ALEMANIA: Schroeder llevaría a Europa más a la izquierda

Un triunfo del socialdemócrata Gerhard Schroeder, adversario del canciller (jefe de gobierno) Helmut Kohl en las elecciones de este domingo en Alemania, confirmaría una tendencia de Europa occidental hacia la izquierda.

Los socialistas o socialdemócratas encabezan hoy gobiernos en nueve de los 15 países integrantes de la Unión Europea (UE), y participan como aliados minoritarios de coaliciones gobernantes en Bélgica, Italia y Luxemburgo.

Alemania, reunificada hace ocho años, luego de 45 de división, tras la disolución de la comunista República Democrática Alemana, es la nación más grande de Europa con 82 millones de habitantes. La economía de este país es considerada la "locomotora" del continente.

Aunque la distancia entre los dos candidatos se estrechó en las últimos días, las últimas encuestas siguen dando como ganador a Schroeder con 41 o 42 por ciento de los votos, suficientes para derrotar a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Kohl, aliada con la Unión Socialcristiana de Bavaria (CSU).

La disputa de este domingo será muy fuerte. Los comicios legislativos estatales realizados el día 13 en Bavaria otorgaron una holgada victoria a la CSU, que concitó 52,9 por ciento de los votos, mientras el Partido Socialdemócrata (SPD) lograba menos de 30 por ciento.

Kohl confía en que logrará retener el gobierno con el respaldo de la coalición CDU-CSU, sumando los votos del Partido Libre Democrático (FDP) que encabeza el actual ministro de Relaciones Exteriores, Klaus Kinkel.

Pero el "optimismo profesional" de Kohl no es compartido por todos los parlamentarios de la CDU-CSU. El principal portavoz de la alianza en el legislativo, Wolfang Schaeuble, realizó gestiones discretas pero no ocultas tendientes a crear una "gran coalición" junto con el SPD.

La última vez que se produjo esa confluencia fue en 1966, cuando el legendario canciller de la posguerra y líder socialdemócrata Willy Brandt se convirtió en vicecanciller y ministro de Relaciones Exteriores del democristiano Kurt-Georg Kiesinger.

Kohl descartó hasta ahora la posibilidad de crear una gran coalición, pues considera que no resolverá los problemas sociales y económicos que enfrenta el país, agravados por las crisis de Rusia, del cual Alemania es el principal inversionista extranjero, y de los socios comerciales en Asia.

Schroeder, entretanto, procura formar una coalición de gobierno que incluya al Partido Verde como aliado minoritario, pero no descarta la idea de una alianza más amplia. Uno de sus propósitos es mantener al actual ministro de Defensa, Volker Ruehe, si se produjera una gran coalición liderada por el SPD.

El presidente del SPD, Oskar Lafontaine, dijo que el triunfo de su partido le daría un gran impulso a la consolidación de la socialdemocracia en Europa, y advirtió que este sector político deberá encontrar mecanismos para lidiar con los efectos políticos y económicos de la globalización en el continente.

"Necesitamos un código de conducta internacional para desarrollar una competencia libre y justa, encontrar soluciones pacíficas a los conflictos y combatir en forma conjunta las amenazas contra el ambiente", reza una declaración del SPD en materia de globalización.

"Queremos defender el modelo de socialdemocracia de la civilización europea mejorándolo y cooperando con otras regiones económicas del mundo con el fin de generar una sociedad mundial para el desarrollo y el ambiente", agrega.

La campaña de Schroeder se centró en temas económicos. Pero en la declaración del SPD se reafirma el compromiso "con la visión de Willy Brandt de un mundo con democracia y solidaridad" y con una política exterior orientada por el objetivo de la paz.

"La democracia y el respeto a los derechos humanos son la mejor forma de mantener la paz", destacó el SPD.

Los socialistas y socialdemócratas europeos tienen prevista una reunión continental a comienzos de octubre en Viena, y uno de los principales puntos a tratar será el de la globalización.

Lafontaine expresó en junio el respaldo del SPD a la propuesta de un "proyecto europeo" lanzada por el ex presidente de gobierno de España y vicepresidente de la Internacional Socialista, Felipe González, que propuso trascender el debate sobre los pros y los contras de la globalización.

La propuesta de González considera la necesidad de encontrar fórmulas para evitar que grandes sectores de la población sean marginados por el avance indudable de la globalización.

"Debemos demostrar que los gobiernos socialdemócratas marcan la diferencia", advirtió en junio el primer ministro de Portugal, Antonio Guterres.

González estuvo de acuerdo y pidió "una sana dosis de relativismo intelectual" con el fin de superar las políticas izquierdistas que en su opinión han sido como una religión, "con sus 10 mandamientos incluidos". (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/lc- mj/ip/98

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