Australia, sin pagar impuestos, con el compromiso de procesarla en Uruguay y luego exportarla.
Los precios de los grandes productores de Oceanía cayeron como consecuencia de la baja de la demanda de sus tradicionales compradores, los países asiáticos que desde junio de 1997 sufren una intensa crisis económica.
El kilogramo de ganado de esos países se vende a alrededor de 0,72 dólares, mientras en Uruguay el precio es de 0,94 y en Argentina de 1,10.
La carne vacuna, que representa 98 por ciento de las ventas de las carnicerías de Uruguay, ha sido históricamente el producto básico de la dieta de los 3,1 millones de habitantes de este país.
Con 64 kilos de carne vacuna por persona y por año, Uruguay se alterna con Argentina en la condición de primer consumidor de ese producto en todo el mundo.
El encarecimiento de la carne contribuyó a una progresiva caída de su consumo y fue un aporte al cambio en los hábitos alimenticios de los uruguayos, que ahora consumen más aves y pescado que en años anteriores, según la consultora agropecuaria Seragro.
A partir de 1991, la faena de aves aumentó hasta llegar actualmente a casi el doble de lo que entonces se producía, mientras que varias empresas instalaron puestos de venta de pollos asados en toda la ciudad.
En agosto la faena de bovinos cayó casi 20 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior. Según Seragro, si se mantiene la tendencia, cada uruguayo comerá este año seis kilos menos de carne roja.
De acuerdo con el Inac, la faena de bovinos del país en lo que va del año fue 6,4 por ciento inferior al año anterior, mientras la matanza de ovinos creció 12,3 por ciento.
Los médicos atribuyen al elevado consumo de carne roja la fuerte incidencia en Uruguay de accidentes circulatorios y de tumores malignos, primeras causas de muerte en el país, según el Ministerio de Salud Pública.
Sin embargo, los expertos también señalan que la carne vacuna en beneficiosa para la salud si se consume en cortes magros y sin grasa visible, tres veces por semana.
Este alimento aporta proteínas de alto valor nutritivo que ningún otro alimento tiene, además de ser una importante fuente de vitamina B y de varios de los minerales más importantes, como el hierro y el zinc.
Un corte de carne vacuna magra tiene 6,33 por ciento de grasa, pero el asado de tira, el corte de mayor consumo en Uruguay, tiene 37,4 por ciento de grasas saturadas, monoinsaturadas y polinsaturadas.
La mayoría de los uruguayos desconoce estos peligros, salvo que un médico se los haya advertido. Aun así, el culto a la carne asada prevalece.
Una encuesta oficial realizada en 1995 determinó que 32 por ciento de los alimentos que ingieren los uruguayos se constituye de grasas, cuando el nivel máximo libre de riesgos es de 25 por ciento. (FIN/IPS/rr/mj/if he/98