/BOLETIN-INTEGRACION/

América Central se prepara para adoptar un nuevo código aduanero común que, basado en la buena fe de los comerciantes y la admisión de declaraciones por correo electrónico, preparará el camino a un esperado aumento del flujo de productos.

El nuevo código, cuestionado por sindicalistas que prevén la intervención de empresas transnacionales en los procesos aduaneros, dotará a Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica de una legislación acorde con la actual tendencia latinoamericana.

"Es un asunto vital para la integración, pues las normas regionales vigentes están obsoletas y cada país se ha dedicado a aprobar leyes nacionales que contradicen la normativa vigente", explicó Juan Carlos Barahona, experto del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible.

Los presidentes centroamericanos encargaron la coordinación de la iniciativa a este Centro, perteneciente a la escuela de negocios INCAE.

El llamado Código Aduanero Uniforme Centroamericano III (Cauca III) da mayor responsabilidad a los importadores, a quienes permite hacer la declaración aduanera por medios electrónicos.

"La filosofía del modelo es el control a posteriori y la buena fe. Se deja que la mercancía fluya porque así lo exige la velocidad del comercio mundial", manifestó Barahona.

El Cauca III da a las aduanas la posibilidad de hacer un control más efectivo, pero después de que la mercancía entre al país en cuestión.

Barahona sostuvo que las importaciones de los países crecen mucho y que el Cauca anterior funcionaba como chaleco de fuerza, al exigir la revisación de toda la mercancía.

Las compras que la región hace al exterior aumentaron 33 por ciento en los últimos cuatro años y falta capacidad de control aduanero para este volumen.

Las importaciones centroamericanas, incluyendo a Panamá, aumentaron de 13.600 millones de dólares a 18.100 millones de dólares entre 1994 y 1998, según proyecciones de la consultora CEFSA.

Ante las limitaciones, casi todos los países del área han aprobado leyes para modernizar sus servicios, emulando los principios que ya desarrollaron Chile, Perú y México.

"La aduana moderna se basa en la autodeterminación del importador, la inspección selectiva y aleatoria, la transmisión electrónica, el control a posteriori y, por supuesto, el principio de buena fe", explicó Barahona.

Costa Rica, por ejemplo, tiene desde 1995 una nueva Ley General de Aduanas y ahora 90 por ciento de las importaciones se declaran electrónicamente.

El método probó ser efectivo en otros países del continente, pues permite al Estado hacer un mejor control.

"En Chile, antes encontrábamos dos o tres inconsistencias cada 10 o 15 revisiones. Ahora solo revisamos cinco y en cuatro de ellas encontramos deficiencias", dijo Marcelino Larcón, director del programa de modernización de la aduana de este país sudamericano.

Larcón participó en una reunión de directores de aduanas de América Central realizada del 25 al 28 de agosto en la sede del INCAE, en Alajuela, unos 20 kilómetros al noroeste de la capital costarricense.

"Centroamérica necesita un Cauca II para complementar la legislación aduanera, pero como un marco de referencia que permita a los países dictar su propia normativa", comentó Carlos Muñoz, viceministro de Hacienda y director de Aduanas de Costa Rica.

El código ya recibió el visto bueno de los directores y ahora espera la aprobación de los ministros responsables de la integración.

Sin embargo, algunos agentes aduaneros decidieron declararle la guerra al código, inquietos porque deja abierta la puerta para la contratación de compañías que verifiquen la veracidad de las declaraciones.

"Modificar las leyes actuales permitirá a transnacionales verificar los documentos de importación, la cantidad y calidad de las mercancías, la clasificación del arancel y la determinación del valor aduanero del producto", según Oscar Ramos, presidente de Confederación de Agentes de Aduana de la Cuenca del Caribe.

Según el sindicalista, sería mejor que los países unifiquen estos criterios de verificación y realicen la labor "en casa". La labor de una verificadora será clave para probar la "buena fe" de las declaraciones y evitar el fraude fiscal.

Tomás Ayala, coordinador del Proyecto de la Superintendencia de Administración Tributaria de Guatemala, dijo que 25 por ciento de las importaciones desde Estados Unidos están subdeclaradas.

Las aduanas centroamericanas arrastran todavía el esquema de alto control que favorecía el modelo de sustitución de importaciones, que dio vida al Mercado Común Centroamericano en los años 60.

Se prevé que el Mercado Común, que aún no pasa de ser una zona imperfecta de libre comercio pues excluye algunos productos agrícolas, llegue a ser una unión aduanera.

"Caminamos hacia una aduana común. Cuando todos los sistemas de los países sean electrónicos, el camino estará allanado", concluyó Barahona.

Los ministros responsables de la integración aún no tienen una fecha para discutir el nuevo código, pero según el ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica, debe estar aprobado a más tardar en diciembre de 1998. (FIN/IPS/am/mj/if/98

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