El nuevo presidente de Paraguay, Raúl Cubas, pronosticó hoy al asumir el cargo que a este país le esperan "tiempos difíciles" por una situación económica "delicada", a la que atacará con un severo ajuste.
Cubas, un ingeniero de 54 años que estudió en Brasil, anunció un estudio del "impacto interno" de la integración al Mercado Común del Sur (Mercosur, bloque que Paraguay integra junto con Argentina, Brasil y Uruguay), "para solicitar compensaciones como país de menor desarrollo relativo".
Al mismo tiempo, reafirmó el Mercosur, pues el bloque ofrece "amplias oportunidades de mercado" y porque "no es cuestión de volver atrás" en el proceso de integración.
El nuevo mandatario paraguayo anunció, junto con un saneamiento financiero, obras de infraestructura, construcción de viviendas económicas, capitalización privada de empresas estatales y endurecimiento del combate contra el narcotráfico y la piratería.
Cubas, padre de dos hijas, se benefició de la millonaria herencia que le dejó su padre, hombre de confianza del ex dictador Alfredo Stroessner, la cual amplió con la participación de sus firmas en la construcción de la represa de Itaipú.
En el gobierno de su antecesor, Juan Carlos Wasmosy, fue secretario técnico de Planificación y efímero ministro de Hacienda, cargo al cual renunció por lealtad con su líder político, Lino Oviedo, removido del mando del Ejército en 1996, y hoy en prisión militar por el cargo de rebelión.
Cubas y Oviedo, quien no pudo ser candidato tras ser encarcelado, están enemistados con el actual presidente, Juan Carlos Wasmosy, aunque pertenecen a su mismo partido, el Colorado.
El nuevo presidente paraguayo prometió que en cinco años nadie "despedirá a un presidente que protegió delincuentes", una alusión a su antecesor, sobre quien pesan acusaciones de corrupción que amenazan con causar una tormenta judicial.
Wasmosy escuchaba desde la platea.
Pocos paraguayos tienen edad suficiente para recordar la última vez que, hace 70 años, un presidente civil en democracia entregó el cargo a otro civil, como este sábado, fin de un quinquenio político donde la democracia vivió en permanente zozobra.
Wasmosy, segundo mandatario constitucional desde el derrocamiento de la dictadura de Stroessner (1954-1989), dejó el bastón y la banda que simbolizan la jefatura del Estado en manos del presidente del Congreso, dado que Cubas, con quien está enemistado, se negó a recogerlos de sus manos.
A pesar del desplante, habría que retroceder hasta el 15 de agosto de 1928 para ver a un civil, José Guggiardi, recibiendo los símbolos de otro mandatario civil, Eligio Ayala. Solo ocho de 45 presidentes pudieron finalizar su mandato en Paraguay.
El príncipe Felipe, heredero de la corona de España, asistió al acto y fue el primero de los dignatarios extranjeros en llegar Asunción, el jueves.
El presidente Carlos Menem de Argentina fue el último en arribar la mañana del sábado de mañana. Le habían antecedido Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Hugo Banzer, de Bolivia, Eduardo Frei, de Chile, Jamil Mahuad, de Ecuador, Alberto Fujimori, de Perú, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay.
En su discurso de 13 minutos ante quienes fueron colegas hasta este sábado, Wasmosy destacó que "Paraguay dio paso a una nueva época luego de una transición pacificadora, seguida por una grave fragmentación y cuadro de disenso con inestabilidades internas".
El ex mandatario consideró que a la sociedad paraguaya "le faltó madurez" para consensuar un "proyecto común de país, que hiciera mucho mas sólidos los logros de la democracia".
Wasmosy argumentó que el período de gobierno de cinco años resulta corto para lograr sus objetivos, y lamentó no haber desarrollado su "programa de gobierno para dejar al país más próspero".
Tras considerar como su mayor éxito la entrega del gobierno a un presidente civil elegido, al cual deseó los mayores éxitos, pidió que perdonaran sus deficiencias.
Wasmosy fue hasta el frente del escenario, besó la banda presidencial y la entregó con el bastón de mando al presidente del Congreso.
Lo que no sabía la pléyade de autoridades que poblaba el auditorio del Banco Central era que Cubas, que miraba la ceremonia por televisión a dos cuadras, en casa de su hermano, partía hacia el lugar con otra banda y bastón, para no usar los mismos que había utilizado Wasmosy.
En la puerta del Banco Central le esperaban manifestantes oviedistas que quemaron un muñeco con la imagen del presidente saliente, quien en ese instante se abrazaba con sus ex pares del Mercosur.
Tras el juramento de rigor, Cubas pidió apoyo al pueblo paraguayo para salir de "este difícil momento económico", con apoyo de los países socios, pero aclaró que esperará hasta el lunes 17 a la noche para anunciar desde su despacho las medidas que tomará para combatir "la grave situación".
El mandatario adelantó que deberá tomar decisiones que no siempre recibirán "la aprobación de los ciudadanos", pero aseguró que serán las que crea más convenientes.
Cubas propuso una agenda que "recupere la credibilidad del pueblo en sus gobernantes" y que las cuestiones políticas no sean nunca más motivo de persecución, en alusión a la prisión que sufre Oviedo.
Infraestructura vial, programas habitacionales económicos, combate a la delincuencia (en especial contra el narcotráfico, la piratería y la violación de los derechos de propiedad intelectual) serán las prioridades de su programa de acción..
El presidente prometió proteger la propiedad y las inversiones, redefinir el papel del Estado para apoyar a la producción, salud, educación y seguridad.
Además, advirtió que ordenará una "rigurosa aplicación de las leyes contra quienes lucran con el dinero público" y "medidas ejemplificantes contra delincuentes del ámbito financiero".
La situación económica, social y moral del pais es delicada, admitió Cubas, quien pidió construir la nación sobre "tradicionales valores éticos", en el marco de una agenda que priorizará el saneamiento del sistema financiero.
Un asesor de Cubas confirmó a IPS que entre esas medidas figura la fusión de los bancos públicos, para respaldar la actividad agropecuaria e industrial y la construcción de viviendas.
En materia de privatizaciones, los privados "serán socios del Estado en la provisión de mejores servicios públicos" para racionalización de gastos públicos y en especial de "los gastos militares", afirmó el mandatario en su discurso.
"Nos esperan tiempos difíciles, que dependerán del esfuerzo de todos" para llegar a "un país con menos desigualdades que el que recibo", dijo Cubas. (FIN/IPS/cm/mj/ip if/98