Las huelgas que realizan decenas de miles de trabajadores en Sudáfrica podrían hacer tambalear la economía y aumentar la amenaza de una recesión, advirtieron analistas del sector.
A los 47.000 trabajadores del sector químico que realizan una huelga con el potencial de paralizar la entrega de combustibles se unieron el viernes 21.000 miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgicos (NUMSA), que involucra a la industria de los automóviles.
El 31 de julio fueron los 1.700 trabajadores ferroviarios los que decidieron paralizarse en demanda de mejoras salariales, pero no consiguieron destrabar las negociaciones con la gerencia.
Las huelgas "podrían estar dañando esta economía", advirtió el analista de Andrew Levy and Associates, Brian Allen, quien aseguró que "resulta difícil cuantificar las pérdidas" ocasionadas por estas protestas.
"Existe el derecho a huelga, forma parte de los procesos de negociación, pero también es un arma económica", puntualizó Allen.
La huelga de NUMSA es considerada fatal para la filial de VolksWagen en este país, que tiene pendiente el cumplimiento de una orden de compra de Gran Bretaña por 1.000 millones de dólares.
Hasta septiembre de 1997 se habían perdido 510.000 días de trabajo como consecuencia de los movimientos gremiales, y los analistas consideran que este año podría ser peor, en especial porque en los primeros seis meses ya se habían contabilizado 310.000 días perdidos.
La crisis económica de Sudáfrica, detonada por la devaluación del rand, no podrá revertirse en al menos un año, predijeron economistas locales, que corrigieron su meta de crecimiento económico a 0,8 por ciento, la mitad de lo que esperaban hasta abril.
Durante los últimos tres meses, el "indicador de confianza en la economía" bajó 8,8 por ciento. El economista de la Cámara de Empresas de Sudáfrica, Ben van Rensburg, destacó que ése es el reflejo de un clima de incertidumbre para el sector.
La confianza en la economía fue mermada, entre otras cosas, por las críticas a la estrategia macroeconómica del gobernante Congreso Nacional Africano y de sus aliados el Congreso de Sindicatos de Sudáfrica y el Partido Comunista.
Las tasas de interés aumentaron, los índices de la Bolsa de Johannesburgo van en descenso y el rand continúa debilitándose. El resultado es un pronóstico más negativo de la economía, una baja en el consumo y una inversión más riesgosa para los capitales internacionales.
Este escenario es tomado muy en cuenta cuando se evalúa el impacto de las huelgas.
Pero el Congreso de Sindicatos de Sudáfrica (Cosatu) advierte que son resultado del rechazo al sistema de ajuste salarial utilizado por la mayoría de los empleadores, quienes vinculan el sueldo a la inflación y la productividad. El verdadero desafío, dice este partido, es reducir la brecha heredada del apartheid.
Esa brecha "condena a los trabajadores negros y a los obreros de las fábricas a ganar salarios miserables", advirtió el subsecretario del Cosatu, Zwelinzima Vavi.
En algunos sectores de la economía, la diferencia de salarios es de 100 a uno entre quienes ganan más y menos. Cosatu dice que la brecha no debería superar la relación de ocho a uno.
Los miembros del sindicato de trabajadores químicos, que incluye a muchos empleados petroleros, demandan una semana laboral de 40 horas, un aumento de 10,5 por ciento en el salario en vez del ocho por ciento ofrecido, y seis meses de licencia materna, de los cuales cuatro deberían ser remunerados.
Los sindicatos argumentan que en los últimos años un gran número de trabajadores pasaron a convertirse en "asalariados pobres".
Sin embargo, la oposición considera las huelgas como una prueba de que llegó la hora de quitarle poder a los sindicatos.
"Sudáfrica ya tiene un salario mínimo que está por encima del promedio de las otras naciones en desarrollo, deseosas de atraer inversión extranjera", advirtió el portavoz del opositor Partido Nacional, Willie Fourie.
"Los inversionistas extranjeros no colocarán sus capitales en un país donde proliferan las demandas salariales injustas, donde las huelgas afectan la productividad, y donde siempre está presente la amenaza de daños a la propiedad y violencia", añadió. (FIN/IPS/tra-en/gm/pm/lc-ml/lb-if/98