El primer ministro de Australia, John Howard, convocó a elecciones anticipadas para el 3 de octubre, ocho meses antes de lo previsto, en un momento de incertidumbre económica para este país.
En un esperado anuncio, Howard declaró el domingo que Australia tendrá elecciones generales en octubre para que los electores puedan decidir cómo se gobernará el país.
De esta manera, Howard pone en riesgo un período de gobierno que obtuvo cuando la alianza de los partidos Liberal y Nacional ganó por abrumadora mayoría los comicios de marzo de 1996.
Según los analistas, la noticia de las elecciones anticipadas se agregará al pesimismo reinante, con los mercados nerviosos por el descenso del dólar australiano, la drástica caída de Wall Street este lunes y la semana pasada, y la persistente crisis en el sudeste asiático.
La contracción de la demanda en mercados opulentos como Japón y Corea del Sur, así como la caída de los precios, harán que el crecimiento estimado del producto interno bruto australiano se reduzca a tres por ciento este año.
Los problemas económicos, incluso los provocados por las crisis rusa y asiática, impulsaron al dólar australiano a descender hasta los 58 centavos de dólar estadounidense en los últimos meses, su valor más bajo en los últimos doce años.
Un alto economista del banco Commonwealth, Michael Blythe, dijo que los mercados esperan los comicios con incertidumbre.
"Esta elección es distinta a elecciones anteriores porque las políticas de los dos principales partidos se encuentran más distanciadas de lo que estuvieron en los últimos cuatro comicios", dijo Blythe.
"También está el comodín de Una Nación que crea más incertidumbre", dijo Blythe, en referencia al partido racista liderado por Pauline Hanson que, en base a su posición contra la inmigración asiática y los derechos de los indígenas, obtuvo importantes avances electorales en los últimos meses.
Gran parte de la actual discusión política se concentra en las cuestiones económicas internas.
Los partidos proponen al pueblo dos paquetes impositivos, cada uno de ellos basados en la creencia de que el electorado está más dispuesto a votar sobre la base del interés personal de corto plazo que en los intereses nacionales de largo plazo.
El gobierno de coalición pretende incorporar un impuesto de valor agregado (IVA) con una importante reducción del impuesto a la renta para compensar. El opositor partido Laborista ofrece recortes impositivos a los sectores de medianos y bajos ingresos, sin aplicar IVA.
Este lunes, Howard y la dirigente laborista Kim Beazley procuraron defender sus méritos económicos.
"El ambiente económico mundial es dudoso y pienso que es el momento de que el pueblo decida si quiere que Kim Beazley y Gareth Evans (especialista de finanzas laborista ) estén en el poder en estos momentos de incertidumbre económica, o si quieren que vuelva el gobierno dirigido por mí que fortaleció las bases económicas de Australia", declaró el primer ministro.
"Howard no tiene un plan para una nación, tiene un plan para un impuesto, un impuesto que será como una carga muerta en nuestra economía, en momentos de gran dificultad económica", respondió Beazley.
Pero el economista Chris Richardson, director de la firma Access Economics, dijo que la opción entre los dos paquetes impositivos no ofrece solución.
"El paquete impositivo laborista es más pequeño, menos costoso y más justo en términos sociales, pero menos eficiente en términos económicos. Por otra parte, el de la coalición gobernante es más grande, más impresionante, menos justo pero más eficaz", aseguró.
La opción laborista orienta los recortes impositivos a dónde son más necesarios, pero no mejora en gran medida el sistema impositivo. La propuesta de Howard intenta arreglar el sistema, pero sus beneficios se destinarán en gran medida a los ricos, según Richardson.
"Al avanzar poco en la verdadera reforma impositiva, ambas partes demostraron lo poco que les importa la crisis económica mundial", agregó.
El partido laborista debe cambiar la ecuación política para acceder al control del gobierno.
En la Cámara de Representantes, la coalición Liberal-Nacional ocupa 91 bancas, los laboristas 49 y los independientes, incluyendo a Hanson, ocho. El partido laborista necesita 27 bancas más para acceder al gobierno. ernar, necesitaría
Los analistas estiman que el partido Una Nación, que obtuvo 23 por ciento de los votos en las elecciones locales de junio en el estado de Queensland, tiene la posibilidad de ganar la suficiente cantidad de bancas para compartir el resto del poder con los sectores independientes.
Según un sondeo de opinión realizado por la compañía Morgan Bulletin tras las elecciones de Queensland, Hanson tuvo éxito al explotar el resentimiento existente en Australia, donde existe gran desconfianza con respecto a los partidos políticos tradicionales y los políticos de carrera.
Muchas de las personas que votan por Una Nación son desempleadas, según el sondeo de opinión, junto con un sector importante de obreros que son la base electoral del partido Laborista.
Ante la pregunta de por qué eligieron a Hanson, casi la mitad no mencionó las propuestas de Una Nación, pero 17 por ciento destacó sus esfuerzos para "proteger" a la mano de obra y las industrias australianas de la competencia extranjera.
La reputación internacional de Australia como tolerante sociedad multirracial estará en juego si Una Nación divide al voto conservador y recibe el apoyo de la coalición Liberal-Nacional, como ocurrió en junio en Queensland.
"En la política australiana existen fuerzas oscuras que intentan perjudicar seriamente el contrato social imperante en gran parte de este siglo y que hizo de Australia un país pacífico y próspero", comentó el lunes el diario The Age. (FIN/IPS/tra-en/si-aa/js/aq/ip/98